13 historias de Garry Kasparov en su cumpleaños sesenta

Para muchos se trató del mejor ajedrecista en el historial de este juego. Fue durante 20 años número uno del mundo y junto a Karpov protagonizaron la mayor rivalidad de un deporte. Cuál es su número favorito

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Garry Kimovich Kasparov
Garry Kimovich Kasparov

Su verdadero nombre

Hace 60 años, los sismógrafos de Bakú (capital de Azerbaiyán), acaso, como una señal de la naturaleza registraron un pequeño cismo, el 13 de abril de 1963; día del nacimiento de Harry Weinstein; hijo de Kim (ingeniero judío, especializado en Energías) y Clara Shagenovna (ingeniera armenia especializada en automatización). La temprana muerte de papá Kim, en 1971, obligó a Clara ser madre monoparental; sacrificó su carrera profesional y se dedicó con esmero a la educación de su único hijo, que tenía un don especial con el ajedrez. Se preparó para correr detrás de un porvenir: convertir al niño en campeón mundial.

Dado el antisemitismo reinante en las altas esferas del poder, Clara decidió cambiarle el nombre a su hijo por uno, con fonética rusa. Le adapto el apellido del abuelo materno y así, Harry Weinstein se convirtió en Garry Kimovich Kasparov.

El más joven de la historia y una frase inolvidable

El 9 de noviembre de 1985, la sala de concierto Tchaicovsky en Moscú, la sede de la serie final del campeonato mundial de ajedrez era un hervidero; los ruegos de silencio se pedían a gritos. Había dos bandos bien marcados: los de tez blanca y rubia, que respondían a Karpov, y los morochos, armenios y azerbaiyanos, que apoyaban a Kasparov. La lucha pactada a 24 partidas favorecía a Kasparov por 12 a 11, pero en el último juego Karpov llevaba las blancas. Ese día, la última partida se extendió casi cinco horas, hasta que Karpov extendió su mano en señal de abandono. Garry Kasparov levantó sus dos brazos en alto y una explosión de júbilo lo acompañó mientras se retiraba del escenario. Había triunfado por 13 a 11; se había convertido, a los 22 años, en el campeón mundial más joven del historial del ajedrez.

En la ceremonia de cierre, con la corona de laureles sobre sus hombros, Rhona Petrosian, viuda del maestro armenio, se acercó a Kasparov y le susurró: “Lo siento por ti, Garry. El día más feliz de tu vida ya se acabó”. Durante años Kasparov recordó esa frase y la utilizó como motor de sus nuevos emprendimientos.

El asistente

Michael “Mig” Greengar nacido en 1969 en San Francisco (California, EE.UU.) es periodista y escritor de ajedrez; en 1998 conoció a Kasparov en Buenos Aires. En su juventud estudió Ciencias de la computación y literatura. Más tarde se trasladó a México y enseño inglés en la Universidad de Guadalajara. Entre 1994 y 1998 vivió en Buenos Aires; jugaba al ajedrez en el Club Argentino, en fútbol simpatizaba con Racing Club y escribía artículos (Mig on Chess) para la web de la revista Week In Chess. En 1998, en la 3ª visita que el ex campeón mundial hizo al país se conocieron y coincidieron en el potencial del ajedrez en internet. Al año siguiente fue invitado al lanzamiento del sitio Kasparov Chess Online; allí fue vicepresidente y editor de contenidos. En 2003, “Mig” pasó a trabajar junto a Kasparov por tiempo completo. Se desempeño como asistente, secretario, asesor, escritor de discursos y vocero. Lo acompañó como coautor de los libros: “Cómo la vida imita al ajedrez” y “Pensamiento Profundo”. Actualmente vive en Brooklyn y en su cuenta en twitter @chessninja escribe sobre Rusia, los derechos humanos y el ajedrez.

 Se convirtió a los
Se convirtió a los 22 años en el campeón mundial más joven del historial del ajedrez

Con Pep Guardiola

En 2012, el catalán “Pep” Guardiola -actual DT del Manchester City- puso un freno a su carrera deportiva; tras cuatro años de abrazos con la gloria en el Club Barcelona -conquistó 14 títulos-, se marchó junto a su familia a Nueva York. Mientras se replanteaba cómo seguiría su vida y cómo volvería a encontrar nuevos desafíos en su carrera, el destino le tenía reservada una jugada: una charla con Garry Kasparov.

