Fue la revelación del Gremio de Renato Gaucho en la temporada 2017, su primera campaña con el primer equipo brasileño tras militar durante tres años en las categorías inferiores.
Con su elegancia, su precisión y su visión del campo llevó al Tri a lo más alto, convirtiéndose en el MVP de la final de la Copa Libertadores que conquistaron aquel 29 de noviembre del 2017 tras vencer a Lanús en La Fortaleza.
Para ese entonces, Arthur Melo ya se había ganado todas las miradas, no solo de los fanáticos del buen fútbol, sino también de los grandes clubes de Europa. Los medios del continente no dudaban a la hora de catalogarlo como “El nuevo Xavi”, y algunos se atrevieron hasta asegurar, por su estilo de juego, que era una combinación entre el actual técnico del Barcelona y Andrés Iniesta.
“Solo compararme con esos dos jugadores es fantástico. No escondo mi pasión por ellos, siempre los he admirado. Ambos son parecidos y no puedo decirte con cuál tengo más características en común. No soy ni Xavi ni Iniesta, soy Arthur”, afirmaba el brasileño siete meses después de consagrarse en Sudamérica y al firmar por el FC Barcelona (julio del 2018) como uno de los futbolistas que podía devolverle la magia a ese mediocampo (tras la salida de Xavi en 2015 a Qatar e Iniesta en 2018 al fútbol japonés).
Sin embargo, desde ese momento, Arthur nunca pudo volver a recuperar su mejor nivel y su estancia en Europa se convirtió en un calvario atravesado por lesiones, malos rendimientos y complicadas situaciones extradeportivas.
Pese a firmar hasta junio del 2024 por 31 millones de euros más 9 millones en variables, y tener una cláusula de rescisión de 400 millones de euros, el mediocampista tan solo disputó dos temporadas en el Camp Nou antes de marcharse por la puerta de atrás en una extraña transacción con la Juventus en pleno inicio de la pandemia por coronavirus.
Su primer año en el conjunto culé iba a ser sólo un espejismo. Si bien al mes de fichar fue titular en el once de Ernesto Valverde que levantó la Supercopa de España frente al Sevilla, las oportunidades que le daba el entrenador fueron de mayor a menor hasta ocupar un lugar en el banco de suplentes.
Una lesión en el tendón de la corva (en la parte posterior del muslo) y una pubalgia lo tuvieron a maltraer durante la mayor parte del 2019, cuando tan solo tuvo apariciones fugaces y en las que protagonizó diversos episodios extradeportivos. De 44 partidos disputados entre todas las competiciones, pasó a jugar sólo 28 y fue bajo el mando de Quique Setién, etapa en la que lo que sucedía fuera del campo imperó por sobre lo de adentro.
La prensa europea comenzó a hacerse eco de su vida personal y de algunos actos de rebeldía. Para finales del 2019, la cadena televisiva TV3 de Cataluña afirmaba que el jugador había ido a practicar snowboard mientras acusaba problemas de pubalgia que le impedían participar con normalidad en el equipo.
Para el 2020 la relación entre el brasileño y la dirigencia iba a empeorar. A pesar de que no fue de conocimiento público, el ex Gremio iba a entrar en un estado de rebeldía contra la institución, la cual atravesaba una de las peores crisis deportiva de la historia. Durante el primer semestre del año, Arthur desapareció del terreno de juego en medio de las especulaciones sobre su posible fichaje por la Juventus. “Desde el Barcelona aseguran que el jugador había pactado con la Juventus jugar lo menos posible en el Barça para minimizar riesgos de una posible lesión”, señalaba Mundo Deportivo.
En la misma línea, fuentes del club también aseguraron que inventó dolencias físicas para no participar de sus compromisos, como cuando acusó una nueva lesión en su tobillo que lo dejó con 61 días sin actividad entre marzo y mayo.
Finalmente, antes de abandonar Barcelona para recalar en Turín, el futbolista fue responsable de un accidente automovilístico en Cataluña y las pruebas arrojaron un positivo de alcoholemia por 0,55 miligramos/litro de aire expirado.
Desde Italia debió resolver los asuntos judiciales de ese episodio, ya que a finales de junio se confirmó la transacción que lo llevaría a la Juventus. El goiano llegaba a la Vecchia Signora a cambio de 72 millones de euros, mientras Pjanic aterrizaba en la ciudad condal a cambio de 60 millones en una maniobra económica en plena crisis financiera aumentada por las consecuencias del coronavirus.
Fue un nuevo comienzo para el mediocampista, que había abandonado el Barcelona fracasando deportivamente y con una imagen muy dañada. Sin embargo, tras firmar por cinco años, apenas estuvo dos temporadas en las que nuevamente volvió a decepcionar, producto de la poca adaptación al fútbol italiano y las constantes lesiones.
Durante su primer año disputó 50 partidos, marcó tan solo un gol ante el Bolonia y dio una sola asistencia en un duelo contra la Sampdoria antes de sufrir una calcificación entre la tibia y el peroné, problema que lo tenía a maltraer desde su última etapa en España y que con el correr del tiempo se fue intensificando.
Ya para la siguiente campaña, y después de estar más de tres meses parado para recuperarse de esa lesión, Arthur no presentaba mejoras futbolísticas. Eso, sumado a su nula relación con Massimiliano Allegri, que tomaba las riendas tras la salida de Pirlo, hicieron que acabara en la lista de préstamos.
Tras unas negociaciones frustradas con el Arsenal en el mercado de transferencias invernal, llegó al Liverpool en septiembre del 2022, el año más difícil de su carrera como él mismo lo aseguraba en sus redes sociales: “El año más duro de mi vida! Un año futbolístico complicado, con muchas lesiones, muchas críticas que tuve que escuchar en silencio (...) muchas noches sin dormir por el dolor físico, muchos días en el hospital”.
Su situación no iba a cambiar, en lo que va de la temporada jugó tan solo un partido antes de someterse a una nueva cirugía, esta vez por una distensión muscular del muslo. Para marzo de este año su fútbol estuvo al servicio de la reserva del Liverpool, comandada por Barry Lewtas, quien aseguraba que “es grandioso para nuestros chicos que alguien de su nivel esté dispuesto a jugar con nosotros y trabajando de la manera como lo hace”.
En esa línea, Klopp también daba su opinión: “Lo está haciendo muy bien, y está entrenando con todo”.
Esas palabras poco sirvieron de consuelo para el brasileño, ya que recientemente su representante Federico Pastorello confirmó que los Reds no activarán la opción de compra que estaba estipulada en 37,5 millones de euros, así como tampoco ampliarían su período a préstamo. “Ha tenido mala suerte con las lesiones, Arthur ya está de regreso pero creo que volverá a la Juventus en julio”, remarcó el agente.
Lo cierto es que con 26 años su futuro es una incógnita. Sobre todo después de conocer su relación con Allegri y las declaraciones de Pastorello cuando el brasileño todavía era jugador bianconeri: “Arthur fue elegido por otro entrenador en Juventus (Pirlo), y con Massimiliano Allegri está teniendo poco protagonismo. Tiene ganas de irse”, contó en 2021 a Tuttosport.
Ante su posible vuelta a partir de julio, y entendiendo esta situación, el periódico Gazzetta dello Sport, reveló que la Vecchia Signora tratará de buscarle equipo, preferentemente dentro de Europa. La Juve no buscaría sacar un gran rédito económico con su venta, pero sí liberar casi 7 millones de euros de espacio en el salario del plantel.
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