“Legendarios”: los cinco futbolistas argentinos que revolucionaron a Gran Canaria

Brindisi, Morete, Carnevali, Quique Wolff y Teodoro Fernández llegaron en los ‘70 al club Las Palmas en la isla española. Ahora apareció un libro que los homenajea

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Daniel Carnevali,  Quique Wolff,  el presidente de Las Palmas, Miguel Ramírez, Miguel Brindisi y Carlos Morete posan con el libro
Daniel Carnevali, Quique Wolff, el presidente de Las Palmas, Miguel Ramírez, Miguel Brindisi y Carlos Morete posan con el libro

“Fueron jugadores que pudiendo haber ido a otro equipo, optaron por la Unión Deportiva Las Palmas. Suena romántico, pero ellos eligieron la felicidad al dinero. Siendo tremendos profesionales como lo eran, antepusieron el corazón a la chequera y eso la gente no lo olvidará jamás. Brindisi tuvo una oferta para la Juventus, Wolff y Morete habían sido tentados por instituciones de mayor renombre, al tiempo que Carnevali pudo fichar por Barcelona o Real Madrid. Eran felices aquí y estaban cómodos, al punto que iban caminando hasta el estadio. Se dio un efecto maravilloso entre ellos, porque se contagiaban las ganas unos a otros para vestir la camiseta. Eran muy queridos por la gente de aquí y disfrutaban del fútbol”.

Las palabras son de Ignacio Sánchez Acedo, un periodista que desde hace 25 años cubre la información de la Unión Deportiva Las Palmas y que actualmente es el jefe de deportes del periódico Canarias7. Vive en la isla de Gran Canaria y es quien ha llevado adelante una minuciosa investigación que dio como resultado un libro que lleva por título Legendarios. En él se reseña el paso de cinco futbolistas argentinos en la década del ‘70 por el club, que dejaron una huella profunda, que dura hasta nuestros días.

“Hay que dimensionar las figuras de Brindisi, Morete, Carnevali, Wolff y Teodoro Fernández, que fue el primero en arribar al club. Estuvieron en la década del ‘70, pero se han consagrado como ídolos eternos, porque fueron los pioneros en llevar al equipo a unas instancias deportivas impensadas, sumado a que contaban con un carisma sin igual. Miguel, Carlos y Quique regresaron en el año 2014, porque Daniel y Teodoro están radicados aquí y fue allí cuando la Unión Deportiva Las Palmas les entregó la insignia de oro y diamantes a ellos tres. La repercusión de esa visita en el público fue tremenda y a partir de allí, y de una conversación con Miguel Ángel Ramírez, el presidente, fue quien me propuso la idea de hacer en un tomo, la historia de ellos cinco. Pusimos manos a la obra, con un dato que no se puede dejar de lado: Argentina es el país que más jugadores le ha brindado al club, por lo que queda claro que hay allí una larguísima tradición. Quiero remarcar que conté con la inestimable colaboración de cada uno de ellos”.

Teodoro Fernández, después de destacarse en los primeros nacionales con las camisetas de Sportivo Desamparados de San Juan y San Martín de Mendoza, arribó a la isla con un bagaje de ilusiones, que rápidamente se concretaron. Jamás pensó que allí se estaría abriendo una puerta para un legado maravilloso, que luego siguieron sus destacados compatriotas. Sánchez Acedo nos da un panorama acerca de lo que fueron las visitas de los ex jugadores en el año 2014, cuando la emoción flotó por cada esquina de la ciudad: “Pusieron una pancarta en el estadio que decía: “Gracias por hacer felices a mis padres”. Es un ejercicio de memoria fantástico de la gente que nos los vio jugar, pero sabe perfectamente lo que fueron. Quique Wolff me mencionó que le ganó la emoción al leer eso, porque realmente no lo esperaba. Esa pancarta sintetizó el sentimiento de lo que significó que ellos estuvieran de regreso. A diferencia de Wolff y Brindisi, Carlos Morete no había vuelto nunca a Gran Canaria, desde su partida en 1979. Es un hombre muy querido aquí y sumamente reconocido, porque aún ostenta el mejor promedio de gol de un futbolista del club: convirtió 99 tantos en unos 200 partidos aproximadamente. Nadie jamás pudo ni acercarse a esa cifra. En el entretiempo de un cotejo ante el Celta de Vigo fueron homenajeados, con una emoción desbordante que les llegó a todos los presentes. Además, fueron como un talismán, porque allí el equipo logró su último ascenso a Primera División. Ojalá el libro actué en la misma dirección (risas). Vamos bien, porque estamos en posición de ascenso directo en la Segunda División, con el detalle curioso que en esta temporada no hay ningún argentino, algo que no sucedía desde hace casi 30 años”.