El economista y publicista norteamericano de origen español, Xavier Sala i Martín, amigo en común, actuó de “Celestina”; la admiración y el respeto mutuo fortaleció el encuentro. A Pep le inquietaba conocer la fórmula del éxito con la que Kasparov fue N°1 del ajedrez durante más de 20 años, aunque no podía comprender por qué ahora él era incapaz de vencer al nuevo N°1, el noruego Magnus Carlsen, de 22 años.

“Tengo las capacidades para ganarle pero es imposible”, la respuesta no satisfizo a Pep; no era lo que imaginaba. Sentía que Kasparov hablaba de un desgaste, quizás el mismo que él había sufrido y que lo alejó del equipo de Messi. ¿Será la falta de concentración?, se preguntó. Y siguió con el interrogante. ¿Por qué a un ajedrecista legendario le parece imposible batir a un joven rival?

Hubo un segundo encuentro al que se sumaron las esposas de ambos, aquella charla tal vez pudo ser eterna; el orgullo de Kasparov nunca se lo hubiera permitido de decirlo abiertamente, por eso la respuesta salió de los labios de Dasha. Ella le contó: “Pep, si fuese una sola partida y durase solo dos horas, Garry podría vencer a Carlsen. Pero no es así; las partidas duran cinco o seis horas y el cerebro de Garry ya no está para pasar por el sufrimiento de estar calculando cientos de variantes sin descanso. Carlsen es joven y no es consciente del desgaste que realiza; Garry sí, ya lo experimento y no quiere repetirlo. Uno lograría estar concentrado dos horas y el otro, cinco. Por eso es imposible que Garry le gane hoy a Carlsen”.

En el abrazo final de la despedida Kasparov le entregó la llave del misterio: “ya en 1986 cuando derroté a Karpov supe que el tiempo sería el rival que me vencería”.

El N°13 ¿suerte o adversidad?

Joe Nickell, investigador norteamericano de fenómenos paranormales dice que el N°12 representa a menudo la integridad: el número de meses del año, los dioses del Olimpo, los signos del zodíaco, los apóstoles de Jesús, etc. Por el contrario, el 13 está asociado con algunos atributos negativos. Acaso, por superstición en la fórmula 1 los autos no llevan ese número, en hoteles y edificios algunos ascensores no indican ese piso, y hay más ejemplos. Pero para Kasparov se trata de un número de suerte. Consultado por el por qué, el ex campeón del mundo contó: “Nací un día 13, del año 1963 que es múltiplo de 13. Fui el decimotercer campeón mundial en el historial del ajedrez y me consagré venciendo a Karpov por 13 a 11″. La cábala también lo acompaño en sus participaciones en el Magistral Ciudad de Linares; Garry tenía reservada la habitación N°13 del Hotel Aníbal. Tras su retiro el cuarto permaneció cerrado.

Kasparov y su esposa
Kasparov y su esposa

Piquete argentino

Entre el 12 y 30 de noviembre de 1988 se disputó la 28ª Olimpíada de ajedrez en los salones de la Feria Internacional de Tesalónica (Grecia). Los equipos argentinos de varones y mujeres viajaron a los tropezones a la cita mundial; por incapacidad de sus dirigentes el equipo femenino no recibió viático alguno por la participación. Por eso, el maestro Daniel Cámpora capitán del equipo decidió que en la 3ª rueda, día del enfrentamiento contra la poderosa URSS, la Argentina haría una protesta pública; se aseguraba que el reclamo sería visto por los ojos de la prensa internacional. Argentina formó con Cámpora, Oscar Panno, Gerardo Barbero y Jorge Rubinetti y sus rivales fueron Kasparov, Karpov, Beliavsky y Ehlvest. Cuando Kasparov efectuó su jugada 1.c4, Cámpora se levantó de su silla y permaneció de pie sin efectuar respuesta alguna. La escena duró unos minutos, la cara de asombro de Kasparov y el resto del equipo soviético fueron la mejor postal para los fotógrafos. A continuación, Cámpora le dijo a Garry que aquello era una medida de protesta para que tuviera eco en la prensa. Le extendió la mano y comenzó la partida. Kasparov ni el equipo de la URSS tuvo contemplación alguna; ganaron 4 a 0.

