En época estival, muchos futboleros memoriosos recuerdan jugadores que explotaron en los viejos pentagonales de verano. Uno de ellos fue Patricio Rodríguez, quien fue catapultado a la fama de un momento a otro cuando no lo esperaba. El Patito tuvo dos grandes presentaciones de verano ante River y Boca, lo que lo llevó a ser catalogado como el “nuevo Kun Agüero”.
“Me fui de pretemporada y mi familia no lo podía creer. Hacía notas en los diarios y todo lo que conlleva la prensa que tenés. Y más en un club como Independiente. Entré 15 minutos en un partido con River, la cancha explotaba. Tiré un centro que terminó en gol. Todo bárbaro, re emocionante. Se empieza a hablar mucho de mi situación, de cómo había jugado en tan poquito tiempo. Yo no entendía nada, mi familia estaba en Mar del Plata”, es el inicio del relato de Rodríguez, en diálogo con el programa El Elegido.
A los tres días, fue el turno de ingresar contra Boca: “Fui al banco nuevamente. Ese fue el partido que a mí mediáticamente hace irme a las nubes. Tapa de diarios tres veces seguidas yo. Notas absolutamente en todos los canales. Vino gente de Nike al hotel y me hicieron contrato ahí. Yo tenía un par de botines que traía de inferiores y de repente tenía seis cajas de pares de botines y un bolso grande de ropa en mi habitación. No entendía absolutamente nada”, rememora.
Y allí abre el juego para la crítica ante la falta de preparación de los juveniles que daban sus primeros pasos en Primera: “Se había ido el Kun Agüero y había que buscar rápido un reemplazante. Yo había mostrado que quizás podía estar a la altura de él. O quizás no. No sé si el chico está preparado, no sé la historia del chico, no tengo idea si estuvo seis años sin jugar en inferiores y de un día para el otro lo pusieron en Primera y pegó un zapatazo que le hizo un gol a Boca. Este es el nuevo Kun Agüero, se acabó. Que lo resuelva el chico con 17 años y sin terminar la escuela. Dale, dale. Hacenos felices, ponenos contentos, salvanos de los problemas laborales que tenemos, salvanos de que no llegamos a fin de mes. Es tuya, resolvela como puedas. Eso es un problemón”.
Hoy, con 32 años y una pila de experiencia encima, reflexiona sobre aquel vertiginoso ascenso: “El problema es no preparar a los chicos, en este caso a ese Patricio Rodríguez, no prepararlo para todo esto. Ninguna familia de clase media está preparada para tener un hijo que maneje esas cantidades de dinero, esa responsabilidad. Llega un momento en que querés mandar todo a la mierda”.
Luego de cuatro temporadas en el Rojo, el mediocampista ofensivo fue vendido al Santos de Brasil, donde compartió vestuario con Neymar e hizo buenas migas. Sin embargo, en lo futbolístico no le fue como esperaba: “El momento más duro fue cuando empecé a no jugar. No hacía nada para jugar tampoco. El desinterés fue el momento más duro. Empecé a destruirme yo mismo, en el sentido de físico de la mala alimentación y el alcohol. Consumí mucho alcohol con 23 años cuando estaba relegado en Santos y no me daban mucha atención”.
“Yo estaba solo en Brasil, no tenía vida social fuera del club de no ser por Ney, que me daba una mano en ese aspecto”, fue la otra confesión de Rodríguez, que más tarde vestiría la camiseta de Estudiantes de La Plata y pasaría por el fútbol de Malasia, Grecia, Estados Unidos y Portugal, antes de recalar en Bolivia, donde fue convocado por Cristian Díaz cuando estaba por abandonar el deporte.
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