Daniel Carnevali, Quique Wolff, el presidente de Las Palmas Miguel Ramírez, Miguel Brindisi y Carlos Morete
Daniel Carnevali, Quique Wolff, el presidente de Las Palmas Miguel Ramírez, Miguel Brindisi y Carlos Morete

Como en un boca a boca futbolero, los argentinos fueron llegando de a uno a Gran Canaria para conformar no solo un cuadro inolvidable, sino también una fraterna relación fuera de los campos de juego, donde las familias se hicieron amigas, facilitando la estadía en un lugar fantástico: “Teodoro Fernández fue el primero en llegar a comienzos de la década del ‘70, seguido de Daniel Carnevali, que lo hizo en 1973, un año antes de defender la valla argentina en Alemania ‘74. Más tarde lo hizo Wolff, que duró muy poquito, porque enseguida fue transferido al Real Madrid; luego arribó el Puma Morete, tras ser el goleador de River, y el quinteto se completó con Miguel Brindisi, para la temporada 1976/77. El equipo no ganó ningún título, pero el disfrute de poder ver a esos monstruos con la camiseta del club es algo que permanecerá por siempre”.

En un repaso al refrescar sus respectivas trayectorias, podemos dimensionar la calidad de esos futbolistas que conquistaron el corazón de las Islas Canarias. Teodoro Fernández era un delantero que se ganó la titularidad a fuerza de goles. Daniel Carnevali era considerado el mejor arquero argentino al momento de su llegada, al punto de ser el titular de la Selección en las Eliminatorias de 1973 y en el Mundial del año siguiente. Precisamente allí fue donde Enrique Wolff lució la cinta de capitán, con buenas actuaciones, pese a que el cuadro nacional estuvo lejos de un nivel aceptable. Quique mostró sus virtudes como marcador lateral, cubriendo con enorme capacidad todo el costado derecho. Carlos Manuel Morete fue uno de los más implacables goleadores del fútbol argentino. Surgido en las Inferiores de River Plate, se dio el gusto de ser el artillero de equipo que en 1975 cortó con la sequía de 18 años sin títulos. Ostenta un récord especial: es el único futbolista que salió campeón en nuestro país en cuatro equipos distintos, ya que además de en los Millonarios, lo hizo en Boca, Independiente y Argentinos Juniors. De Miguel Ángel Brindisi es poco lo que se puede agregar. Poseía un talento extraordinario, que lo llevó a la selección siendo un adolescente. Su calidad fue clave en dos cuadros que se instalaron en la memoria: Huracán 1973 y Boca Juniors 1981.

El propio Miguel Brindisi guarda un enorme recuerdo de su paso allí. Fueron tres años que duran para toda la vida: “Es un sentimiento increíble y especial. Siempre tenía el deseo de llegar a ese club por lo que me contaban tanto Carnevali como Wolff, con quienes éramos compañeros en la Selección. Me decían que era un paraíso el lugar y su gente también, permanentemente con los brazos abiertos para recibir a quien llega allí. Y la verdad es que se quedaron cortos, porque fue maravilloso. La institución estaba en todos los detalles, te hacía sentir como en una familia y me dio el regalo más grande que fue cosechar amigos, con quienes seguimos en contacto hasta el día de hoy. Solo tengo palabras de agradecimiento para una ciudad que me hizo sentir como si estuviese en mi tierra”