Entre esposas y amantes

Entre los 25 y los 58 años la vida de Kasparov fue atravesada por tres matrimonios. En 1988 se casó con una joven traductora, Mariya Arapova, la que nunca fue del agrado de su suegra, Klara Kasparova. Mucho menos cuando en 1992 la nuera se marchó a Finlandia para dar a luz a Polina Kasparov (hoy de 31 años), y más tarde quedarse ambas en ese país. Garry, en plena etapa de competencia como campeón mundial, dejó de visitarlas y el amor se fue apagando. En 1993 tras vencer al inglés Nigel Short en Londres, en un match por el título oficioso avanzó con el divorcio. Con Polina restableció la relación en los últimos años.

El segundo matrimonio comenzó en 1996; con una joven alta, rubia y de 18 años: Yulia Vovk; él tenía 33. Se conocieron en la ceremonia de clausura del Magistral de Riga de 1995. Fruto de ese amor nació Vadim Kasparov. Hoy, a los 27 años, y con una figura de casi dos metros de estatura y 115 kilos, el joven es levantador de pesas. Tras la separación en 2005, Vadim y Yulia viven juntos en Riga.

El tercer intento de construir un hogar fue en 2005 cuando conoció a Daria (Sasha) Tarasova, una joven de 22 años -veinte menos que él-, con Maestría en Economía con honores de la Universidad de St. Petersburgo. Se casaron ese año y al siguiente nació Aída (17 años) y diez más tarde, Nicholas (7). Los cuatro viven en un departamento de 160 M2 en Manhattan.

Garry también vivió romances fugaces como el caso de la patinadora artística, la alemana Khatarina Witt, y alguna historia oscura con la actriz Marina Neyolova.

Ella, de 37 años, vecina de Chistye Prudy (Moscú) comenzó su relación con Garry, cuando él tenía 21. “Me conviene estar con Marina; ella no piensa en casarse”, era el argumento del joven Kasparov para contener el rechazo de su mamá Klara, aunque ella y Neyolova se sentaban juntas en el salón mientras Kasparov y Karpov jugaban el primer match por el título mundial de 1984. Al año siguiente cuando Kasparov se consagró campeón, Marina Neyolova también se sumó a los festejos. Pero en 1987 ella quedó embarazada; Garry negó que él fuera el padre, por lo que su mamá decidió cerrar el tema y enfrentó a la prensa: “Ese no es nuestro hijo”. La relación tuvo un abrupto final, incluso antes del nacimiento de Nicka, una joven con rasgos faciales muy similares a Kasparov. Noyolova se casó con un diplomático ruso, Kirill Govorgyan que se ocupó de la educación de la niña. Nicka, de 36 años, se graduó en la Academia de Artes de La Haya, y después en la University College London. Nunca realizó declaración alguna sobre la identidad de su padre.

Garry Kasparov de visita en
Garry Kasparov de visita en la Argentina

El Club Argentino

Se trata de la entidad de ajedrez más antigua del país que se fundó el 17 de abril de 1905. Recién en 1948, el Club Argentino adquirió su sede en la calle Paraguay 1858.

