La primera participación de Boca Juniors en la Copa Libertadores, anteriormente llamada “Copa de Campeones de América” (ya que la disputaban solamente los ganadores del torneo de cada país) tuvo varias particularidades. Una de las más notables fue en la tercera presentación del equipo de la Ribera, que se registró en la Bombonera: durante el primer tiempo del duelo ante la Universidad de Chile, el dueño de casa utilizó una camiseta del Milan de Italia para evitar la confusión de colores con la indumentaria rival.
Fue el miércoles 26 de junio de 1963 por la tercera jornada del Grupo 3 de la Copa, en el que Boca terminó como líder por delante de Olimpia de Paraguay y el cuadro trasandino. El árbitro peruano Arturo Yamasaki Maldonado mandó a modificar la camiseta a los visitantes, que solamente habían llevado a Buenos Aires el juego titular de color azul. La casaca xeneize, con predominio de azul, se mimetizaba con la de su adversario, por lo que los utileros revisaron los baúles del vestuario y encontraron las camisetas que los italianos les habían obsequiado el año anterior.
En el año 62, Boca y Milan habían organizado amistosos en Buenos Aires y territorio milanés, momento en que celebraron la transferencia del mediocampista peruano Víctor Conejo Benítez Morales. A pesar de que los italianos vistieron su indumentaria blanca alternativa tanto en el 3-2 a favor de Boca en la Bombonera como en el empate 2-2 disputado en el estadio Giuseppe Meazza, los directivos rossoneros les regalaron a sus pares argentinos el juego de las titulares.
Cuentan las crónicas de aquel partido entre Boca y la “U” de Chile que el local jugó tan mal que optó por cambiar la suerte con otra camiseta en el complemento: “Con la del Milan, muy mal. Con la amarilla, casi muy bien”, fue el título de una nota publicada por la revista El Gráfico. Revolviendo en los rincones de la Bombonera hallaron unas camisetas amarillas que sirvieron como equipación alternativa y así saltaron los jugadores al campo de juego para afrontar la segunda mitad. Alberto Gonzalito González, a los 2 minutos, marcó el tanto del 1-0 que sería definitivo.
“Como la casaca de Universidad de Chile es azul, Boca se vio obligado a cambiar sus colores habituales en el primer partido de la Coap Libertadores de América para evitar confusiones. Salieron los boquenses a disputar el primer tiempo con la casaca ‘rossonera’ del Milán. Jugaron muy mal. No terminaron la etapa en desventaja porque los trasandinos, mejor dispuestos como equipo en cuanto a orden y planteo de juego, fallaron en situaciones claras para convertir ante la valla de Roma”, relató la crónica del match en El Gráfico.
La gran decepción de aquel primer tiempo se debió a la expectativa que había generado el equipo que arrancó siendo dirigido por José D’Amico, contó con el interinato de Arcadio López y terminó con Aristóbulo Deambrossi, bajo la gestión deportiva de Adolfo Pedernera. Boca había sido campeón argentino en 1962, perdió en Asunción contra Olimpia en su debut y luego goleó 5-3 a los guaraníes en la segunda fecha. Era imperioso ganar en casa para aspirar al primer puesto de la zona, que otorgaba un lugar en las semifinales de un certamen que había contado con la participación de San Lorenzo (1960), Independiente (1961) y Racing (1962).
Ahuyentando a los supersticiosos, en el magazine deportivo destacaron el cambio de Carmelo Simeone por Julio Novarini como la clave del cambio de actitud de Boca: “Para la segunda parte los dueños de casa cambiaron de colores: usaron una camiseta amarilla con vivos azules, más en consonancia con la tradicional divisa xeneize. Su juego levantó muchísimo. Fue más el Boca campeón del fútbol argentino que su hinchada quiere ver jugar bien y ganar seguido. La diferencia entre uno y otro Boca no puede imputarse únicamente al cambio de casacas. Esa explicación queda para cabalistas. Nos resulta más lógico indagar el motivo del repunte boquense en fundamentos técnico-tácticos. Boca fue una cosa mientras jugó Novarini. Y otra muy distinta después de la salida de Novarini”.
Los chilenos dispusieron de cuatro situaciones claras de gol a lo largo de la primera mitad. En el segundo tiempo lucieron agotados y apenas generaron una chance que fue neutralizada entre el arquero Antonio Roma y Antonio Rattín, sobre la línea. Hubo elogios para la actuación de Rattín y críticas para los 39 minutos de partido de Novarini, al que tildaron de violento. “Al no estar en la cancha el temperamental jugador platense Boca arregló sus problemas defensivos”, fue el comentario que antecedió a la enumeración de cinco puntos en los que describieron cómo impactó positivamente la salida de la cancha de Novarini.
En la ofensiva, elogiaron a Sanfilippo y cuestionaron las actuaciones de Menéndez, Rojitas, Gonzalito (autor del gol) y Oreste Corbatta. En el complemento, “sus hombres vestidos esta vez de amarillo, parecían otros muy distintos respecto a los del primer tiempo, cuando usaron la casaca del Milan”, remarcaron.
La reseña de El Gráfico dejaba un mensaje esperanzador para los fanáticos boquenses: “Con lo mostrado por Boca en su segundo tiempo del partido del miércoles -aceptando que el rival se achicó, como si hubiera quemado todos sus cartuchos en la primera mitad de la lucha- hay buena base para pensar en un futuro favorable al campeón de 1962. Aquí, en el torneo de la AFA, y en las luchas por la Copa Libertadores de América”.
Tras eso, a Boca le quedó un último compromiso en Chile ante la Universidad. Le bastaba un empate para acceder a la siguiente fase, pero triunfó 3-2 con un triplete de José Sanfilippo, que también se fue expulsado. El Xeneize derrotó tanto en la ida como en la revancha a Peñarol de Montevideo y se clasificó a la recordada final que disputó contra el Santos de Pelé. Los brasileños exhibieron todo su poderío y a los boquenses no les quedó otro remedio que inclinarse ante O Rei.
Paradójicamente, ese Santos que tenía como gran figura a Edson Arantes do Nascimento se enfrentó con el Milan por la Intercontinental: los italianos se impusieron 4-2 en San Siro, los paulistas hicieron lo propio con idéntico resultado en el Maracaná y, en el desempate disputado en el mítico estadio de Río de Janeiro, los sudamericanos inclinaron la balanza a su favor con el 1-0 conseguido por Dalmo.
Formaciones:
Boca: Antonio Roma; Edson dos Santos, Silvio Marzolini; Orlando Pecanha de Carvalho, Julio Novarini (39′ PT Carmelo Simeone), Antonio Rattín; Oreste Corbatta, Ángel Rojas, Norberto Menéndez, José Sanfilippo y Alberto González. DT: Arcadio Julio López
U de Chile: René Pacheco; Sergio Navarro, Humberto Donoso; Hugo Villanueva, Carlos Contreras, José Moris; Osvaldo Rojas, Ernesto Álvarez, Carlos Campos, Rubén Marcos y Alfonso Sepúlveda. DT: Luis Alamos
Gol: Alberto González a los 2′ ST
Árbitro: Arturo Yamasaki Maldonado (Perú)
Fecha: 26-6-63
Recaudación: $1.646.040
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