Qué fue de los ocho héroes de Independiente que lograron el título hace 45 años en la hazaña de Córdoba

Remontaron el partido contra Talleres con tres hombres menos y un arbitraje sospechado. Más allá de Bochini y Bertoni, varios se alejaron del fútbol. Uno falleció, otro trabaja en un inmobliaria y el ex arquero es encargado de un edificio en Barracas

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Equipo de Independiente con un
Equipo de Independiente con un banderín de promoción del Mundial 1978. Arriba: Galván, Rigante, Osvaldo Pérez, Rubén Pagnanini, Hugo Villaverde, Enzo Trossero. Abajo: Arrieta, Larrosa, Outes, Bochini y Magallanes.

“Vayan, sean hombres, jueguen y ganen”. Pocas palabras y apenas audibles en medio de la locura que era el estadio de Talleres en el Barrio Jardín, la ardiente noche del miércoles 25 de enero de 1978. La final entre el cuadro local e Independiente llevaba varios minutos detenida, por el escándalo que se había desatado cuando el árbitro, Roberto Barreiro, de parcial desempeño hasta allí, llegó al punto culminante de convalidar una acción donde el puntero derecho Ángel Bocanelli, envió la pelota con su mano al fondo del arco. Con ese gol, la T se colocaba en ganancia 2-1 y acariciaba el título, tras el empate en uno, cuatro días antes en Avellaneda.

Las protestas contra el juez fueron de todos los colores, pero la furia las hacía ver de un rojo más intenso. En pocos segundos, expulsó a tres futbolistas de Independiente (Enzo Trossero, Omar Larrosa y Rubén Galván), dejando al cuadro completamente diezmando, a 15 minutos del final. En medio de la locura y los gritos, hubo una mente fría. Cuando algunos pensaron en irse, al sentirse claramente perjudicados, apareció el conductor. Y fue allí cuando José Omar Pastoriza, el entrenador Rojo, pronunció aquellas palabras que tonificaron a sus muchachos y, 45 años más tarde, son parte de la leyenda.

El Nacional de 1977 fue un torneo atípico. Comenzó sobre fines de noviembre, con 4 zonas de 8 equipos cada una, donde solo avanzaba el primero a los cuartos de final, por lo apretado del calendario. Jugando casi todas las semanas miércoles y domingo, tampoco se pudo terminar ese año, y por ello la definición fue en enero del ‘78. A la final llegaron los dos mejores equipos. Talleres ganó 7 partidos seguidos en la fase de grupos, algunos con un fútbol deslumbrante, nacido en los pies mágicos de José Daniel Valencia, muy bien rodeado de excelentes compañeros. Independiente tenía una buena base y venía de ser subcampeón de River Plate en el torneo anterior. Solo incorporó tres elementos, pero que serían decisivos en esta historia: Osvaldo Japonés Pérez, Rubén Pagnanini y Mariano Biondi

Norberto Outes, Rubén Pagnanini y
Norberto Outes, Rubén Pagnanini y el Japonés Pérez, tres de los jugadores que ganaron el campeonato frente a Talleres de Córdoba

Aquella noche legendaria, apenas quedaron 8 en el campo de juego. Ese puñado de futbolistas ingresó en el Olimpo de los elegidos porque le pusieron garra, sacrificio y fútbol a una epopeya sin igual. ¿Qué fue de cada uno de ellos? ¿Cuánto tiempo más jugaron en Independiente? ¿Tuvieron una larga trayectoria en el club? Como suele ocurrir en estos casos, encontramos las más diversas respuestas.

Roberto Rigante: Tuvo una corta carrera en la valla de Independiente, donde apenas se mantuvo poco más de un año. Su primer partido oficial fue el 14 de septiembre del ‘77 (triunfo ante Huracán 3-1) y el último el 29 de octubre de 1978 (4-1 ante All Boys en cancha de Huracán). Quedó en el recuerdo por la solidez mostrada la noche ante Talleres, donde se llevó la pelota como recuerdo. Ingresó con ella al hotel Dorá, sede de la concentración, debajo de una remera.

