“Cuando me convocaron y vine desde México, donde vivo, vi que entre las reglas había que sacar una carta en medio de un partido. Les dije que lo mío es el fútbol y no el póker”, recordó Sergio Verdirame, el director técnico argentino de “Los Aniquiladores”, que perdió la final ante “El Barrio” ante un lleno de 92.522 espectadores en el Camp Nou, donde habitualmente juega el Barcelona. El DT terminó reconociendo su mala lectura: “Al poco tiempo me di cuenta de que esto iba en serio, y muchas veces terminé usando esas cartas. Cuando las usé mal, fue por mi responsabilidad. Me encontré deambulando por la ciudad a las cinco de la mañana buscando un café para analizar en qué no fuimos competitivos cuando perdimos”.
La Kings League es ya un fenómeno de masas, algo diferente al fútbol tradicional, que su propio creador, el ex jugador Gerard Piqué, se encarga de mostrar como una organización seria. A punto de dar el salto al mundo global con ligas en el continente americano, pero que, en principio, no desea desbancar al fútbol de once aunque la dirigencia de éste haya pasado de la preocupación a la molestia, y no es casual que cada vez que habla, el presidente de la Liga Española (LFP), Javier Tebas, lanza alguna frase agresiva hacia la nueva competencia, a la que ve como una amenaza real.
Basta descender con el metro de la línea azul en la estación Collblanc y caminar las tres cuadras hasta el Camp Nou en la tarde de las dos semifinales y la final de la Kings League para percibir cuál es el público mayoritario que asiste a este espectáculo que mezcla el fútbol siete con el azar (cada equipo saca una carta y puede elegir acciones, y se tira un dado desde la organización que indica por algunos minutos con cuántos jugadores se queda cada equipo, pudiendo ser un dos contra dos, un tres contra tres, hasta llegar a seis contra seis) y con la picardía o la inteligencia (de acuerdo con la decisión que tome cada entrenador cuando tiene la chance de elegir qué hacer).
Ese público podría describirse en dos grupos etarios: los de la franja entre los 13 y los 20 años, que concurren en barras o con algún amigo, y los niños, acompañados de sus padres, en un fenómeno que nació de arriba hacia abajo, desde las redes sociales como Twitch, con transmisiones en directo de los partidos, y con las páginas web de los equipos y los grupos de hinchas que se fueron armando, y que fueron acercando a adultos a partir de la conexión con sus parientes de generaciones más jóvenes, a partir de la convocatoria a ex futbolistas de renombre, algunos como presidentes de equipos (Sergio Agüero, Iker Casillas) y otros como invitados (Javier Saviola, Ronaldinho, Guardado, Nico Pareja), y de influencers reconocidos en esas redes sociales.
Lo visto en la jornada final de la Kings League en el Camp Nou alcanza la línea de los partidos más importantes del Barcelona en la Liga o en las competiciones europeas en cuanto a espectadores, pero supera con creces el consumo en aquellas competencias. Tanto los vendedores de objetos ligados al torneo como gorros o bufandas, como los de alimentación, coincidieron al ser consultados por Infobae que no sólo vendieron mucho más de lo que imaginaron, sino que muchos se quedaron, directamente, sin productos, y claramente las cifras fueron superiores a las habituales de los fines de semana corrientes.
El ingreso al hall del Camp Nou, cuando quedaban dos horas y media para el comienzo de la primera de las dos semifinales, y que coincidió con el horario del almuerzo dominguero, fue una auténtica locura, a la espera del desfile por la “Alfombra Roja” de los protagonistas de la Kings League. El personal del estadio, desacostumbrado a este tipo de eventos previos, fue totalmente desbordado por los niños y jóvenes que se acercaron para ver de cerca a sus ídolos, y quienes no podían llegar, por no tener una entrada habilitante para ese sector, se limitaba a golpear los vidrios mientras miraba desde afuera gracias a las transparencias.
