Llegó a River como el “mejor zaguero de Sudamérica”, sufrió el descenso, dejó el fútbol y ahora cultiva su propia granja en Paraguay

Adalberto Román era la esperanza de Daniel Passarella, quien lo contrató en 2010. Por una jugada desafortunada cuando el Millonario perdió la categoría quedó en el ojo de la tormenta. Se retiró en pandemia y se dedicó al campo: “Me da paz interior”

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Aldalberto Román, ex jugador de
Aldalberto Román, ex jugador de River

Corría el año 2010 cuando Adalberto Román embelesó con su “magia” a Daniel Alberto Passarella. El entonces presidente de River observó su juego en Libertad de Paraguay, se obsesionó con él y viajó exclusivamente hacia Asunción para cerrar la contratación del marcador central en tres millones y medio de dólares porque lo consideraba “el mejor zaguero central de Sudamérica”.

El defensor paraguayo se convirtió entonces en el octavo refuerzo del equipo de Ángel Cappa, pero la vida quiso que poco menos de un año después la historia fuera otra, ya que fue parte del equipo millonario que sufrió el descenso a la Primera B Nacional tras perder la promoción con Belgrano.

Román llegó al Millonario para transformarse en baluarte de la defensa, pero su error en la ida de la serie contra el Pirata lo condenó para siempre entre los riverplatenses. En el partido de ida, una mala jugada provocó un alevoso penal que César Mansinelli cambió por gol. Esto desató la furia de la hinchada contra él, a tal punto de que dos fanáticos ingresaron el campo de juego del estadio Julio César Villagra para increparlo.

“Es fácil echarle la culpa a alguien, pero no sería lo más justo; son cosas que pasan. Nunca dije ‘fue culpa mía el descenso de River’, porque si no me hubiera retirado del fútbol un mes después del descenso. Pasé por un momento muy difícil, pero pude salir adelante gracias a mi familia”, recuerda el hombre de 35 años, que permaneció en el plantel de Núñez para jugar en la segunda categoría.

En el 2012, después del ascenso de River, Román fue cedido a préstamo al Palmeiras, club con el que se consagró campeón de la Copa de Brasil, pero no pudo mantenerse en Primera y descendió a la segunda categoría. Un año después, tuvo revancha en el Millonario de la mano de Ramón Díaz, aunque jugó cuatro cotejos y se lesionó. Luego de un breve paso por el fútbol argentino, retornó a su país, donde defendió las camisetas de Libertad, Cerro Porteño y Sportivo San Lorenzo, hasta que por culpa de la pandemia de coronavirus colgó los botines y se dedicó a la ganadería como forma de vida.

“Me retiré a los 32 años. Iba a jugar en el Club Atyrá (equipo de la División Intermedia). Ya tenía un principio de acuerdo, pero se suspendió el torneo paraguayo y decidí dar un paso al costado. No pude entrenar durante la pandemia y subí 10 kilos. Después, se me hizo difícil bajarlos y dije ‘ya fue, me retiro´”, se sincera en diálogo con Infobae, desde La Colmena, Paraguay, donde despunta el vicio del fútbol con sus amigos y reside junto a su familia.

Adalberto Román con su mujer
Adalberto Román con su mujer y sus dos hijos

- ¿Qué es de su vida, Adalberto?

- Soy productor ganadero. Compré un campo y tengo mi propia granja. Luego de la pandemia, dejé el fútbol y me dedico a esto. Soy del Interior y desde chiquito estuve metido en lo que es la agricultura y ganadería. Siempre tuve conocimientos sobre ese rubro. Nos fuimos acomodando a mis necesidades económicas y vivo bien, feliz con la vida que tengo, sin dejar de lado mi parte futbolística.

- ¿Continúa despuntando el vicio?

- Sí, sigo jugando como amateur en la liga colmenense de fútbol para mantenerme en forma y no subir tanto de peso, para estar bien de salud y compartir un tiempo con mis amigos.

- ¿Sigue cuidándose con las comidas como si fuera un profesional del fútbol?