La Unión Deportiva Las Palmas llegó a su momento cumbre al alcanzar la final de la Copa del Rey en la temporada 1977/78 como lo reseña el autor del libro: “Fue maravilloso, pero allí ya no estaban todos en el equipo, porque Wolff actuaba en el Real Madrid, pero con una curiosidad: como el partido se disputó en el Santiago Bernabéu, Quique estuvo en las tribunas viéndolo, así que, de alguna manera, también dijo presente. Carnevali, Morete y Brindisi, que fue el autor del gol, actuaron como titulares, mientras que Fernández fue suplente. Técnicamente, estuvieron los cinco en el estadio. Aquel fue un capítulo único en la historia de la Unión Deportiva Las Palmas y estimo que será muy complicado que vuelva a repetirse. Miguel siempre dijo que la gente no debía estar triste por haber perdido esa final, porque ya haber estado allí era una conquista enorme para el club y debe guardarse como un trofeo por encima del resultado”.

Tapa del libro que recoge la historia de los argentinos en el club Las Palmas
Tapa del libro que recoge la historia de los argentinos en el club Las Palmas

El actual presidente de la institución, Miguel Ángel Ramírez, estuvo de paso por Argentina para reunirse con aquellos héroes, entregarle ejemplares de este libro y también dejó sus sensaciones sobre ese grupo inolvidable y su relación con la gente de la isla: “Nuestra afición recuerda aquella etapa como una de las más bonitas por el rendimiento deportivo y la integración en Gran Canaria. Eran figuras importantes y su carrera creció tras la estancia en la isla. Yo era muy joven y son los ídolos de mis primeros recuerdos. Luego fueron llegando más argentinos con el correr de los años, para darle continuidad a la tendencia. Se ha dado el complemento del futbolista argentino, con gen ganador y apasionado, con el canario, más bien destacado por su técnica. El tiqui taca nació en Gran Canaria, aunque fuera la selección española y el F.C. Barcelona, quienes lo universalizaron. Por todos estos motivos, siempre es un honor reencontrarme con semejantes figuras”.

Una de las partes más interesantes de la investigación de Ignacio Sánchez Acedo tiene que ver con lo que iban generando esos argentinos en la gente del lugar a medida que arribaban para vestir la casaca de la Unión Deportiva Las Palmas: “En el libro se resalta un tema fundamental: cada vez que llegaba uno de estos enormes jugadores argentinos a la institución, era como si aterrizara un OVNI (risas), porque era un acontecimiento descomunal. La gente de aquí, por ejemplo, no podía creer que Brindisi pudiera ponerse la camiseta de Las Palmas. De hecho, cuando Miguel arribó a Gran Canaria, los titulares de los diarios, con grandes letras, eran “Llegó Brindisi”, como queriendo significar que era verdad y que era de carne y hueso (risas)”.

Para el final queda una reflexión del autor, acerca de algo muy especial de los argentinos con el fútbol y es ese sentimiento que no conoce de edades, ni de tiempos cronológicos. Un hilo que une la historia celeste y blanca con nombres y apellidos ilustres: “Con este trabajo tratamos de decirle a la gente que está muy bonito el fútbol moderno con todos sus adelantos, con sus figuras actuales en cuatro dimensiones, pero aquí en la década del ‘70 tuvimos unos fulanitos que jugaban bien en serio y que son palabras mayores. Ha sido un honor para mí ser depositario de sus memorias, poder hablar con cada uno de ellos, que te cuentan historias y te hablan de Alfredo Di Stéfano, César Luis Menotti, Mario Kempes y, por supuesto, Maradona. Con él, todos tienen una vinculación particular. Con Morete fueron campeones juntos en Boca, donde Brindisi hizo una dupla inolvidable con Diego. Wolff fue compañero de él en Argentinos Juniors y ante Carnevali falló un penal en la anteúltima fecha, estando en los Xeneizes, que pegó en el palo, aunque Daniel presume de habérselo atajado, pero no fue así (risas). Y otro dato sobresaliente es que los que eran los jóvenes de ese plantel de Las Palmas y llegaban a Primera, se sentían apoyados y respetados por esas figuras, en gestos que son inolvidables. Creo que es un merecido homenaje”.

Y por supuesto que lo es. Porque cada uno de los futbolistas seguramente volvió a sentir ese cosquilleo particular que le producía ponerse aquella casaca amarilla. Su talento germinó en los potreros argentinos, pero navegó por el océano Atlántico para salir a flote con más fuerza aún en las costas de la Gran Canaria.

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