Su teléfono está colapsado de mensajes. La decisión que comunicó repentinamente por sus redes sociales sacudió a Independiente y él está en el medio de todas las miradas. Fabián Doman atiende a Infobae horas después de presentar su dimisión como presidente. Su voz se escuchó por una carta, pero quedaron preguntas sin responder. El ahora ex presidente del Rojo asegura que durmió poco, se muestra apesadumbrado y se dispone a explicar qué lo llevó a abandonar su cargo a seis meses de haber asumido.
— En su carta no quedan definitivamente claros los motivos de tu renuncia, se nota que hay cosas que no dijo: ¿Por qué renuncia?
— En la carta están los dos motivos centrales de la renuncia. Soy un modelo antiguo, que decide una decisión de este tipo y la escribe en una carta muy larga. Los dos motivos son la falta de recursos económicos y, entiendo, el clima de resentimiento, rencor, que es una anarquía total, un todos contra todos. Es imposible poder avanzar. Me resultó imposible avanzar en cualquier gestión de cualquier área...
— Pero suena a poco para renunciar a seis meses de asumir y por Twitter
— Había un clima de mucho hostilidad con la dirigencia...
— Pero eso lo sabía de antemano...
— Siempre separo mucho al hincha común, al socio, a la socia. La semana pasada fui caminando por Avellaneda como hago dos veces por semana. Había dos dirigentes y se sorprendieron porque charlaba con la gente. Angustiada por el equipo, obviamente, pero no tuve un solo problema. Los enojos aparecían en la cancha y en los segundos tiempos, al final, cuando el equipo no ganaba. Me parece comprensible.
— Insisto: suena a poco para una renuncia a los seis meses...
— Te pongo un ejemplo. Vos ahora me estás haciendo una entrevista... ¿Cómo haces la nota si no tenés computadora? ¿Cómo te califico de buen o mal profesional? Sin recursos, un club de fútbol no se puede administrar. Voy a ejemplificarte con algo que no tiene que ver con lo político, es algo conceptual. Quise llevar a la sede del club, al estadio y a los complejos a una marca de gimnasios, como tienen muchos clubes de fútbol como Estudiantes de La Plata o Racing. Iban a generar no solo un espacio que la sede iba a ser muy concurrida, iba a tener mucha vida, iba a modernizar toda la sede, un gimnasio extraordinario. Iba a ser importante para la comunidad, más allá de Independiente y no se pudo. Pero no por un tema político, por un tema cultural. “Cómo vas a traer a esa marca”. ¡Y Racing tiene algo similar acá a ocho cuadras! Cuando querés avanzar un paso no se puede porque tal cosa, te dicen “quiere privatizar el club”.
— ¿Pero esto mismo pasaba con sus compañeros?
— No, en general. Me dijo un señor: “Va a privatizar el tenis”. ¡No, estamos viendo si ponen máquinas! No es que el socio iba a pagar más. Todo un pre juzgamiento, de cualquier cosa que hacés, sin siquiera saber lo que vas a proponer. Quiero diferenciar al socio común del “microclima Avellaneda”, que es autodestructivo.
— ¿A qué le llama “microclima Avellaneda”?
— A la dirigencia. A la que está en el club, a la que está afuera, a los que rodean el mundo de un club de fútbol. Todo. Es un microclima autodestructivo. 25 dirigentes hablando con 25 periodistas, contándole su versión de hechos que no son ciertos. Puedo poner ejemplo, porque se le arma una novela a la gente del tema. Repetto nunca estuvo cerrado. Si se sigue hinchando con Repetto, con que viene o no, puede no venir, avisé. Había una negociación que llevábamos adelante muy en reserva, es muy serio él, y esto que estamos mostrando a Repetto no es bueno. Arranqué la reunión de mesa chica del lunes a la noche diciendo no sé si Repetto va a venir, está agarrado con alfileres.
— ¿Y por qué se cayó Repetto?
— Repetto se cayó antes de que se conociera mi renuncia, no sé si lo dirá algún día públicamente, pero se cansó del micromundo Independiente. Vio lo que nos estaba pasando a los dirigentes. La operación de prensa berreta que yo no quería que dirija contra Racing, que era todo falso. Le molestó el clima de inestabilidad muy grande y después vino lo mío. Pero antes que eso, el lunes a la noche, dije que tenía serias dudas. Este es un microclima que echó a Almirón, Holan, te guste o no, Gabriel Milito, Falcioni tres veces. Nada gusta. Pellegrino con el 62% de los puntos tampoco sirve. Llamas a técnicos para volver y te dicen que no. Independiente tiene que parar este clima de odio y rencor, lo puse en la carta.