La mano de Bocanelli por
La mano de Bocanelli por sobre la cabeza de Outes, el árbitro lo dio por válido y ante las protestas de los jugadores de Independiente comenzaron las expulsiones

Desde hace varios años se desempeña como encargado en un edificio en la zona de Barracas, donde vive con su familia, manteniendo el buen humor que lo caracterizaba en sus tiempos de futbolista profesional, donde era apodado el Loco. A mediados del ‘78 pasó a Argentinos Juniors, donde tuvo como compañero a Diego Maradona, hecho que se repitió en 1981, cuando ambos llegaron a Boca. Rigante solo pudo atajar un partido oficial allí. Más tarde lo hizo en Quilmes en el torneo de Primera B de 1984

Pagnanini, hoy administra una inmobiliaria.
Pagnanini, hoy administra una inmobiliaria. También fue convocado a la Selección en su extensa trayectoria en varios clubes, además de Independiente (Archivo Personal)

Rubén Pagnanini: se encuentra alejado desde hace muchos años del ambiente del fútbol. Una vez retirado de la actividad, hizo el curso de entrenador y fue director técnico de Olimpo de Bahía Blanca, tanto en el plantel superior, como en las inferiores. Luego se dedicó a la ganadería y actualmente administra una inmobiliaria. Formó parte del plantel campeón del Mundo en 1978, aunque no disputó ni un solo minuto. Los primeros meses de aquel año serán inolvidables para él, porque el 25 de enero fue protagonista de la cinematográfica final ante Talleres y el 19 de marzo se produjo su debut en la selección nacional, donde fue el autor de uno de los goles, en la victoria ante Perú 2-1 en cancha de Boca Juniors.

Tuvo una dilatada trayectoria, integrando el selecto grupo de futbolistas que disputaron más de 400 partidos en primera división. Debutó en Estudiantes en 1969 y permaneció hasta 1977, cuando fue transferido a Independiente, justo para el Nacional, donde se consagró campeón en Córdoba. Debutó con los Rojos el 20 de noviembre de 1977 (victoria ante Huracán 4-2) y se despidió de esa camiseta el 14 de octubre de 1979 (0-2 vs Ferro). Sumó 70 encuentros oficiales.

Rigante con la pelota al
Rigante con la pelota al entrar al hotel

Hugo Villaverde: símbolo de jerarquía en el puesto de primer marcador central. Un tiempista extraordinario, que supo complementarse a la perfección con Enzo Trossero. El 4 de abril de 1976 comenzó su historia con Independiente (0-0 vs All Boys en cancha de Ferro), que se extendió hasta disputar su último encuentro el 22 de diciembre de 1988, con triunfo ante River Plate 2-1 en el Monumental. Fue ayudante de campo del propio Trossero durante muchos años, incluso dándose el gusto de dirigir a los Rojos. Desde hace varios años está fuera del mundo del fútbol.

Un detalle curioso quedó de su carrera, ya que disputó 437 cotejos oficiales de primera división y nunca marcó un gol. Con la camiseta de Independiente ganó 7 títulos (4 locales y 3 internacionales). Diversas lesiones no le permitieron tener continuidad en la selección nacional, donde fue convocado en un par de ocasiones por César Luis Menotti. En la opinión de muchos, era el indicado para formar la zaga central junto a Daniel Passarella en el Mundial ‘82. Su inmensa calidad así lo merecía.

La última alegría con el fútbol Hugo la tuvo con el triunfo argentino en Qatar: es tío del campeón Papu Gómez, hijo de su hermana.

Osvaldo "Japonés" Pérez trabaja con
Osvaldo "Japonés" Pérez trabaja con las divisiones inferiores en Independiente

Osvaldo Japonés Pérez: Su vínculo con Independiente continúa hasta el día de hoy, ya que trabaja desde hace años en la coordinación de las divisiones inferiores, logando una gran identificación con la institución, donde es muy querido. Pertenece al escaso grupo de futbolistas que actuaron en cuatro de los cinco grandes. Comenzó en las inferiores de River Plate, donde debutó en primera y luego de pasar por All Boys llegó a Independiente. En una situación poco habitual, fue directamente a Racing. Un año en Platense y luego en Boca Juniors.

