Transcurría el minuto 33 de la final entre Boca Juniors y Patronato en Santiago del Estero, cuando Luca Langoni envió un centro al área, Darío Benedetto no llegó a conectar de cabeza y el defensor del elenco entrerriano Matías Ruiz Díaz metió la mano y cometió penal. Andrés Merlos, juez principal, no dudó al señalar el punto fatídico, pero desde el VAR lo llamaron porque había una polémica a revisar.
No se trató de la infracción del futbolista del Patrón, que incluso se insultó a sí mismo sabiendo del error que había cometido. Sino de un offside previo cuando la pelota fue abierta para Langoni sobre la banda derecha. Desde la cabina en la que revisaron la jugada trazaron las líneas y se tomaron su tiempo para definir si había que anular la pena máxima por la presunta posición adelantada previa.
Se registraron entre cuatro y cinco minutos de demora por la revisión de esta jugada, que impacientó tanto a los protagonistas como a los hinchas presentes. Finalmente todo Boca tuvo que resignarse y en el conjunto de Paraná respiraron hondo. A Merlos lo acompañaron Facundo Rodríguez y Miguel Savorani como jueces asistentes, mientras que Luis Lobo Medina fue el cuarto. El encargado del VAR es Ariel Penel, mientras que el AVAR es Pablo González.
Si es fuera de juego, lo toma la cámara en línea, por eso en esta oportunidad no hay error de paralaje. Es milimétrico, pero a los fines de la regla el hombro está mas cerca de la línea final que el penúltimo defensor, tal como se exhibió en las repeticiones.
En el complemento, la diferencia de un gol se amplió y ya no hubo equivalencias entre uno y otro equipo. El Patrón no apeló al juego brusco y a la terna arbitral se le simplificaron las cosas. Luis Advíncula pisó el área rival y se quejó por un supuesto manotazo de Facundo Cobos que no ameritó cobrar infracción. Merlos, bien ubicado, entendió que no había falta y acertó. Esa fue la jugada más cercana a una polémica que existió en lo quedó del match.
SEGUIR LEYENDO: