El ex barra de River William Schlenker se casó en la cárcel con Samanta Farjat

Condenado a cadena perpetua por el crimen de Gonzalo Acro en medio de la interna de Los Borrachos del Tablón, William busca con ayuda de su pareja que la Corte Suprema atienda un recurso de revisión de su caso

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Schlenker y Farjat se unieron
Schlenker y Farjat se unieron en matrimonio en diciembre

Siete meses atrás William Schlenker, condenado a cadena perpetua por el crimen de Gonzalo Acro en 2007 en medio de la interna de la barra de River, rompía el silencio con Infobae. Allí, además de clamar su inocencia, dejaba una frase inquietante: “Si en dos años no revisan mi condena y me liberan, me mato”. Pero ahora, mientras prepara un nuevo recurso ante la Corte Suprema para intentar demostrar que nada tuvo que ver con el hecho, mira la vida de otra manera o por lo pronto eso se desprende de uno de sus últimos actos: se casó en el registro civil de Marcos Paz con Samanta Farjat, con quien estaba de novio desde tiempo atrás.

El hecho ocurrió el 27 de diciembre pasado a las 13.30 en el edificio ubicado en la intersección de las calles Catamarca y Ramón Melgar de dicha localidad con intervención de las autoridades del juzgado de ejecución penal número uno y del Complejo Penitenciario Federal Número 2, que es la famosa prisión de Marcos Paz donde está detenido desde mayo de 2016 cuando la Cámara de Casación Penal le confirmó la pena de perpetua por haber instigado el crimen de Acro.

La noticia se mantuvo en bajísimo perfil porque Schlenker asegura que su objetivo no es aparecer en los medios por este motivo sino para denunciar lo que asegura es una injusticia para con su accionar. De hecho su círculo cercano destaca la diferencia entre su matrimonio con el de su hermano, Alan Schlenker, quién se casó en el penal de Trelew en marzo de 2022 con su novia Patricia e hizo una fiesta íntima en la cárcel vestido con la camiseta de River y subió los videos a sus redes sociales dando cuenta del acontecimiento. El mayor de los Schlenker también está intentando dar vuelta su situación judicial, pero en su caso solicitando la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Claro que la flamante esposa de William también tiene un pasado mediático. Samanta Farjat se hizo famosa en los 90 cuando apenas tenía 19 años y fue una de las testigos del llamado “Caso Coppola”, la causa que llevó a prisión durante tres meses al ex manager de Diego Maradona, acusado de tenencia ilegal de estupefacientes para comercialización tras el hallazgo de casi medio kilo de cocaína en un jarrón de su departamento de la avenida Libertador. Esa causa se cayó luego que se probara que la droga fue plantada por la Policía en connivencia con el juez federal de Dolores, Hernán Bernasconi, quien terminó condenado por este y otros seis hechos a nueve años de prisión.

Por entonces Farjat protagonizaba programas sobre el tema que tenían picos de rating históricos en América TV. Hasta tuvo una canción propia compuesta por el músico Machito Ponce que fue un hit en las radios y las discotecas. Pero tanto tiempo después, Samanta pide derecho al olvido. Tanto que ante la consulta de Infobae sobre su matrimonio, sólo accedió a confirmarlo pero no quiso explayarse más. Sí en cambio pidió que se escuche a su flamante marido y sus razones para lograr que se anule la condena que tiene a perpetuidad y lo dejen en libertad. De hecho Farjat aseguró que están en tratativas con dos abogados para presentar un recurso de revisión ante la Corte Suprema de Justicia donde se ofrecerán nuevos testimonios de muchos allegados a la causa donde dejarán en claro que William no tenía nada que ver y con esos elementos nuevos tratarán de desvincularlo.

Porque el menor de los Schlenker sigue afirmando su inocencia. En aquella nota que brindó a Infobae siete meses atrás afirmaba que él no había estado en ninguna de las reuniones previas donde los jueces aseguran que se planeó el crimen y que jamás tuvo influencia en la barra. Esto último para los conocedores de la interna de la tribuna era cien por ciento real: el paravalanchas era dominado por su hermano Alan y Adrián Rousseau y William no tenía poder de decisión alguno. Pero en la noche en que Acro fue asesinado, él estaba en un auto con su hermano y con otros dos barras, Maximiliano Pluto Lococo (condenado a diez años como partícipe secundario del homicidio) y Rubén Rodríguez, quién declaró en el juicio que sintió que lo usaron como carnada para tener una hipótesis exculpatoria. A eso se sumó que tenía dos llamadas con quienes materializaron el crimen, pero en un horario anterior. Con ese material probatorio fue condenado. William siempre juró inocencia afirmando que no tenía necesidad de mandar a matar a quien él había echado de la barra a los golpes y que era imposible que instigara al Colorado Ariel Luna (autor material) o cualquier otro integrante de quienes cercaron a Acro dado su escasa relevancia en las decisiones de la barra y con la foja delictiva que tenían los miembros de ese grupo, apodado La Banda de Palermo.

Ahora por intermedio de su esposa le hace llegar otros detalles a Infobae con los que intenta conmover la decisión judicial. “No estuve en el lugar, no hablé con el autor, no proporcioné el arma, no estuve en las reuniones previas de la barra. Es increíble esta condena. Además después de que la Cámara me confirmara la sentencia uno de los jueces de la sala, Gustavo Hornos, salió a hablar y se jactaba de que él resolvió el caso Acro, que lo habían matado en Núñez desde una moto, cuando fue en Villa Urquiza y Luna y Oveja (Rubén Pintos) bajaron de un utilitario. Lo que demuestra que jamás leyó la causa, sólo ejecutó una orden que le venía desde arriba, porque si la leía a mí me tenía que revocar la condena. De hecho la jueza Figueroa falló en minoría a mi favor, pero claro, había que condenar a los Schlenker aunque no tuvieran nada. Después decían que mi motivación para matarlo es que en la famosa pelea de los quinchos (NdR: 11 de febrero de 2007, en la previa a un partido contra Lanús, el día en que se enfrentaron por primera vez los dos grupos de la barra) él me ganó. ¡Pero si lo rompí todo esa tarde! A Gonzalo lo querían hacer aparecer como un santo y apuñaló gente en el playón (NdR: otro enfrentamiento en River, el 6 de mayo de 2007, al término de un River-Independiente), entre ellos al compadre de Luna y por eso lo fueron a buscar y se vengaron. Yo ni estaba. Me condenaron por mi apellido. Fijate también que le dieron perpetua a Sergio el Pelado Piñeiro y está prófugo desde entonces, ni siquiera lo van a buscar porque con meter a los Schlenker en la cárcel ya estaba. Vos estás cubriendo el juicio a Di Zeo que llegó al banquillo también por haber instigado dos crímenes y como el fiscal no puede probarlo, le pide una pena menor (NdR: el fiscal pidió cuatro años, se define este jueves). A mí en la misma situación me dan perpetua. ¿Se entiende? Por eso quiero que la Corte Suprema revise mi caso, como hizo con Carrascosa por el crimen de María Marta, por ejemplo. Porque no tengo nada que ver y ya llevo casi nueve años preso aunque soy inocente”, clama William Schlenker desde la prisión de Marcos Paz, buscando cambiar su historia a la par del cambio de su estado civil.

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