Luego de 45 años, tiene muy presente lo vivido aquella noche en el estadio del Barrio Jardín: “El Pato Pastoriza fue fundamental en todo. Apenas llegamos al vestuario nos indicó que fuésemos a la cancha a ver como estaba el campo de juego. Las tribunas estaban colmadas y apenas asomamos la cabeza, nos dijeron de todo. Pero el efecto estaba logrado, porque se habían descargado allí, que era lo que nuestro técnico quería. También fue fundamental para convencernos de quedarnos en la cancha y salir a buscar otro gol, pese a tener tres jugadores menos. Metió dos delanteros: Biondi y Bertoni, que no estaba bien porque venía de una lesión, pero era un crack. El gol del título fue al estilo de Independiente, porque salimos jugando desde atrás y a puro toque, llegamos hasta el arco de Talleres. En el momento no tomamos conciencia de la hazaña que logramos. Cuando volvimos al hotel, estuvimos un rato allí y después con algunos compañeros nos tomamos dos taxis y fuimos al festival de Cosquín. Quizás parece increíble, pero eran otros tiempos”

Pastoriza, el técnico de aquella
Pastoriza, el técnico de aquella noche, Bochini y el Japonés Pérez

Debutó con esa casaca el 27 de noviembre del ‘77, marcando un gol de cabeza en la victoria 3-2 ante All Boys en cancha de San Lorenzo. Cerró su ciclo el 7 de diciembre de 1980, en la dura caída por las semifinales del Nacional ante Racing de Córdoba 4-0. En total jugó 117 partidos y marcó 4 goles en torneos de primera división con los Rojos de Avellaneda.

Mariano Biondi: es el único de los 8 héroes de aquella noche histórica que ha fallecido. Su deceso se produjo el 1 de julio de 2015, cuando tenía 64 años. Es uno de los máximos ídolos de la historia de Temperley y una de las tribunas populares del estadio Celeste llevaba su nombre. Allí descolló por su habilidad desde comienzos de los ‘70 y fue decisivo en el anhelado ascenso que se concretó en 1974.

Con los Rojos disputó 77 partidos por torneos de AFA, donde conquistó 11 goles. Su posición natural era de volante ofensivo, por lo que en muchas ocasiones ingresó en reemplazo de Ricardo Bochini. Juntos iban a edificar la pared inmortal de la noche cordobesa, donde el Bocha depositó con un toque suave el balón en el fondo del arco de Rubén Guibaudo para desatar la locura. Quizás por su talento y por haber sido partícipe de esa maniobra, Biondi siempre fue muy recordado por el público de Independiente. Su último partido con esa camiseta fue el 2 de diciembre de 1979, con derrota ante Ferro en Caballito por 3-1. También allí se cerró el primer ciclo del Pato Pastoriza como entrenador del club.

Bochini y Bertoni, una marca
Bochini y Bertoni, una marca registrada de una sociedad que vivió la noche heroica de Córdoba

Norberto Outes: Fue el goleador del equipo con 13 tantos convertidos en 17 partidos disputados. Fue, además, con Alfredo Letanú de Estudiantes, uno de los máximos artilleros de aquel Nacional de 1977. Se retiró del fútbol en 1986 y un par de años después comenzó a incursionar en los medios de comunicación, primero en los Estados Unidos y más tarde en México, donde goza de un gran reconocimiento por su excelente paso en el América. Realizó la cobertura de Mundiales y otros eventos de relevancia. Vive en Argentina y desde hace 5 años es el comentarista principal de una cadena internacional, donde tiene a su cargo los partidos de Eliminatorias, Libertadores y Sudamericana.

Su debut oficial con la camiseta de Independiente fue el 5 de octubre de 1975, en un empate en dos tantos frente a Banfield en Avellaneda por el Nacional. Estuvo en el club por espacio de 5 años, donde fue un goleador implacable, señalando 96 tantos en 200 cotejos disputados. Su última presentación fue el 7 de septiembre de 1980, en una derrota como local ante Ferro por 1-0.

