Los secretos del piloto prodigio de 14 años que no tiene licencia para conducir en la calle, pero ya sorprende a todo el automovilismo nacional

Por un tema físico Marco Dianda se vio “forzado” a pegar el salto a coches con techo. Vivió solo en Italia. Es el más joven en la historia en ganar en el mundo del TC. Tras su hito fue invitado a izar la bandera en su colegio. “Amo la velocidad”, afirma

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Con el trofeo y champán tras ganar este domingo en La Plata (ONOFF)
Con el trofeo y champán tras ganar este domingo en La Plata (ONOFF)

Forma parte de una generación de chicos que tienen otro chip en el automovilismo argentino. Con apenas 14 años, Marco Dianda sabe que es imposible poder correr en monopostos en el exterior y llegar a la Fórmula 1. Pero no se lamenta. Todo lo contrario. Su sueño es llegar a correr en el Turismo Carretera y este domingo cumplió su primer hito en el mundo de la popular categoría ya que venció en el TC Pista Mouras en la final corrida en La Plata y es el ganador más joven en la historia en las divisionales promocionales de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC). Por cuestiones físicas debió pegar el salto del karting a los autos con techo y ese cambio forzado le trajo sus primeras grandes alegrías en las pistas cuando aún no tiene registro para conducir en la calle.

Es de un pequeño pueblo cordobés llamado Guatimozín de apenas 2.400 habitantes que atraviesa la Ruta Provincial 70. En uno de los recreos en el Instituto José Manuel de Estrada, el IJME, en el que cursa el cuarto año, atendió a Infobae y en esa charla este prodigio del automovilismo contó su historia. Pero antes, admite que aún no cayó del triunfo que logró con su Dodge del equipo de Ramiro Galarza. “Es raro. Me cuesta caer. Primero de ganar una carrera ya que no se puede ganar todos los fines de semana y luego romper este récord”, reconoce quien batió el récord de Otto Fritzler, quien en 2019 ganó con 16 años en la misma categoría.

Cumplirá 15 años el próximo 29 de marzo y un tema que llamó fue cómo hizo para conseguir el permiso para correr. El automovilismo argentino tiene dos entes fiscalizadores, el Automóvil Club Argentino (ACA) y la ACTC. Ambas entidades emiten sus licencias deportivas. Para el caso de los menores de edad, según informa la Comisión Deportiva Automovilística del ACA (CDA), para el caso de los menores entre 15 y 18 años, se les puede emitir la habilitación “si cuentan con antecedentes de karting certificados por autoridad competente, con autorización de sus padres o tutor legal y licencia médica nacional aprobada”. El ACA no le expidió la licencia, pero sí lo hizo la ACTC argumentado los antecedentes del chico. “Pude participar en tres Mundiales en Italia. Hice 18 carreras allá y pude terminar tercero en un Sudamericano en Chile y cuarto en Brasil. Hice dos carreras en Uruguay, en una venía ganando y por un toque no pude terminarla y en la otra fui segundo. Corrí más de 350 carreras en karting”, cuenta Marco.

Una de sus primeras victorias (@mdianda_147)
Una de sus primeras victorias (@mdianda_147)

Sobre cómo nació su pasión por este deporte, explica: “Mi papá, Jorge, corrió en rally de grande y pudo cumplir ese sueño porque cuando era chico no tuvo la posibilidad económica y pudo salir campeón en Santa Fe. De chiquito fui criado en medio de autos de carrera y siempre insistí en poder girar en karting. Más que el automovilismo amo la velocidad y andar fuerte”.

Luego de una práctica con su padre comenzó a acelerar en el kartódromo local. “Me subí por primera vez a los siete años y mi papá ataba una soga a la trompa del karting y primero me llevaba y me hacía dar vueltas en círculo en un descampado. Hice un trompo y se me fueron las ganas. Estuve un año sin hacer nada y a los ocho años arranque con todo en el karting de tierra en el sudeste cordobés. Luego pasamos al asfalto y corrí el primer Campeonato Argentino de Karting. Nos cambiamos a un equipo de Buenos Aires y pude ganar”, agrega.