— ¿En esa reunión que tuvieron de lunes a la noche avisó la renuncia? Porque en el club se sorprendieron con la renuncia
— Mi planteo fue general, no individual. Dije que me parecía que nosotros como grupo no habíamos conseguido determinados objetivos. Debíamos ponernos una fecha límite, lo plantee hace tres semanas. Acá importa Independiente, no nosotros. La situación iba a ir empeorando. Se le pone foco por lo deportivo, si hubiera ganado tres partidos quizás no había tanta repercusión, pero lo económico es más grave de lo deportivo hoy.
— Entonces, para ser claros: ¿Se va porque prometieron una plata para cubrir las deudas que no estuvo?
— Cuando llegué al armado político, que estaba la estructura diseñada, en la división de roles, por más que el presidente está en todo, hay alguien que se ocupa de un tema, otro del otro. Uno del colegio, otro de los juveniles... Y quedó que había un grupo que se encargaba de lo económico. Un dirigente que pertenece a mi espacio, que es Agrupación Independiente Tradicional, me manifestó que en las reuniones previas le dijeron que no se preocupara por la plata. Pregunté muchas veces. Me dijeron que iba a haber un proyecto, un programa, un plan económico. Y que iba a estar...
— ¿Y no estuvo?
— No estuvo. No a mí eh, a Independiente. También hay que aclarar esto. Hay mucha gente de Independiente con recursos que podría acercarse y no se acerca.
— ¿Y por qué no lo hace?
— Creo que por el microclima autodestructivo. ¿Cuál es la manera más fácil de levantar la inhibición del América? La preventa de una canasta de jugadores, cosa que hacen todos los equipos de fútbol. Se tiró la idea hace 15 días. El fin de semana nos planteamos, nos van a matar. Que nos maten...
— ¿A qué se refiere con prevender jugadores?
— Vos prevendes partes de jugadores porque estás en una urgencia deportiva, necesitás recursos. Hay una parte que el microclima no quiere escuchar: necesitás recursos, no existe un millonario hincha de Independiente. Pareciera que quiere un millonario que done 30 millones de dólares, los pierda y se vaya. Hay gente que puso plata y no sólo no la cobró nunca... Me pasó con cuatro personas a las que convoqué: llego a ponerte un centavo en el club y me matan, van a decir que soy un ladrón, que el club se está privatizando. Esto va más allá del grupo de gobierno mío, es imposible avanzar en nada. Todo hay una mirada negativa. ¿Como tal persona pone plata para comprar un jugador? Si el club no tiene recursos, ¿la única alternativa era ser un millonario? ¿cómo se van a financiar? ¿saben que los clubes viven de la venta de jugadores? Representa cerca del 80% de todo. Y honestamente me encontré yo, con lo mío, con una vida familiar destruido. No podía hacer nada, era estar conmigo solo, con dos teléfonos, atendiendo a todos. Renuncié a todos mis trabajos, no cobraba un centavo. Encima las canalladas que tuve que comerme de operaciones, que yo cobraba un sueldo de 20 mil dólares del PRO. ¡No sólo pierdo plata de mi bolsillo sino que además eso! Y después toda la novela del PRO...
— ¿A la novela del PRO se refiere con la propia o cómo afecta la ajena?
— Nosotros cometemos un error, que es no abrir nuestra lista y sumar gente del peronismo. Hoy lo digo porque quería hacerlo y mi grupo no quiso. Y eso hizo que el peronismo estigmatizara a la CD. Le pusieron que es el PRO que desembarcó...
— En ese análisis de que llegó el PRO tampoco colabora que apenas ganaron las elecciones los principales referentes del espacio salieron a felicitarlos y a hablar sobre el triunfo electoral en redes...
— Horacio (Rodríguez Larreta) es amigo mío, personal. Si me presento en el ACA también me felicitaría. No me felicitó por ser del PRO, soy amigo hace 25 años. Con Cristian Ritondo soy amigo hace 25 años. Le agradezco en la carta a Ritondo porque es la persona que estuvo conmigo las 24 horas, todos estos meses.
— Nunca quedó del todo claro si existía buena relación con Néstor Grindetti (vice 1) y Juan Marconi (vice 2), ¿se llevaba bien con ellos?
— Nunca fue mala la relación. La relación que hay entre gente que no es amiga, tampoco es mala. No había nada puntual conmigo. En las internas de la CD, estaba generalmente afuera, me autoexcluía. Me excluían a propósito y bien para que no estuviese involucrado. Ningún problema. Después tenés opiniones distintas, pero es normal. Problemas personales no tuve con nadie. Hemos tenido diferentes posturas, pero es razonable y normal. En general esta Comisión Directiva no tiene problemas personales.
