Dani Alves lleva casi una semana de reclusión en el centro penitenciario de Brians 2, en Barcelona, después de que una denuncia por violación provocara su detención inmediata. El brasileño de 39 años que no ha tenido acceso al pago de una fianza, intenta acostumbrarse a su nueva vida mientras su abogado trabaja para liberarlo, al menos mientras avance la investigación.
Varios portales españoles se han hecho eco de lo revelado por el programa español Ya es mediodía, que ha tenido acceso a fuentes cercanas al centro en donde se encuentra el ex jugador del PSG y de la Juventus, entre otros clubes, y que han revelado detalles sobre cómo el deportista atraviesa esta situación. Desde su arresto, el brasileño ha recibido visitas de sus abogados y de algunos seres queridos, como su madre, quien viajó rápidamente a Cataluña para verlo.
Según parece, el domingo es el único día en el que los reclusos pueden recibir visitas, pero Alves estaría teniendo un trato especial que ha fastidiado a varios presos porque se le ha permitido tener contacto con personas del exterior en jornadas que no está permitido hacerlo.
Otra curiosidad es que los presos tienen acceso a una tarjeta cuyo saldo es cargado por sus familiares. El tope es de 100 euros por semana y puede ser gastada en una tienda ubicada cerca de los diferentes módulos que hay en cada establecimiento. El programa que gestiona la Secretaría de Instituciones Penitenciarias de España pone también a trabajar a los detenidos en parejas para administrar la tienda.
La periodista Silvia Álamo reveló que el ex lateral del Barcelona ha gastado apenas 17,33 euros en los siguientes productos: seis yogures por 50 céntimos, cuatro latas de atún por 88 céntimos, un bote de champú por 2,42 euros; un desodorante por 2,39 euros; y cuatro bebidas energéticas por 1,5 euros. A su vez, la reportera contó que el futbolista se niega a tener información sobre el exterior ya que no quiere enterarse sobre la repercusión mundial que ha tenido su caso.
Alves fue ingresado a un módulo en donde hay personas denunciadas por delitos de índole sexual y cuyas sentencias aún no fueron dictadas, es decir, que todos están en una situación similar. Curiosamente, su compañero de celda es un brasileño a quien apodan Coutinho, aunque nada tiene que ver con su ex compañeros de la selección de Brasil, y que durante un tiempo se desempeñó como seguridad privada del ex jugador Ronaldinho.
Una joven española denunció al futbolista de haberla violado en los baños de un reservado de una discoteca de Barcelona a finales de diciembre. El ex jugador del Pumas mexicano se encuentra en la cárcel de Brians 2, a unos 40 kilómetros de Barcelona. Los allegados de Alves, quien niega haber cometido ningún delito, tratan ahora de reestructurar su defensa para interponer un recurso con el que revertir la orden de prisión preventiva que acordó el viernes la jueza “por una causa abierta por delito de agresión sexual” -que en el código penal español comprende la violación-, tal y como había solicitado la Fiscalía.
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