- No, ya no me cuido, me permito comer de todo, ya no es como antes (risas). Como asado y tomo alcohol, me doy todos los gustos. Cuando sos futbolista profesional, el cuidado personal es la base para competir en la máxima categoría. Hoy por hoy, esa faceta pasó y las responsabilidades son otras. En la actualidad, juego noventa minutos todos los fines de semana.

- ¿A qué edad se retiró?

- Me retiré a los 32 años. No pude entrenarme durante la pandemia y subí 10 kilos. Después, me fue difícil bajarlos y dije “ya fue, me retiro”. Pensé siempre que, cómo se me dieron las oportunidades de chico, ahora es hora de dejarles las posibilidades a los más jóvenes. Porque en el fútbol podés mantenerte hasta los 42 años, pero le estás sacando lugar a muchos juveniles que piden pista, que quieren triunfar en este deporte como me pasó a mí en su momento. Me dediqué de lleno a la ganadería y agricultura, y hago lo que me gusta; eso me da paz interior. Es lo que siempre quise hacer. Así que se me dio la posibilidad en su momento y la aproveché.

- ¿Por qué se alejó del ambiente del fútbol?

-Porque me dediqué al campo, que es mi pasión. Tuve la oportunidad y decidí dar un paso al costado. Igualmente, comencé a cursar la carrera de entrenador; estoy en el segundo año y habló con algunos ex compañeros y decimos “tenemos que armar algo”. Es una profesión en la cual debés prepararte bien porque si la haces a las apuradas te puede salir mal. Y, en este caso, debes cuidar tu imagen que es muy importante en el fútbol.

- ¿Su idea de juego como director técnico se acerca más cerca al tiki tiki de Ángel Cappa o a la de Ramon Díaz, a quienes tuvo en River?

- (Risas) Las vivencias que tuve con ambos trataré de aprovecharlas para sacar lo mejor. Mezclaré ambos estilos de juego para ver qué sale. Los dos entrenadores me dejaron diferentes enseñanzas.

Román con su hijo en
Román con su hijo en su campo

- ¿Cuáles fueron las de Cappa?

- Los genios siempre dejan algo. Me enseñó a ser atrevido y jugar con la pelota en los pies, no revolearla para arriba. A River llegué en su momento muy difícil con Ángel como entrenador, que siempre trató de mejorar la situación. Buscó implementar su idea de juego y se dieron buenos resultados, pero no bastó ni alcanzó para lo que necesitábamos. Con Cappa se terminó bien el Clausura 2011. Dirigió cinco partidos, y luego el equipo arrancó con buen andar el Apertura 2011. Los entrenadores que estuvieron antes que él hicieron todo mal. Por eso se llegó adonde se llegó. Se habla mal de los últimos técnicos que tuvo River que no pudieron evitar el descenso, pero de los primeros que llevaron al club a estar en las peores situaciones nadie dice nada. Solo se habla de lo que hicimos nosotros.

- ¿Se refiere a Diego Simeone y a Leonardo Astrada, los entrenadores que estuvieron antes que Cappa?

- Sí, los que estuvieron antes. Cuando llegué al club había mucha presión de por medio. Por más que uno quiera hacer bien las cosas, la presión que teníamos nos jugaba en contra. En ese sentido se pudo manejar bien, pero lastimosamente no se llegó al objetivo que era salvarnos del descenso. Porque los años anteriores hubo cosas que se hicieron muy mal. El descenso no fue solo el 2011.

- ¿Cómo fue su llegada al Millonario?

- El entonces presidente de la institución, Daniel Alberto Pasarella, viajó a Asunción para reunirse con el mandamás de Libertad y arreglaron mi llegada al club argentino. Hubo un interés por parte del club de Núñez seis meses antes de que se diera el pase. Y al final se terminó concretando.

- ¿Qué fue lo primero que pensó cuando le confirmaron su llegada a River?

- Siempre pensando en crecer, ya era muy ambicioso, y con la idea de seguir progresando en mi carrera. Tenía la idea de cumplir metas, y pasar a una liga importante como la Argentina para luego pegar el salto a Europa. Pero lastimosamente no sucedió así, porque quedé marcado con el descenso millonario. Aunque estoy feliz por la carrera que hice y muy agradecido con todos los compañeros e integrantes del cuerpo técnico que conocí en Argentina. En lo personal no le fallé a nadie, menos a mí.