— Personalmente, ¿cómo se siente? ¿en qué lugar cree que quedó parado?
— Un ex presidente que hoy mandará formalmente su renuncia. El club la necesita para seguir. Yo ayer firmé poderes para que el club continúe en funciones. Me siento teniendo que cambiar un teléfono porque recibí amenazas antes de la renuncia. Ni conté la cantidad de amenazas, muchas de muerte. Mi familia no lo sabía, se enteró por TV. Me siento destruido, golpeado. No sé si dormí una hora o dos. Siento que a esta Comisión Directiva nuestra no se le reconoce ningún mérito. Es entendible que el hincha sienta dolor, preocupación, ansiedad y mucha angustia. La tocas la angustia del hincha, todo el tiempo. Es algo que lo ves. También fui víctima durante los últimos ocho días de una campaña brutal de difamación en mi contra. Arranqué la presidencia y en un programa de radio se dijo a los cuatro días que no servía como presidente. Tuve situaciones de periodistas escribiendo tuits con el mismo texto. Tuve periodistas deportivos haciendo editoriales donde la culpa de todo era sólo mía. Con el mismo texto... No voy a decir de los cantos del domingo, porque se diversificaron un poco más. No fui el mayor receptor de los cánticos.
— Lo escribí en una crónica y lo planteo ahora también: no termino de entender que alguien que lleva tanto tiempo metido en la política en distintos roles y con los pies en la política como periodista se vea sorprendido por el manejo de la política...
— Ayer me llamó un ministro muy importante. Me dice “la política tiene límites, el fútbol no”. En política no hubiésemos entregado tu teléfono como se entregó para que te escriban de call centers para insultarte. También hay gente afectuosa, en el mismo teléfono donde me cansé de recibir amenazas. Pero no me asombro, no me quejo, lo relato. No digo me voy por esto, no dije me voy por operaciones de prensa de cuarta.
— ¿Pero sí se va por una promesa incumplida?
— Pero de la promesa incumplida que yo formo parte. Yo rompo la ficción. Si me siento en las reuniones desde hace un año preguntando dónde está el proyecto económico, soy una persona que vive pendiente de que hay que pagar los sueldos. Uno tiene responsabilidades en los cargos. Y lo digo en la carta, no siento que haya encontrado eco en mis pares cuando planteaba la situación económica. Se me contestaba que el tres era tal, que el cuatro tal cosa. Plantee qué se necesitaba para levantar la inhibición del América. Empezamos a hablar que quizás Stillitano no iba a seguir. Dije que el estar todo el día en el club te permite ver cosas que si no estás no lo ves. Y dije que en medida que no promovamos levantar la inhibición del América, no se nos permite incorporar jugadores, ningún técnico va a querer venir si no encaramos esto. No encontré eco. Tampoco tiene la culpa el que me escuchaba, no tiene la fábrica de plata en la casa. Pero esto me sorprendió. No me quejo, lo remarco y lo digo. Tras la denuncia penal contra Hugo Moyano empecé a recibir amenazas, las cosas orquestadas en los medios en contra mío. No digo que sea necesariamente Moyano, hay gente más papista que el Papa. Se comenzó a vivir un clima muy espeso, después que llevamos a la CD para votar por unanimidad hacer la denuncia. Sentí en el ambiente algo raro. Pero no había otro camino, lo haría igual. Ese y el caso Verón, fueron dos casos brutales. En los últimos 20 días me dediqué tanto a Verón como a buscar un DT, las dos cosas se necesitaban.
— Los hinchas también repararon en que había dirigentes en la gestión vinculados al moyanismo... ¿no fue un error no forzado ese?
— Poquísimos... El moyanismo era poca gente. Bah, en la jerga interna ellos se llaman camioneros.
— Pero había en la comisión directiva...
— Sí, pero 3 de 32. Y no eran moyanistas, nunca lo fueron. Jamás estuvieron en las decisiones importantes. Las decisiones importantes del club eran de Yoyo Maldonado, Hugo Moyano y después participado Pablo. El resto estaba pintado, con todo respeto a la CD anterior.
— Insisto, viendo la reacción de los hinchas: ¿fue un error no forzado tener dirigentes vinculados a la gestión anterior?
— Es fácil hablar de la gente cuando todo el mundo la critica. Lo que pienso lo guardo para mí, nunca hice leña del árbol caído. Digo que mucha gente a la que se critica ha puesto plata por el club y ha estado 24 horas. Cosas que otros no. Acá se quiere un mundo ideal. Una Comisión Directiva traída de Finlandia, que no hable español, que traiga a los mejores 15 jugadores de fútbol del mundo. Y no es así.
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