El tenista Marco Trungelliti conmovió a la disciplina en la Argentina después de formalizar una denuncia años atrás por arreglo de partidos. Sin embargo, la herida sigue abierta en el santiagueño, quien vive en Andorra junto a su familia, no quiere regresar al país en el escenario actual, acusó más apoyo contra los denunciados que contra su persona y lanzó que no hay una lucha férrea en contra de estas organizaciones encubiertas que lucran con cada juego.
Con motivo de su participación en el Challenger de Les Franqueses del Vallès, con epicentro en España, Trungelliti (perdió en cuartos contra el finalista británico Billy Harris) concedió una entrevista con el medio especializado Canal Tenis sobre su negativa a volver a su país natal: “No me interesa ir y lo que menos quiero es subirme a un avión e ir a jugar a un lugar donde todavía me siento muy incómodo por toda la situación. No creo que haya recibido el apoyo que me corresponde. Han apoyado más a los demás, lo cual es bastante paradójico, pero así es el mundo en el que vivimos y hay que aceptarlo. No sé si alguna vez volveré a jugar en Argentina porque no me gusta ni me sentiría cómodo y aún no estoy preparado para remover muchas cosas que no me hicieron nada bien. Me gustaría, pero necesitaría que el ambiente fuera menos hostil porque lo que vivimos con mi familia ahí fue bastante áspero, feo y me dolió mucho”.
Cabe destacar que el 227° del ranking ATP había denunciado frente a la Unidad de Integridad del Tenis (TIU, por sus siglas en inglés) una reunión mantenida en 2015 con una persona, que le ofreció abiertamente ingresar al negocio de las apuestas con tal de dejarse perder. Un entrecruzamiento de datos permitió hallar que este individuo ya había tenido contacto con otros colegas y el organismo solicitó su presencia en el juicio contra ellos. “El tenista Marco #Trungelliti actuó como testigo en el procesamiento de tres tenistas argentinos, quienes luego fueron sancionados por varias violaciones del Programa de Lucha contra la Corrupción de Tenis (TACP)”, comunicó la entidad.
Por este hecho, Federico Coria recibió dos meses de suspensión y una multa de USD 5.000 por no haber reportado la propuesta para arreglar juegos en el Future de Sassuolo. Nicolás Kicker fue castigado por tres años más una sanción de USD 25.000 por ser declarado culpable por arreglar un partido en el Challenger en Padua, Italia. Esta misma pena económica fue aplicada a Patricio Heras, quien quedó marginado del circuito por tres años, tras cometer distintas infracciones como el arreglo de un duelo en el Challenger de Barranquilla. Todos los torneos se habían disputado en 2015. Sin nombrar a ninguno, Trungelliti apuntó contra uno de los acusados: “Con el tema de los argentinos salieron algunos nombres pero a medias porque uno del tridente quedó libre y son las injusticias que hay”.
A continuación, afirmó que este caso es la punta del ovillo: “Es bastante obvio que hay un sistema de corrupción paralelo y que hay muchas organizaciones que están contentas con que esté porque así se mantiene a la gente que está jugando torneos ITF. En Challengers más o menos, pero en ITF es imposible pensar que es sustentable que salgas de un torneo cobrando 40 euros. A pesar de ello la gente sigue muy contenta y de vez en cuando van sancionando a algún desconocido para que se diga que trabajan, pero si quisiesen erradicarlo ya lo habrían hecho”.
En este sentido, contó la moraleja que le dejó esta situación: “Les interesa que siga viva la persona a la que has denunciado. Está bastante claro el mensaje que me dejaron con lo que pasó. Muchos jugadores con los que he hablado me han dicho que viendo lo que me pasó no van a denunciar nada. Y eso es precisamente lo que las organizaciones estaban buscando: Que nadie más denuncie y así se acabaron los problemas. El mensaje fue clarísimo. `Sí vas a denunciar te dejamos absolutamente solo y si te matan mañana a nosotros nos da igual´ y eso es lo que está pasando. Estamos en un monopolio en el que es imposible que las cosas se hagan correctas”. Vale destacar que, tras este suceso, fue acusado de “topo” por parte de algunos de sus compañeros.
“Hay perfiles de jugadores que lo hacen y lo que tiene es que lo van diciendo entre ellos cuando arreglan partidos porque tampoco son muy inteligentes y se nota. Pero la cosa es bastante fina y como rival no tienes pruebas de lo que está sucediendo y las organizaciones se lo pasan por el culo”, sumó sin filtro. El hombre de 33 años aseveró que la situación sobrepasa a los jugadores: “Hay miles de entrenadores que están involucrados, que todos los saben y siguen trabajando con tenistas que están en el top 40, 50 del ránking mundial. Son estos propios entrenadores que llevan 10-15 años arreglando partidos y todos lo saben y es imposible que no tengan pruebas de lo que está sucediendo”.
“Todo es cuestión de la gran cantidad de dinero que maneja este mundo. Los jugadores estamos desprotegidos y hay que escoger entre ganar 200 euros por ganar un partido o ganar 15.000 euros siendo lo que yo considero un corrupto. Tendrían que meter a entrenadores y dentro de poco a fisios, preparadores físicos… Pero no hay voluntad de hacer del tenis un deporte que dicen limpio cuando realmente te puedo asegurar que no lo es”, concluyó.
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