En 1992, en el primero de sus cuatro viajes al país, Kasparov visitó el Club y participó de un torneo abierto (con maestros y aficionados). Su presencia desató una fiebre de ajedrez y en un par de horas se inscribieron 324 jugadores, que sumado a los visitantes y curiosos desbordó la capacidad de las instalaciones y obligó a cortar el tránsito de la calle Paraguay. No eran tiempos de tecnología avanzada por lo que el armado del fixture era de manera casi manual. El torneo a 5 minutos por jugador (10 minutos en total por partida) previsto a 11 ruedas había consumido más de cinco horas para completar 4 ruedas. Kasparov ensayó una salida de escape. Se juntó con las autoridades y les dijo: “Faltan 7 ruedas y a este paso terminaremos de madrugada. Denme el listado con los siete mejores clasificados, y los enfrentaré de a uno aquí en esta oficina”. Era eso o nada. Todos aceptaron. Kasparov jugó con: Spangenberg, Milov, Giardelli, Andreanov, Fiorito, Quinteros y Zarnicki. Les ganó a seis, perdió con el ex campeón mundial juvenil, Zarnicki. “Recuerdo mi partida con Kasparov. Las partidas a cinco minutos son violentas pero ésta era lenta y pareja y el que arriesgara podía perder. Kasparov vio que el centro estaba bloqueado y eligió ofrecer tablas pero como yo tenía más de tiempo en el reloj que él, le dije que no”, cuenta sonriente Zarnicki a Infobae. Y agregó: “eso lo puso furioso, además yo forcé para abrir la posición aunque me di cuenta que estaba perdido. Pero al ajedrez se gana con jaque mate o por tiempo. Así que seguí jugando y él coronó un peón en dama, y me gritó “queen”. Yo también alcancé a coronar, pero él después coronó un segundo peón y me dijo, “second queen”, a lo que yo lo miro y le señalo el reloj y le digo,“time”; él había perdido por tiempo. Ver ese rostro enrojecido y a punto de estallar en lágrimas me hizo comprender lo que significaba para Kasparov una derrota. Él quería ganar siempre”.

Judit Polgar, la primera

El 1 de marzo de 1994, Judit Polgar conducía las piezas blancas ante Kasparov en el Magistral de Linares. En esa partida Judit alcanzó una posición favorable y con chances de victoria. Lo jugadores efectuaban sus jugadas velozmente sobre el límite de tiempo estipulado. En la jugada 36, cuatro antes del control de tiempo (jugada 40), Kasparov tomó un caballo y desde su casilla en d7 lo llevó hasta c5 (sólo un vídeo permitió tiempo después demostrar que por casi un segundo Kasparov había soltado la pieza) e instantáneamente modificó el salto y lo depositó en la casilla f8. Judit advirtió la infracción, miró al árbitro que prefirió no actuar mientras Kasparov mantenía la cara de un jugador de póquer. Tal vez los nervios o la impotencia le jugaron una mala pasada y diez jugadas después la húngara abandonó.

La espera fue larga. Recién el 9 de septiembre de 2002, con el match Rusia v. Resto del Mundo disputado en Moscú, Judit se tomó el desquite y se convirtió en la primera mujer que venció a Kasparov. Resto del Mundo superó a Rusia por 52 a 48.

Los duelos con Karpov (Carlos
Los duelos con Karpov (Carlos Ilardo)

Los duelos con Karpov

Durante seis años, entre el 10 de septiembre de 1984 y el 7 de noviembre de 1990, Karpov y Kasparov fueron protagonistas de una rivalidad jamás vista en el mundo de los enroques; cinco capítulos apasionantes de una enconada porfía, quizás, la mayor en el historial de todos los deportes.

En el transcurso de seis años, un mes y 28 días, las 2K se enfrentaron en cinco matches en los que estuvo en juego el título mundial de ajedrez; a lo largo de 2249 días, compartieron algo más de 700 horas (y dedicaron más del doble de ese tiempo a los análisis y el estudio del perfil de su rival) para completar los 5581 movimientos que les demandó las 144 partidas disputadas en los cinco matches. Y aunque el resultado arrojó como vencedor a Kasparov (triunfó en 3 duelos, uno fue empate, y el restante, suspendido), el score final reflejó la paridad de sus fuerzas: Kasparov se impuso en 21 partidas, perdió 19 y empató 104. Sólo dos puntos separaron al infierno de la gloria.

