Cerca del epílogo de su carrera, tras brillar en Paris Saint Germain de Francia, Barcelona de España, Milan de Italia y volver a su país para defender las camisetas de Flamengo y Atlético Mineiro, Ronaldinho decidió llevar su magia a México para defender los colores de los Gallos Blancos de Querétaro. Además de revolucionar el fútbol azteca con su talento, Dinho también fue noticia por cuestiones extrafutbolísticas.
Durante esa temporada en el conjunto albiazul, Dinho también fue famoso por las fiestas que montaba en su vivienda. Ahora, con el tiempo, su ex compañero, el chileno Patricio Rubio, brindó detalles de estos eventos durante una charla en el podcast Pelotazo al Vacío.
El trasandino, que también jugó en Rivadavia de Lincoln en Argentina, Dorados de Sinaloa de México y Alianza Lima de Perú, manifestó que el brasileño era un gran anfitrión: “Siempre ibas de invitado. Todo gratis”. Y luego, añadió: “Alfombra roja, guardias, seguridad por todas partes. ¡Mujeres!”.
Al estar en pareja el delantero aseguró que él se portaba bien, aunque aclaró que “era el peor momento para estar pololeando”.
“Era una locura su casa en ese momento. No sabés lo que era. Entrabas a la casa y estaban los amigos tocando, por todos lados meseros sirviendo tragos. Increíble, lo viven de otra manera. Disfrutan todos los días. Aparte era Ronaldinho, que qué le vas a decir”, remarcó el atacante de 33 años.
Pese al paso del tiempo, Pato recuerda muy bien la buena sintonía que conformaron dentro del campo de juego, la cual ayudó a que Querétaro lograra el subcampeonato. “La pasé increíble, fue un año increíble, compartí mucho con él en la cancha. Me acuerdo que mi primer gol fue con un pase de él, y después afuera también fue increíble, viví muchas cosas lindas, muchas cosas que no se pueden contar”, expresó.
Rubio también contó que las fiestas podían ser improvisadas en el extranjero. “Nos invitaban a jugar amistosos a Estados Unidos porque estaba él y luego del partido nos venía a buscar un carro con guardias para ir a la discoteca. Llegábamos y nos ponían alfombras rojas. Te puedes imaginar lo que pasaba adentro, había de todo el mundo, una mujer de cada país, para elegir y todo gratis”, soltó.
“Entrenaba todos los días, solo que los lunes no iba. Por lo general no iba, se tomaba un avión privado y se iba a Cancún o alguna playa. Nosotros jugábamos de local los viernes a las 7 de la noche y después volvíamos el lunes y él no iba”, concluyó el actual jugador del Ñublense.
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