En diciembre pasado, la iraní Sara Khadem se presentó sin velo a un torneo de ajedrez y su imagen se viralizó por todo el mundo como un símbolo de protesta ante la república islámica. Después de eso, la mujer se vio obligada a exiliarse en España junto a su esposo por la presión política que se ejerció sobre ella y el terror que sintió. Ahora, ha brindado una breve entrevista a la agencia AFP en la que contó cómo vive estos días lejos de su tierra natal.
La vida de la gran maestra de ajedrez, 17ª jugadora del mundo a los 25 años, dio un vuelco en los campeonatos del mundo de partidas rápidas en Almaty, en Kazajistán. Fue entonces cuando se presentó sin el hiyab, el velo islámico, para no “traicionar” al movimiento de protesta que estalló en Irán tras la muerte de Mahsa Amini el 16 de septiembre, mientras estaba detenida.
“El gobierno iraní podría perseguirnos incluso en otros países. Lo han hecho ya en el pasado con otros iraníes”, explicó en la entrevista al pedir que no se publique el lugar en donde vive actualmente.
Reproducida en todo el mundo, su foto sin velo no escapó a la atención de las autoridades iraníes. Alguien conocido, con buena información, le indicó que era objeto de una orden de detención y que sería “arrestada a su regreso a Irán”. Sin poder siquiera llevarse un tablero de ajedrez, se fue a España con su marido, Ardeshir Ahmadi, director de cine iraní-canadiense de 32 años y ex presentador de televisión, y su hijo de un año.
“Nunca lo llevé de manera habitual”, señaló sobre el velo, así que le pareció “hipócrita” hacer “algo en frente de las cámaras en lo que uno no cree”. Cabe recordar que las autoridades le exigieron pedir disculpas, pero ella se negó. “La razón era personal, pero el momento de hacerlo tuvo que ver evidentemente con lo que ocurría en Irán (...) Nos sentimos muy inspiradas y alentadas” por las protestas y por las personalidades iraníes que osaron quitarse el velo, añadió.
“Abandonar por completo Irán, no era algo en lo que pensábamos”, aseguró, explicando que alejarse de sus padres “fue la decisión más difícil” de su vida. Sara -que prefiere no usar su apellido completo, Khademalsharieh, sirvienta de la religión-, explicó que entró en España con un visado que había obtenido para torneos de ajedrez.
Ahora, ella y su esposo gozan de un permiso de residencia concedido por el estado español por la compra de una propiedad por valor de al menos 500.000 euros (530.000 dólares). La ajedrecista, que fue recibida en enero por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, con quien jugó una partida, es consciente de su buena suerte, ya que “no es fácil para muchos iraníes obtener un visado, por la situación actual”.
Khadem ya sufrió la ira del régimen iraní en 2020, cuando se le prohibió viajar durante seis meses por haber abandonado la selección nacional iraní en protesta por el derribo, “por error” según Teherán, de un Boeing ucraniano por parte del ejército iraní, un siniestro en el que murieron 176 personas. “Fue un paréntesis enorme (...), un sentimiento horrible, pensé que era el fin de mi carrera”, recordó la joven que juega al ajedrez desde los 8 años y que sacrificó parte de su escolarización por el juego. “Tuve que prometer” a las autoridades “que no emigraría”, confió, esbozando una sonrisa.
Antes de eso, ya se había dado a conocer apoyando públicamente al prodigio iraní del ajedrez Alireza Firouzja. Nacionalizado francés, abandonó su país después de que la federación le prohibiera participar en el campeonato del mundo de partidas rápidas en diciembre de 2019 por temor a que se enfrentara a jugadores israelíes.
Sara Khadem espera volver pronto a la competición, ya sea sentada ante el tablero o como comentarista. Además, se muestra optimista sobre el futuro de su país: “Quizás un gran cambio exija más sacrificios”. Y agregó: “Creo que llegará un día en el que todos podremos volver”.
Con información de AFP
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