Esta entrevista realizada en 2018 en España, horas después de que Claudio Tapia le diera el por entonces interinato de la dirección técnica de la selección argentina, Lionel Scaloni habló de cada tema vinculado al equipo nacional. El enviado de Infobae, Matías Palacios, le preguntó todo, con la sorpresa que embargaba a una buena parte del país futbolero. ¿Qué antecedentes tenía Scaloni? ¿Qué sistema de juego prefería? ¿Cuál era su relación con Messi? A cinco años, y luego de conquistar la Copa del Mundo, se transcribe esta pieza periodística del por entonces desconocido entrenador Lionel Scaloni.
-¿Cuando el presidente de AFA te ofreció ser el DT, dudaste?
-Desde el momento en que me lo propuso, dije “dale para adelante”, acepto el desafío. Darle una mano a la Selección Argentina es lo máximo que le puede pasar a cualquiera. Sobre todo en el momento que está pasando. Pienso que lo ideal es poner el pie en el freno. Hay que seguir, sin pausa pero sin prisa. Como dice el refrán. Ojalá que nos vaya bien pero ya ayudar es un momento lindo para mí.
-¿Te sorprende estar ahora a cargo de la Mayor? ¿Pensaste en si estás preparado?
-Mucha gente cercana me dice “tenés que estar preparado para el momento”. ¿Y cuándo es el momento? Nunca lo sabés. No sabés si estar preparado es haber visto 150 entrenamientos de los mejores técnicos del mundo o haber dirigido 100 partidos, o tal vez no haber hablado con nadie. Es verdad que cuanto más te empapes, mejor. Pero nunca lo sabes. Siempre podés tener la duda de si estás preparado o no. Es algo inevitable.
-¿Te sentís orgulloso de vos mismo?
-Aunque me traten de loco lo veo normal. No normal que me hayan dado la Selección. Soy entrenador de fútbol y voy a entrenar a un equipo. Otra cosa sería si me dan un camión para manejar por ser DT. En mi caso yo estaba en AFA y surgió esta posibilidad. La magnitud es otra cosa pero al fin y al cabo es entrenar. Y si yo me guío por la magnitud de lo que me va a venir, claro, no dormiría.
- ¿Y dormís?
-Sí (sonríe). Igual duermo poco habitualmente. No más de 4 o 5 horas. El que me conoce sabe que siempre fuí así. Cuando jugaba no dormía siesta. Nada eh. Siempre metido. Siempre girando.
Y por eso así se lo veía por el lobby del hotel de Almussafes, un pequeño pueblo a 30 kilometros de Valencia y a media hora de las playas del mar Mediterráneo. Se reconoce eléctrico. Se lo ve apasionado. Inquieto también. Quizás el que anda con un andar más tranquilo es Pablo Aimar, su primer ayudante. Porque Scaloni aclara que no son una dupla. Que el DT es él y que Aimar es alguien que lo ayuda mucho. Al ex River lo califica como alguien “muy valioso e inteligente”.
– ¿Qué es lo mejor que te brinda Pablo?
– Fue un gran futbolista y como tal entiende el juego. Lo vive con pasión que es lo que yo más rescato. Esta etapa de los juveniles la está viviendo de una manera sorprendente porque trabajar con chicos de 14, 15 años no es fácil. Pero él está muy metido y busca mejorar cada día. Eso lo hace aún mejor. Yo creo que su aporte es buenísimo y estoy muy contento que esté acá conmigo.
La Selección Sub 20 dirigida por Lionel Scaloni ganó los 3 partidos que jugó (4-0 a Venezuela, 2-0 a Murcia, 2-0 a Mauritania) y tiene la valla invicta. Hoy juega con suplentes ante India porque el esquema del torneo juvenil los obliga a jugar el lunes la semifinal ante Uruguay y por eso preserva a los titulares. El certamen se juega en campo de césped sintético y esto, según cuenta, hace que los chicos tengan que acostumbrarse a otro pique del balón. Como así también debieron prepararse de otra manera porque los encuentros que disputaron comenzaron a las 23.15 y terminaron de madrugada.
El que jugara en Newell’s y se destacara en Deportivo La Coruña, va fabricando su forma de juego, su pensamiento como DT, con cierta herencia de haber sido un Pekerman Boy en aquel recordado Mundial de Malasia 1997 en el que compartió equipo con Aimar, Román Riquelme y Estaban Cambiasso. También recuerda su paso por el fútbol italiano e inglés.
“En Italia, en la Lazio, aprendí a ser futbolista en todos los sentidos. A estar en todos los detalles. El cuidado, los entrenamientos, los viajes, en todo. Ahí creen que el futbolista tiene que vivir solo para eso, que esa es la única realidad. En España aprendí otra manera de jugar. Mano a mano. Uno contra uno. No tanto las coberturas. Son diferentes maneras”.
“En Inglaterra un poco de las dos cosas. Entonces bueno, he aprendido de todo. Pero sinceramente creo que al fin y al cabo cada uno tiene que tener su libro como estandarte. Sí yo creo que lo más importante es saber que siempre hay un arco que defender, que es lo primero y uno que atacar. Cuando uno recupera la pelota, hay que atacar. Lo más importante que el jugador tiene que entender es eso. Yo creo que un entrenador tiene que tener las cosas en claro y que así las transmita a sus jugadores. A partir de ahí uno gana con el 80 por ciento de posesión. Otro gana con el 35. Y otro gana haciendo transiciones”.
-¿Y vos con qué forma te identificás? ¿De qué manera querés ganar?