Detención de Kasparov
Detención de Kasparov

La cárcel

Tras el retiro de la práctica profesional del ajedrez, en marzo de 2005, Kasparov se dedicó a la política y creó un partido “La Otra Rusia”, para competir contra Vladimir Putin. Pero en poco tiempo recibió más palizas que en toda su carrera como ajedrecista. En 2007 padeció dos arrestos, el primero, en mayo, en el aeropuerto Sheremetyevo (en Moscú), y el segundo, en noviembre, en una marcha de disidentes con más de 3000 manifestantes en la Plaza Pushkin. A los golpes la policía rusa lo trasladó a una cárcel y fue condenado a prisión por cinco días. “Me dieron cinco días por lo que se hubiera solucionado en 15 minutos. Me encerraron en una celda para tres personas, con camas separadas a un metro y atornilladas al suelo. En el 1er piso disponía de una jaula de 3mts x 5mts en la que podía caminar todo el tiempo que quisiera. En el descuido de mi encierro los guardias no advirtieron que tenía una botella de agua y una barra de chocolate. Fue mi sostén durante mis cinco días en prisión donde no probé bocado. La cárcel me sirvió para conocer a mis amigos. Karpov, con el que tuve una relación de odio durante nuestros duelos, fue el único que me visitó, el que me preguntó qué necesitaba; hasta me dejó una revista de ajedrez. En esta etapa de mi vida siento que estoy en deuda con él, no sólo por su visita sino porque él me creó. Es que sin Karpov nunca hubiera existido Kasparov”.

Los duelos con Deep Blue

Entre 1996 y 1997, Kasparov se enfrentó con dos súper computadoras, creadas por el Gigante Azul de IBM. Los duelos fueron presentados como la batalla de los chips y las neuronas.

El primero se disputó en Filadelfia, entre el 10 y 17 de febrero de 1996. El ingenio se trataba de una máquina impulsada por 256 microprocesadores capaz de analizar hasta 100 millones de jugadas por segundo. Su nombre Deep Blue.

El encuentro a seis partidas tuvo un alto impacto mediático en el debut; el programa de ajedrez logró vencer por primera vez al campeón mundial de ajedrez. Cuando Kasparov detuvo su reloj, en señal de abandono, le preguntó al taiwanés Feng-hsiung Hsu, uno de los líderes del equipo de IBM, que manipulaba la PC ubicada a un costado del tablero, “¿Cuál fue mi error?”. El científico se encogió de hombros y sólo atinó a decir, “No lo sé; yo solo sé mover las piezas”.

A pesar del golpe Garry se recuperó y ganó la 2ª, 5ª y 6ª partidas y con dos empates se adjudicó el match por 4 a 2. Fue la última victoria de un humano sobre una máquina de ajedrez.

En 1997 la revancha se realizó en el Equitable Center, en Nueva York. IBM había mejorado la puesta a punto de una nueva máquina bautizada Deeper Blue; el algoritmo había duplicado su capacidad de cálculo y velocidad. El duelo a 6 partidas repartía un millón de dólares en premios. Ahora Kasparov ganó el primer juego, pero perdió el 2°, y tras tres empates en el 3°, 4° y 5°, volvió a perder la 6ª partida y la máquina fue la vencedora. Veinte años después Kasparov publicó su libro “Pensamiento Profundo” en el que detalló las sospechas que le despertó aquel encuentro.

Kasparov jugando con deep blue
Kasparov jugando con deep blue

Boca-River y el presidente Menem

Es conocido el fanatismo de Kasparov por el fútbol; admiró a Maradona, Messi y también a los seleccionados argentinos y brasileños. El domingo 11 de octubre de 1992, lo invitaron a ver Boca-River en la Bombonera. Boca ganó 1 a 0 (con gol de Martínez) y Navarro Montoya le atajó un penal a Hernán Díaz. Kasparov así lo recuerda: “El estadio era un lugar mágico. Era increíble ver las emociones de las gentes; Boca ganó 1 a 0, y River falló un penal. Fue un momento muy feliz para mí. Pero dos días después me presentaron al presidente argentino Carlos Menem que era simpatizante de River. Él sabía de mi visita a la cancha, y me preguntó ¿te gustó el partido? y le respondí: “Señor yo amo el fútbol; fue genial”. Y Menem volvió a preguntarme ¿Y a qué equipo alentaste?, yo pensé ¿por qué me está pasando esto?, así que lo miré fijo y le dije, “señor sólo fui un invitado, vengo de otro país, no estoy aquí para tomar partido”, pero su cara no parecía convencida, por lo que agregué: “sólo puedo contarle que mi equipo es el Spartak, y los colores de la camiseta son rojo y blanco”. “Muy inteligente, Garry, muy inteligente” me dijo sonriente y no volvimos a hablar de fútbol.

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