- ¿Qué ambiente había en el plantel?

- El grupo era excelente. No estaba dividido, sino que todos los integrantes tiraban para el mismo lado. Obviamente, se volvió complicada la situación, pero éramos una familia. Estuvimos tan cerca de no descender, pero no pudimos evitarlo.

Adalberto Román en La Colmena,
Adalberto Román en La Colmena, equipo que juega en el fútbol amateur de su ciudad.

- ¿Cómo tomó cuando lo apuntaron por el descenso millonario?

- Lo mejor que tengo es una familia que me ampara mucho y en ellos me apoyé para salir adelante. Yo sé cómo pasaron las cosas, pero nunca tuve que darle explicaciones a nadie. Asumo mi responsabilidad en el penal que tuvo Belgrano en la ida contra River en Córdoba. Pero los errores en la institución se cometieron mucho tiempo antes, no fue sólo en los partidos de la Promoción. Es fácil echarle la culpa a alguien, pero no sería lo más justo, son cosas que pasan. Nunca dije “fue culpa mía el descenso de River”. Porque si no me hubiera retirado del fútbol un mes después del descenso. Si yo pensaba de la misma manera que lo hacía la gente iba a sufrir mucho. Sabía de mis condiciones y de mi capacidad para salir adelante. Pasé por un momento difícil, pero pude atravesarlo junto a mis seres queridos. Pasó lo que pasó, pero soy fanático del club más grande de Argentina.

- En ese momento, ¿pensó en colgar los botines?

- Tuve un momento difícil en mi carrera, no en mi vida, ya que lo que pasó fue muy insignificante para mí. No pensé en abandonar todo porque sabía de mi potencial y lo que podía dar. No estuve en un lugar acomodado o puesto por alguien, sino que llegué a River por mi capacidad futbolística. Estaba creciendo en mi carrera, pero me marcó mucho.

- Se habló en su momento de una pelea entre Passarella y Julio Grondona. ¿Cree que tuvo algo que ver para el descenso millonario?

- Los periodistas deben saber lo que pasó en aquel momento, manejan más información al respecto. Pero la verdad que sí, hubo muchas idas y vueltas que perjudicaron a River en su momento, y no sólo a nivel futbolístico. Fueron muchos años de pasarla mal y en el último año estuvimos muy complicados.

- En el 2013 tuvo revancha de la mano de Ramón Díaz. ¿Qué se sintió jugar en un equipo más aliviado y sin tantas presiones?

- Bien, muy bien. Empecé con mucha confianza, pero luego tuve una lesión que me marginó del equipo y me impidió seguir en el club. Esa revancha quedó a medias, porque mi idea era terminar mi carrera en River. Apenas jugué cuatro partidos y sufrí una fisura en la tibia que me provocó seis meses de parate y recuperación.

- De River se fue al Palmeiras. ¿Cómo fue la experiencia en Brasil?

- Bien. Cuando llegué, fuimos campeones de la Copa de Brasil, pero después no pudimos salvar la categoría y nos fuimos al descenso. No me afectó lo que había pasado en River para jugar en Palmeiras. La competencia es semana tras semana, y hoy tenés que estar mejor que ayer. Por eso, no te podés quedar con el pasado. Tu repercusión de un año es el reflejo del momento.

- ¿Qué siente cuando pasan los Mundiales y Paraguay no participa?

- Me duele mucho, porque tenemos a ex futbolistas involucrados en la selección y no podemos clasificar a los Mundiales. No toman las mejores decisiones y eso nos está perjudicando. Deberían tomar mejores elecciones. El técnico es importante para el manejo, pero la parte futbolística se debería encarar de otra manera para lograr una identidad y concretar lo que se pretende. Es raro lo que le pasa a la selección de mi país, porque al campeón del mundo (la selección argentina), le hizo partido, le jugó de igual a igual, y después a un seleccionado de menor envergadura no podía ganarle. Por este motivo, debería enfocarse en el trabajo de otra manera.

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