Así como desfilaron el argentino Martín Posse, entrenador del equipo ya eliminado de Sergio “Kun” Agüero (Kunisports), o David Villa (ex campeón mundial y de Europa con la selección española y ex jugador del Barcelona en tiempos de Lionel Messi y Josep Guardiola), también lo hacían, y se detenían a hablar de fútbol, David Muñoz, uno de los dos hermanos del muy popular grupo musical español “Estopa” o la actriz y cantante Lali Espósito, en un mundillo compuesto por géneros variopintos que confluyen. En medio de esa multitud, y de prensa hispanoparlante, la periodista Angélica Triana, de “Ubeat”, aprovechaba para repartir entre los de un lado y del otro de la pasarela, desde un frasco, las “Hormigas Culonas”, un afrodisíaco que promueve un restaurante colombiano de la ciudad.
Parecía raro ver el césped del Camp Nou delimitado por un campo de juego más pequeño, adaptado al fútbol siete, con líneas marcadas de manera distinta del fútbol tradicional, con una multitud en las tribunas, pero en lugar de banderas del Barcelona, las de los distintos equipos de la Kings League, y también extraño, en los cánticos, escuchar mayoritariamente voces más jóvenes, aunque bastó que promediando la tarde se viera por pantalla gigante la llegada al palco del presidente azulgrana Joan Laporta para que apareciera la primera ovación, luego los insultos al PSG y al Real Madrid, posteriormente el pedido para que regrese al club Lionel Messi (atronador), y finalmente se entonara “Un día de partit”, la canción que más gusta en estos tiempos a los hinchas “culés”. Solamente en esos instantes, el Camp Nou, aunque sin la simbología azulgrana, se pareció al de los partidos del Barcelona, apenas en ese rato.
Hay varias cosas para corregir, como acaso sea la duración de esta jornada final (comenzó a las 14.30 y finalizó con la entrega de premios de manos de Piqué y Laporta alrededor de las 23.15), que con un alto porcentaje de menores de edad parece muy extenso, o que con equipos que se prepararon con mucha dedicación y con jugadores seleccionados en un draft, los presidentes tengan la chance de definir un partido o un pase a la fase siguiente ejecutando un penal, que la mayoría falló (el de Espe, de Los Aniquiladores, dio en el travesaño, picó en la línea y tuvo que ir al VAR); el de Perxitaa, de Los Troncos, dio en el palo; el de Adri Contreras, de El Barrio, fue atajado por el arquero de Sayans; y sólo el de TheGrefg, el presidente de Sayans, terminó en gol, en semifinales).
Pero también hay que aguzar el ingenio con algunas decisiones, en el caso de los entrenadores (a quién quitar del equipo rival por algunos minutos si la carta lo permite) o cómo resolver jugadas si se trata de un partido que momentáneamente se juega dos contra dos, tres contra tres, o cuatro contra cuatro (hasta llegar a seis contra seis) de acuerdo con lo que diga el dado gigante que se lanza desde la meda de la organización.
También es muy interesante, y suena extraño, escuchar un relato televisivo aunque en tono radial del partido que se está jugando, y para todo el estadio, y al que pueden escuchar hasta los jugadores mientras tienen la pelota o van hacia ella para recuperarla, con elogios o críticas hacia ellos.
Las semifinales tuvieron partidos interesantísimos, con equipos que tuvieron las hinchadas repartidas, aunque de a poco van tomando claro partido por unos y por otros debido a que se fueron estableciendo comunidades de apoyo en toda España y hasta en otros países latinoamericanos, con un ritmo poco habitual en los partidos de mayores, y alternativas cambiantes, y la final tuvo como figura a un argentino residente en Madrid, Martín Mantovani, ídolo en el Leganés, del que se retiró en 2018, y que ayudó a que “El Barrio” (en el que también juega el ex olímpico albiceleste Nicolás Pareja) se impusiera con justicia a “Los Aniquiladores”, dirigidos por otro compatriota, Verdirame, quien ya no piensa que esto es póker. Es un fútbol distinto, es un éxito tan rotundo que ahora en mayo llega la Queens League (femenino) durante los sábados, y que llegó para quedarse, definitivamente.
SEGUIR LEYENDO