En la final con Talleres tuvo una actuación muy destacada, ya que anotó un golazo de palomita para abrir el marcador, luego que Enzo Trossero le bajara una pelota de cabeza. Recuerda a la perfección el momento de las expulsiones y lo que le charló con Pastoriza: “Ahí era toda una locura, pero yo era el más calmo de todos. Le dije al Pato que me iba a jugar de marcador central al lado de Villaverde. Jamás había actuado en esa posición, salvo en algún partido amateur. Como le habían mostrado la tarjeta roja al capitán y al sub capitán, me dieron la cinta. Se nos venían con todo y estando 1-2 tuvieron varias chances, porque eran 2 o 3 contra uno nuestro. La mano de Bocanelli la vi clarita, porque yo no tenía marcas en las pelotas paradas y observé como metió el golpe de puño por sobre mi cabeza. Después del gol del Bocha los aguantamos bien. Incluso en una que me quedó al borde del área, quise salir jugando y Villaverde me gritó que la reventara. Eso hice, sacándola de la cancha y él me aplaudió (risas). Fue mi primera final y es un recuerdo inolvidable. No creo que otro equipo pueda protagonizar semejante hazaña”.

Daniel Bertoni: el compadre perfecto de Bochini. El socio natural dentro y fuera de la cancha, ya que el Bocha vivió, siendo muy joven, en la casa de su compañero en la ciudad de Quilmes. Un jugador completo, que desnivelaba por potencia y velocidad, con el detalle sobresaliente de poder actuar como puntero sobre cualquiera de los dos costados. Pieza decisiva en la selección de César Luis Menotti, quedó en la historia por haber marcado el último gol del Mundial ‘78.

En la actualidad no realiza ninguna actividad vinculada al fútbol y disfruta de su familia, aunque en cada ocasión que es requerido por algún medio, responde con su estilo frontal y con precisiones con respecto al juego. En 2004 fue entrenador de Independiente, teniendo que sustituir en el cargo a José Omar Pastoriza, quien falleció en forma repentina.

Debutó en forma oficial con la camiseta de los Rojos el 6 de mayo de 1973 en un empate como local con Velez en dos tantos. Su gloriosa vinculación con la institución quiso que su último encuentro fuera aquella noche increíble contra Talleres en Córdoba, coronada con la vuelta olímpica. El 14 de diciembre del ‘77 le había recrudecido una lesión ante Huracán que lo llevó a tener que someterse a una cirugía menor sobre fines de ese mes, por una complicación con un ganglio. Nadie pensaba que podía estar en la final, salvo el mismo y Pastoriza, que lo llevó al banco. Ingresó en el crítico momento de las expulsiones, siendo vital por su calidad.

Bochini y Bertoni con su
Bochini y Bertoni con su mamá, quien preparaba las milanesas preferidas del Bocha

Ricardo Bochini: Uno de esos casos donde todos los adjetivos parecen quedar reducidos. El ídolo más grande de la historia de Independiente, con el acto de justicia de que ahora el estadio también lleva su nombre. Hombre de apariciones decisivas a lo largo de sus casi 20 años con esa camiseta (1972 – 1991), quizás ese gol marcado ante Talleres esté en la cumbre, junto con el que le señaló a Juventus en la final de la Copa Intercontinental 1973.

En la actualidad disfruta de los permanentes reconocimientos que le realizan no solo en Argentina sino en cualquier parte del mundo, como el que le hizo el Athletic Club de Bilbao el año pasado por haber jugado solo en un equipo a lo largo de su dilatada trayectoria. O las ovaciones que le regalaron los hinchas cada vez que lo descubrían durante el último mundial. El Bocha siempre respondía con esa mezcla de agradecimiento y timidez, que ya son una marca registrada en su vida.

Brindis en el hotel de
Brindis en el hotel de Bochini, Outes y Pastoriza

Debutó en forma oficial el 25 de junio de 1972, en una derrota ante River Plate 1-0 en el estadio Monumental y jugó por última vez el domingo 5 de mayo de 1991, cuando los Rojos igualaron en un tanto con Estudiantes en el estadio que ahora lleva su nombre. Por torneos de primera división disputó 638 partidos donde marcó 97 goles, pero son incontables los que ayudó a hacer con la magia de sus asistencias. Fue campeón 13 veces con el club de sus amores: 4 títulos locales y 9 internacionales, con 4 Copas Libertadores y dos Intercontinentales.

No era de festejar mucho lo goles que marcaba. Solo lo hacía cuando eran importantes. Por ello, aquella noche del 25 de enero de 1978, cuando al día de su cumpleaños número 24 solo le quedaban algunos minutos, salió corriendo con toda la felicidad, en busca de los brazos de sus escasos 7 compañeros dentro del terreno, pero imaginariamente, de todo el pueblo rojo que ya lo tenía en el más alto pedestal.

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