-¿A quién no le gusta tener la pelota? A todo el mundo le gusta tenerla. Lo fundamental es saber tenerla en los momentos y en el lugar donde hay que tenerla. Saber hacer daño con ella. Pienso que lo importante es que el jugador sepa entender que cuando recupera la pelota, la recupera para atacar y no por la posesión en sí. Creo que ese es el principal error que están teniendo alguno. En este caso hay un montón de ejemplos para dar, aunque no me gustaría dar nombres. Pero sí es verdad que si yo robo la pelota y le digo a mi jugador que sea vertical, es porque el rival está teóricamente abierto y lo encontrará desarmado. Entonces es el momento para atacar. Un ejemplo: cuando un lateral derecho sabe que tiene al extremo a la derecha abierto y al enganche que la viene a buscar, va a tener las cosas más claras. Si al lateral derecho no le explicas o no le decís lo que vos querés, decide mal y tenemos que tener en cuenta que no todos los jugadores saben decidir.
– ¿Te gusta ser vertical, parece?
– Y me gusta. Me gusta que mi equipo ataque. Si puede llegar en 3 segundos al área contraria mejor, porque cuanto antes llegue, al rival lo vas a encontrar peor parado. Aunque tenés que tener los jugadores para hacer eso. Seguramente me gusta ese fútbol. Ahora otra cosa es que tengas jugadores para sólo para tener la pelota y ahí tenés que adaptarte. Yo creo que el técnico se tiene que adaptar.
– Hablemos del sistema, ¿cuál es el esquema o la táctica que más te gusta?
-No, no, no hay una preferencia. De hecho el viernes acá jugamos los últimos 20 minutos con línea de tres centrales. Y empezamos con cuatro. Yo creo que las posiciones no son tan importantes sino ocupar ciertas zonas de la cancha. Después las fichitas se van moviendo. Yo siempre escucho 4-3-3. 4-5-1. 4-1-4-1 y si alguien me sabe identificar cuál es la diferencia entre uno y otro le daría un premio. Los sistemas son todos los mismos. La diferencia son los intérpretes.
-Ante el nivel de exitismo que hay ¿qué se le dice a chicos de 19 años?
– Que intentamos sacar lo mejor de ellos. Que tengan un buen rendimiento. Nada de resultados. Lo que pasa es que en un país como Argentina es difícil, muy difícil sólo hablarles de cultura y de educación y de que no importa el resultado. Yo creo que de una vez por todas tenemos que dejar de lado eso, sobre todo si queremos formar a los chicos para que sean grandes jugadores o grandes personas. O para que lleguen a la mayor ya hechos o casi hechos. Si nosotros creemos que el proceso es lo importante y no el resultado final, seguramente, los triunfos llegarán. Ahora, a estos chicos les intentamos decir que no pasa nada si se pierde, que el resultado al final no es lo más importante. Si nosotros sólo le dijéramos “ganar, ganar, ganar” que eso es lo único, ante el primer obstáculo que tenga el palo es duro. Este mensaje es el reto principal y el más difícil a llevar adelante en las juveniles.
Llega el momento de hablar de lo que pasó en Rusia, en donde Scaloni fue uno de los tantos ayudantes de Jorge Sampaoli, el más cercano al grupo de jugadores.
-¿Como fue la experiencia del Mundial para vos, qué notaste?
-Noté mucho nerviosismo, más la necesidad de ganar. Sentí que la responsabilidad de salir a jugar un partido era muchísimo más grande que antes, cuando viví el Mundial de 2006. Para mí fue una experiencia opuesta. Estos pibes jugaron tres finales y estuvieron a punto de ganar todo. Es algo que quieras o no pesa. Y eso fue lo que noté. Yo creo que nosotros lo que tenemos que lograr, y no sólo yo como entrenador, nosotros como país, es hacerle entender a esos jugadores que al fin y al cabo se puede ganar o se puede perder siempre dando lo máximo. Lo cierto es que había 32 selecciones y ganó solo una. En este caso a partir de ahí, a lo mejor se juega más relajado. Perdés un partido, al otro día te levantas y la vida sigue. No hay ningún problema. El tema es cuando se vive como una situación de vida o muerte.
-¿Se vivió así en Rusia?
-Yo viví momentos muy tensos. Complicados.
El entrenador de la Mayor charla mucho con Aimar y Martín Tocalli, sus dos colaboradores, sobre la lista que deberán confeccionar: “No tenemos todavía la lista armada ni siquiera en un porcentaje mínimo”. Y al respecto hay también 2 temas muy importantes. Uno es el regreso de un histórico del seleccionado. Sergio Romero se recupera muy bien de la lesión que le surgió antes del Mundial, ya hablaron con él y es un numero puesto para la vuelta al arco de Argentina. Lo otro es qué va a pasar con Lionel Messi.
-¿Hablaste con Leo, un mensaje de Whats App, algo?
-No. Sí es cierto que tengo una relación, pero lógicamente no creo que ahora sea el momento de llamarlo. Por ahora lo vamos a dejar así y cuando llegue el momento de dar la lista, seguramente veremos qué hacemos. Sinceramente lo conozco bien y no me preocupa el hecho de hablar con él. La verdad es que con Pablo no nos pusimos a pensar qué es lo que vamos a hacer con él porque recién volvió de las vacaciones y comenzó a entrenarse. Hay que ver muchos factores y cuando realmente pensemos en la lista seguramente vamos a pensar en él como pensamos en muchos jugadores. Pero queremos tratarlo de una manera que realmente sepa que hay un respeto y que seguramente lo vamos a tratar como él se merece. Eso creo es lo más importante de todo.
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