Para muchos, Ariel Garcé será recordado como el jugador número 23 que eligió Diego Maradona para disputar el Mundial de Sudáfrica 2010. Para los hinchas de River Plate, el oriundo de Tandil dejó su huella en la historia del club por haber nacido en la cantera del club y ser parte de tres títulos en los 130 partidos que vistió la camiseta.
Más allá de su carrera, a la que le puso fin en 2014, el futbolista que supo jugar como defensor y nació como volante, recordó las dificultades que tuvo que atravesar en sus inicios para poder llegar a ser parte del plantel de Primera cuando debutó en 1999.
“A mí me pasó ahí unas cositas… Yo estaba en tercera división y me dijeron que mi forma de jugar era muy displicente. Y tenía como que ser ‘más macho y más duro’ Y me puse macho y duro. De hecho mis amigos de inferiores me dijeron ‘loco, te volviste rústico, vos no era así. Jugabas de cinco, tenías toques’. Y bueno, como que hice caso, fui cumpliendo para cumplir el objetivo”, dijo en diálogo con el programa Todo Pasa que se emite por Urbana Play.
Acto seguido, remarcó cómo cambió su vida una vez que decidió colgar los botines hace ya nueve años. “Y ese hacerme macho, y hacerme duro, me sirvió por un lado; por otro lado me puso una coraza linda, fuerte. Sirvió para la carrera, pero tengo una parte sensible que tuve que olvidar. Esta vulnerabilidad, que si la mostrar en el fútbol es como ‘muy muy’ no sos tan bien visto, quizás no jugás. Después, cuando dejás de jugar, esta herramienta del cuerpo, tenía los pies duros, todo duro, no sentía una caricia, me pasaba la mano por la rodilla y no la sentía. Uno se va preparando para ese combate, esa guerra, y cuando soltas todo eso, o tenés ganas de soltar, aparecen otras cosas”.
“Yo no sentirme con dolor, sentirme de que tenía un cosquilleo, sentirme de que sentía, eso fue como un cambio tremendo para mí. Y ahí arrancó otra película, que es la que estoy viviendo hoy”, agregó el Chino.
Al ser consultado sobre por qué optó por dejar el fútbol cuando vestía la casaca de Atlético de Rafaela, Garcé fue contundente en su mensaje: “Sentía que perdía el tiempo. Tenía ganas de hacer otra cosa. Ser amigo, novio, padre, y sentía que no estaba a la altura. No digo que fue fácil, porque todavía vengo como un trabajo, pero ese macho que me llevó a lo deportivo, es todo un trabajo dejar ese macho. Encontré disfrute, una liberación”, explicó.
Otro de los temas que abordó el ex futbolista de 43 años fue el proceso que tuvo que llevar adelante, tanto mental como físico, para ganarse un lugar en River. “Tenía una forma más lírica, y no iba a encontrar el camino para llegar a primera división. Entonces me metí a comer, me dieron ahí unas nueces, me metí, me metí y me comí ese personaje. A lo cual ese personaje me llevó a jugar, me puse duro. Me convencí de que era eso”, dijo, al mismo tiempo que hizo hincapié en como, en su época de juvenil, la importancia de lo que le sucedía fuera del ámbito deportivo al jugador era diferente a lo que ocurre en la actualidad.
“Ahora está más abordado el tema, pero antes, se enteraban si se te moría tu vieja o si te pasaba algo grave... Después, cómo estabas. Vos llegabas, entrenabas y eras ‘Garcé’ o el sobrenombre, y nadie sabía de vos y cómo estabas. Hoy quizás está un poco más abordado. Primero porque es un negocio, y segundo porque somos personas y los que van a llegar y defender los intereses no dejan de ser personas. Eso me gusta y es lo que hizo falta siempre, aumentar esa capacidad de respuesta interna”, analizó.
“Los que llegamos a Primera llegamos sin saber por qué. Tuvimos una vida de tal forma, me la banqué de tal otra, pero nadie nos puso herramientas como sí ‘pegale’, como sí ‘atajá’, como sí ‘cabeceá’. Toda esa parte, en el momento en el que yo jugaba, estaba acéfala. No estaba”, amplió en sus conceptos.
Uno de los momentos destacados de la charla fue cuando Matías Martin y el resto de los periodistas le preguntaron por su etapa en la selección argentina con Maradona y aquella famosa arenga en la previa a un amistoso contra Haití que terminó de cautivar a Diego para incluirlo en la nómina mundialista para la primera Copa del Mundo en África.
“Estaba en contra de Grondona, esta parte rebelde mía. Un partido en Cutral Có, con frío. Yo había estado con Bielsa en 2003 en una gira. Mi hermano me dio unos tips y voy a disfrutar. Un abrazo con Diego como si hubiéramos compartido toda una vida. Se generó un clima. Y fuí a jugar un partido que no tenía trascendencia. Le puse todo. ¿Qué pasó? Arenga. Habla Palermo, habla Ortega, pero yo tenía una sensación adentro de que era un partido de una energía de mierda, ‘el frío que hace’, y en un momento me puse a hablar y dije algo como que la selección… para meterle un poquito de que éramos importantes, como si fuera un Mundial. Como si la selección argentina fuéramos nosotros y se abre la puerta y quedó eso. Pero la realidad es que fue algo muy simple para sacar mi parte de motivarme yo. Y quedó bárbaro. Y después me enteré que eso fue una parte que Diego vio”, contó.
Además, Garcé explicó cómo Pelusa se puso de su lado ante las críticas que se generaron cuando parecía que iba a ser uno de los convocados al Mundial. “Diego tenía una duda ahí. Y bueno, después me empiezan a criticar fuertemente, la realidad es que yo tenía años en primera, muchos, no es que Bielsa se haya equivocado cuando me convocó, y me pusieron en un lugar medio desagradable. Yo no salí a hablar, y me parece que Diego tenía esa parte de estar al lado del boxeador tirado, creo que se puso de mi lado. Empezó a defenderme cuando era uno más, pero se puso en un lugar que me dio un empuje sobre los demás. Diego me llama y fue tremendo”.
Para el cierre, anticipó que quiere volver al mundo del fútbol, pero en una posición diferente. ¿Nace un nuevo DT? “Mi gran desafío es poder armar un equipo de trabajo para dirigir un club”.
Seguir leyendo: