A partir de este domingo, el ruso Ian Nepomniachtchi, de 32 años, y el chino Ding Liren (30), los dos mejores clasificados del torneo de Candidatos y actuales números 2 y 3 del ranking internacional, se enfrentarán en el hotel St. Regis Astana, en Kazajistán, en un match a 14 partidas con 2 millones de Euros en premios (el 60% será para el triunfador) para determinar al nuevo campeón mundial de ajedrez. El ganador del duelo accederá a la corona que dejó vacante el noruego Magnus Carlsen -N°1 del mundo desde hace doce años-, que en octubre pasado por desacuerdos con la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según el acrónimo francés) renunció a la defensa y así puso fin a su reinado.
De esta manera Nepomniachtchi y Liren no sólo serán protagonistas del choque entre dos exponentes de las escuelas más tradicionales del ámbito del ajedrez, sino que, además, por primera vez en el historial de este juego un ruso y un chino serán rivales en la definición de un campeonato mundial. Mientras que para Nepomniachtchi (Nepo, como lo llaman sus colegas) ésta será su segunda oportunidad de jugar una final -la anterior, en Dubai en 2021 cuando cayó sin atenuantes ante Carlsen por 7,5 a 3,5, sin necesidad de completar las últimas tres partidas-, para el joven Liren será su bautismo de fuego: nunca antes, en los 137 años de disputas por título mundial un ajedrecista chino llegó hasta una instancia tan decisiva.
Es que si bien los campeonatos mundiales con reconocimiento oficial de la FIDE rigen desde 1886 -diez años antes del comienzo de la nueva era de los Juegos Olímpicos-, a lo largo de estos tres siglos sólo veinte ajedrecistas -en su inmensa mayoría de origen ruso o soviético- lograron la hazaña: Alekhine, Botvinnik, Smislov, Tal, Petrosian, Spassky, Karpov, Kasparov, Khalifman y Kramnik. Completan la nómina: Steinitz (República checa), Lasker (Alemania), Capablanca (Cuba), Euwe (Países Bajos), Fischer (EE.UU.), Ponomariov (Ucrania), Anand (India), Kasimdzhanov (Uzbekistán), Topalov (Bulgaria), y Carlsen (Noruega).
“Esta será la primera vez en la historia que un gran maestro chino llega a una final y luchará por el campeonato mundial; lo que nos anticipa a prever el enorme interés que despertará en China este evento. Creo que estamos frente a una gran oportunidad y a la que debemos aprovechar para promover el ajedrez en el continente asiático”, aseguró el presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkovich.
Pero más allá del impacto mediático, del seguimiento en redes sociales y la posible captación de millones de nuevos aficionados al milenario juego en el continente asiático, el match entre Nepo y Liren permitirá evaluar el atrayente choque entre dos métodos formativos diferentes: Las escuelas de ajedrez rusa y china, respectivamente.
Partiendo del concepto que una escuela de ajedrez se trata de un grupo heterogéneo de jugadores que comparten un punto de vista común sobre el juego, que aplican esa teoría a la práctica y que consiguen resultados sobresalientes, podríamos considerar que antes del nacimiento de la escuela china en 1986, en los últimos cinco siglos existieron sólo cuatro: La Italiana (entre el siglo XVI y XVII), caracterizada por un estilo de juego romántico. La Clásica (a mediados del siglo XVIII) que enfatizaba la naturaleza científica del ajedrez, el estudio posicional y los primeros principios de la teoría del juego. La Hipermoderna (a comienzos del siglo XX) que desafió los dogmatismos del juego y contribuyó a la teoría de las estrategias. Y la Soviética, que fue presentada a mediados del siglo XX por su principal figura, Mijail Botvinnik (campeón mundial entre 1948 y 1963) que interpretaba al ajedrez como una combinación de ciencia, arte y deporte. Con una especial contribución a la teoría de las aperturas y los finales de partida; con un estilo de juego dinámico y agresivo, y con especial cuidado en la elección de planes y la evaluación de posiciones.
Pero mientras el mundo del ajedrez giraba en torno a estas ideas, y los soviéticos antes y los rusos después exhibían su superioridad con la conquista de las principales competencias, campeonatos mundiales y olimpíadas de ajedrez, apareció la escuela china y pateó el tablero. “No sólo hay que aprender de los demás, sino también criticar sus teorías” aseguró el chino Liu Wenche, su creador, que definió al ajedrez como “el arte del pensamiento”, y resumió como la llave de su secreto al dominio de tres principios esenciales: Estrategia - Estructura - Espacio.
Los chinos hicieron su primera presentación en el plano internacional en la Olimpíada de Buenos Aires en 1978; entre 66 naciones se ubicaron en el puesto 20°, y además Liu Wenche derrotó a un gran maestro extranjero, el holandés Jan Donner, en 20 jugadas. Antes, en 1965, en un match amistoso, Wenche había derrotado a un gran maestro ruso Nikolai Krogius, convirtiéndose en el primer ajedrecista chino en alcanzar el título de maestro internacional. Entre 1986 y 2000, Liu Wenche fue nombrado entrenador jefe del Instituto Chino de Ajedrez y de los equipos nacionales. En 2002 publicó el libro “La Escuela China de Ajedrez”, con un detalle pormenorizado del progreso chino en los últimos 25 años.
El primer avance de la escuela se vio en el campo femenino, allí la jugadora Xie Jun se consagró campeona mundial en 1991 y reinó hasta el 2000, con un intervalo de tres años (1996-1999) cuando la húngara Zsusan Polgar se apoderó del título. Desde 2000 hasta la actualidad hubo nueve campeonas mundiales, de las cuales cinco son de origen chino. Y en las doce últimas olimpíadas, entre 1998 y 2022, el equipo femenino sumó 6 medallas doradas, una de plata y otra de bronce. El equipo chino de varones ganó dos medallas doradas en las últimas cuatro olimpíadas, con una salvedad, en Chennai 2022, ni los hombres ni las mujeres participaron en la India por cuestiones sanitarias relacionadas con el Covid-19.
Aunque existen indicios que el ajedrez llegó a China 50 años antes del nacimiento de la Era Cristiana, la práctica popular se inclinó por el XiangQi (ajedrez chino, con diferentes piezas y otra reglamentación). El ajedrez tradicional comenzó a practicarse hace poco más de 60 años, aunque durante la revolución cultural (1966-1976) estuvo prohibido. Sin dudas que una victoria del jugador chino Ding Liren sobre el ruso Ian Nepomniachtchi podría significar un cambio de paradigma en el historial del milenario juego; hoy China e India por cantidad, calidad y fuerza de sus jugadores avanzan sobre el dominio absoluto del ajedrez.
El match por el Campeonato Mundial, entre Nepo y Liren, se extenderá hasta el próximo 1 de mayo, y será proclamado vencedor el primer jugador que sume 7,5 puntos. Las partidas comenzarán a partir de la 6 de la mañana de Buenos Aires y la transmisión en vivo se podrá seguir por el sitio oficial de la FIDE FIDE WORLD CHAMPIONSHIP 2023, ASTANA.
La paridad de fuerza entre los jugadores ha dividido el favoritismo; en partidas con ritmo de ajedrez clásico ambos se enfrentaron en 14 ocasiones con 9 empates, 3 victorias para Nepo y 2 para Ding. La principal ventaja del ajedrecista ruso pasará por su experiencia ya que hace dos años se enfrentó en esa situación ante Carlsen.
Como es habitual en los Mundiales, el ritmo clásico de reflexión tendrá los siguientes controles de tiempo: cada jugador deberá completar sus primeras 40 jugadas en un máximo de 120 minutos (dos horas), si el juego persiste a continuación contarán con otros 60 minutos (una hora) para efectuar otros 20 movimientos; y así completará las primeras 60 jugadas. Si aún no hubiera una definición ambos ajedrecistas contarán con 15 minutos, más un adicional de 30 segundos por cada movimiento hasta alcanzar la victoria, el empate o la derrota. De esta manera una sesión de juego podría extenderse hasta siete horas aproximadamente.
En el Mundial realizado en Dubai 2021, Carlsen y Nepomniachtchi marcaron el record del juego más largo en el historial de esta prueba; la 6ª partida, con victoria del noruego, se prolongó durante ¡136 jugadas y casi 7 horas y 45 minutos de juego!
Pero más allá de la ausencia de Carlsen y el derecho al renunciamiento de su corona, el choque entre Ian Nepomniachtchi y Ding Liren despertó todo tipo de reacciones, entre ellas la de la megaestrella de esta actividad, Garry Kasparov.
“Es difícil llamar a esto campeonato mundial porque debería estar presente el mejor jugador del planeta y esto no sucederá; para mí se trata de un evento amputado” contó el ex N°1 del mundo entre 1985 y 2005, que en 1993 por desavenencias con la FIDE le arrebataron el título. Y completó, “Tuve mi propia historia con la FIDE y no cambiaré mi opinión sobre la organización de los campeonatos mundiales, por eso prefiero no comentar la decisión de Magnus de renunciar a la corona”.
Aunque nunca fue aclarado oficialmente por ninguna de las partes, lo cierto es que Carlsen se había manifestado en contra del sistema del Mundial (número de partidas y tiempo de duración de cada juego). Consideraba una pérdida de tiempo personal la preparación para un match (de dos o tres meses), deseaba que las partidas se jugaran a un ritmo más veloz, y sobre todo encontrar un nuevo incentivo: derrotar al mejor aspirante. Tras derrotar a Anand (2014), Karjakin (2016), Caruana (2018) y Nepo (2021), creyó que sólo la fuerte estrella francesa, de origen iraní, Alireza Firouzja, despertaría el deseo de volver a defender el título. Cuando Firouzja quedó eliminado en el Candidatura 2021 en Madrid, Magnus comprendió que no tenía sentido volver a disputar el titulo con el ruso Nepo; por eso dijo: “Me he dado cuenta que puedo vivir sin el título de campeón mundial”. Y renunció.
Lo sucedido no tiene antecedentes en el historial de este juego. Cuando, en 1975, la FIDE despojó del título mundial a Bobby Fischer, el norteamericano que ya llevaba tres años sin jugar certamen alguno se retiró definitivamente del ajedrez competitivo. Aquí Carlsen continúa jugando las competencias oficiales.
Ya sin Carlsen, un ruso y un chino irán en la búsqueda de la corona; para Nepomniachtchi será el desafío de recuperar la gloria perdida por el ajedrez ruso (el último campeón mundial de ese origen fue Kramnik, en 2006), mientras que para Liren, acaso, sea la posibilidad de hacer realidad una predicción Napoleónica: “Dejad que China duerma, pues cuando despierte sacudirá al mundo.”
El ajedrez y un duelo para seguir con los ojos bien abiertos.
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