Es el más chico de la familia que formaron Jorge y Silvana, quienes primero tuvieron a Francina y Constanza. Ellos fueron clave el año pasado cuando vivió cuatro meses en Italia por las carreras de karting. “Llegué con 13 años y cumplí los 14 allá. Estuve cuatro meses viviendo solo y después estuve con un mecánico. Es difícil, el presupuesto puede llegar a juntarse. Yo no sufrí el tema de la distancia porque estuve en contacto todo el tiempo y me hice amigos de todos lados. Tengo amigos italianos, alemanes, polacos, aprendí a hablar en italiano”, relata.

Acelerando con el karting en Italia (@mdianda_147)
Acelerando con el karting en Italia (@mdianda_147)

“Corrí dos fechas en el sur en La Conca. La mayor parte la pude pasar en Lonato, a 120 kilómetros de Milán. Recorrí casi toda Italia en auto y pude conocer una cultura nueva. Pude conocer a mis parientes que son de Torino y también a mi tío abuelo. Estuve con ellos y aprendí la rutina de trabajar en un restaurante. También trabajé en mi equipo de karting, el KGT que es de Roma”, apunta. “Intenté portarme bien. Soy medio loco, pero lo más importante que aprendí es que los tanos se ponen de la cabeza cuando las cosas no salen y alguna cagadita a pedos me comí”, reconoce entre risas. “Estos Mundiales fueron del IWF-IAME que es una competencia organizada por la federación italiana de automovilismo. El karting en Italia es muy fuerte”, destaca.

Su paso del karting a los autos con techo, algo que llamó la atención, tiene su argumento. “En algún momento se iba a dar el salto del karting al auto porque estoy limitado físicamente porque por tener 14 años ya soy muy grande. Hace un año medía dos centímetros menos y tenía cuatro kilos menos. Cuando pegué el estirón comencé con las limitaciones porque con el peso estaba complicado para seguir en karting. No podía darme ningún permitido en las comidas. Mido 1.82 y peso 78 kilos. Mi contextura es grande. Con el cambio al auto con techo, si bien debo seguir cuidándome en lo físico, pero ahora tengo un poco más de soga, puedo tener un permitido en la semana. Me gusta comer pastas y algún asado los fines de semana”, afirma.

Marco junto a toda su familia (@mdianda_147)
Marco junto a toda su familia (@mdianda_147)

Pasó de un karting a un auto de 1.300 kilos y una potencia de TCPM: “Son seis cilindros en línea y tiene una buena potencia. Hay que llevarlo. En el Autódromo de Toay (La Pampa) llegás a 250 km/h al final de la recta. Intenté defender esta licencia que me dio la ACTC y lo hice con toda mi alma para que se den cuenta que no se la dieron a un chico de 14 años que se iba a subir y que iba a ser una masacre. Quedó demostrado en la fecha anterior. Estoy en lo más lindo que tiene la Argentina en automovilismo que es el mundo del TC, su gente, el ambiente, es algo que enamora”.

El tiempo se termina y debe volver a clases, pero cuenta que “estoy poniéndome al día y la verdad que las profesoras y el instituto siempre me dieron una mano”. Y afirma: “Soy un buen alumno y trato de estar al día, de interactuar en la clase, de no hablar al pepe, de estar interesado del tema. Me gusta tener conocimiento de todo, de lo que más pueda. Mis compañeros están contentos, todavía me siguen llamando Marquitos. Poco a poco van a empezar a caer que ando fuerte en un auto de carrera”.

Marco Diando izando la bandera en su colegio en el que fue homenajeado tras su triunfo en el TC Pista Mouras

Pese a su corta edad tiene claro que nació en un contexto económico delicado y que para él como tantos chicos argentinos de su edad llegar a la F1 es una utopía, salvo excepciones como Franco Colapinto que hace cinco años corre representado por una empresa europea y hoy integra la academia de pilotos de Williams y corre su segunda temporada en la Fórmula 3. Marco sabe que la F1 es imposible, aunque no pierde las esperanzas y plantea qué alternativa podría darse en el exterior: “No está descartado por completo, pero el monoplaza sí, ya que tenés que empezar desde cero, de la Fórmula 4. Podría ser algo de autos de turismos en Italia. Un TCR (autos de turismos que tiene varias categorías en el mundo) podría ser o los autos de Le Mans, conozco a Nicolás Varrone. Son autos hermosos”.

La charla se terminó y debió retomar su actividad escolar. Ese día fue recibido como un héroe y fue invitado a izar la bandera y recibió el aplauso de todo el colegio. Con apenas 14 años se convirtió en el orgullo de su pueblo. Su corta carrera creció a toda velocidad como ocurre arriba de los autos.

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