Una vez más Rafael Di Zeo le dobló el brazo a la Justicia. Una vez más entró a Tribunales a sentarse en el banquillo de los acusados y escuchó cómo un fiscal pedía penas altas de prisión y una vez más salió con una sonrisa, con el fallo de su absolución. Y ya no le queda ninguna causa en contra: sí, el líder de la barra brava de Boca lo hizo de nuevo. Como cuando se enfrentó al cargo de jefe de asociación ilícita en 2011, como cuando debió responder como presunto instigador del ataque a balazos por la espalda a otro capobarra, el Uruguayo William Richard Laluz Fernández en 2014, como cuando lo acusaron de encubrir un secuestro extorsivo donde cantó victoria dos semanas atrás y como en tantos otros procesos de violencia en espectáculos masivos en los que lo apuntaron, el canoso jefe de La Doce salió ileso.
Y ahora va por más: con la absolución que recibió este mediodía en el juicio por los dos crímenes en la interna barra en 2013 y al no tener deudas pendientes con la Justicia, pedirá salir del listado del derecho de admisión en el que se encuentra desde marzo de 2016. Y salvo que Boca lo declare persona no grata, algo que parece lejísimo de suceder, debería poder regresar a la Bombonera desde el próximo 9 de marzo, cuando se vence la última prórroga de su prohibición. Siete años después de que le impusieran esa medida restrictiva Rafa se relame: quiere su foto en el paravalancha más que cualquier otra cosa en la vida.
El juicio que se había iniciado el 12 de septiembre del año pasado se encaminaba a este final tras un proceso en el que el fiscal Aldo de la Fuente no pudo probar la presencia de Di Zeo en las cercanías del Nuevo Gasómetro el 20 de julio del 2013 ni que haya dado las órdenes de atacar cuando se enfrentó el grupo que se referencia en él con la facción que comandaba Cristian Fido De Vaux, por entonces la oficial, y hubo dos barras muertos: Marcelo Chelo Carnevale y Ángel Feco Díaz.
En aquella jornada Boca y San Lorenzo jugaban un partido amistoso por el triangular de invierno que también sumaba a Estudiantes, en lo que era una prueba para ver si regresaba el público visitante a los estadios y todo terminó de la peor manera. Lo más insólito es que la Policía tenía el dato del probable enfrentamiento dado que este cronista había avisado 24 horas antes al Ministerio de Seguridad sobre este particular y además aquella mañana el alerta salió publicado en los diarios. Pero aún así no hubo prevención y se produjo la cruenta batalla del Bajo Flores. Si eso no es una zona liberada…
Si bien la instrucción judicial tuvo notorias falencias, también es cierto que los testigos no ayudaron demasiado a descubrir la verdad: durante las audiencias pasaron jefes policiales que elogiaban a los barras, otros que súbitamente no recordaban nada, barras que lanzaban cualquier hipótesis para desviar la atención y funcionarios que mintieron descaradamente mientras el fiscal hacía preguntas pero nunca pidió careos, por lo que la posibilidad de desmontar esa situación mendaz se hizo cuesta arriba. Así, tal como vino narrando Infobae, todo se encaminaba a este final.
En su alegato, la fiscalía se jugó una última carta: admitió que no podía acusar a Di Zeo por el delito que se le adjudicaba, que contemplaba pena de hasta prisión perpetua, y cambió entonces la acusación para endilgarle haber promovido la formación de un grupo violento en el marco de los espectáculos deportivos (artículo 5 de la ley 24.192) que tiene pena de hasta seis años de prisión. Y le pidió cuatro años a la sombra. Pero al juicio llegó por otra calificación y ese argumento usó su defensa para pedir la absolución: violación del principio de congruencia, ya que no podían condenarlo por un hecho sobre el cual no le permitieron defenderse. Pero el Tribunal Oral 13 integrado por los jueces Diego Guardia, Enrique Gamboa y Adolfo Calvete no tuvo en cuenta este pedido de nulidad y lo rechazó.
Cuando los jueces esgrimieron eso, daba la sensación de que todos serían condenados. Porque pocos podrían dudar de que Di Zeo fue y es jefe de la barra. Pero para el Tribunal, y habrá que esperar al 23 de marzo para ver los fundamentos, eso no está claro. O por lo pronto entienden que el fiscal no presentó argumentos contundentes que prueben que Di Zeo promueva grupos violentos para cometer delitos. Una interpretación que quizá choca con el sentido común de quienes concurren a los estadios. Y entonces los absolvieron por el beneficio de la duda. Así el popular Rafa, que en sus últimas palabras dijo: “Quiero solidarizarme con las familias de los dos muchachos fallecidos y que se haga justicia”, salió indemne una vez más.
La misma situación vivieron las otras dos personas que estaban en el banquillo de los acusados: Fido De Vaux, para quien el fiscal había pedido tres años y medio de cárcel por el mismo delito y Walter Coronel, que había llegado a juicio acusado de aportar las armas homicidas y para quien el fiscal le pidió tres años de prisión condicional. Dos muertos y ningún culpable, algo que suele suceder cuando La Doce está de por medio y la Justicia trabaja mal y a destiempo.
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