El 18 de diciembre pasado la selección argentina se alzó con el Mundial después de vencer a Francia en una apasionante final que se definió por penales, luego de un 3 a 3 en los 120 minutos, y sumó así la tercera estrella a su escudo, junto con las de 1978 y 1986. Dos de los protagonistas de la coronación fueron Leandro Paredes y Ángel Di María, compañeros en la Juventus, quienes esta semana participaron de una charla en la que recordaron algunos de los sucesos más destacados del certamen.
En la celebración en el Lusail Stadium, después de que se les entregara el trofeo a los campeones, se vivió una situación inédita porque los jugadores tenían en su posesión dos copas, una real y otra falsa. Si bien es cierto que FIFA tiene varias replicas que luego les obsequia a las federaciones campeonas, nunca había pasado que durante los festejos en el campo de juego apareciera más de una. Y ahora, a más de un mes de aquel día, Paredes y Di María contaron la verdad.
“Había dos personas de la FIFA atrás mío cuando iba caminando con la copa, y les pregunté por qué estaban conmigo, y me dijeron ‘Porque esa es la original’. Y cuando miro, Leo iba a cocochito del Kun (Agüero) con otra copa y no era la original, era la trucha... era una que habían agarrado de ahí, no sé de dónde la sacaron”, recordó el Fideo en un diálogo publicado por DAZN Italia.
Ante esto, Paredes se sinceró: “Un amigo mío la agarró de la tribuna porque era igual era muy parecida y para hacerse la foto era muy difícil, 26 jugadores con las familias... entonces tener todos la foto con la original era muy difícil. Entonces la agarramos para hacer la foto”.
Con esto, queda claro que la imagen de Messi celebrando con el público que recorrió el mundo y que, además, es la fotografía más likeada en la historia de Instagram, es en realidad con un trofeo trucho que pertenecía a un grupo de espectadores. Mientras, la original la tenía Di María. Incluso, hay una secuencia de imágenes en donde se ve al ex jugador del Real Madrid explicarle a La Pulga que la suya era falsa y éste reacciona con una carcajada.
Por otra parte, los futbolistas de la Juventus se rindieron ante Emiliano Dibu Martínez, arquero que fue elegido como el mejor del Mundial de Qatar y que fue héroe en la final con sus atajadas contra Francia: “Fue una sorpresa enorme, tomó el relevo de un compañero que se quedó fuera por el Covid (Franco Armani en la Copa América 2020). Estuvo muy bien, nos ayudó a ganar una Copa América y un Mundial”, aseguró Paredes.
Pero, puntualmente ambos hicieron hincapié en la tapada a Kolo Muani casi sobre el cierre del partido ante Francia que evitó el cuarto gol del seleccionado europeo: “Sacando los penales, la tajada esa es ser campeón del mundo, esa tapada nos hizo ser campeón del mundo”, sostuvo Di María. “Es el mejor arquero del mundo. De lo loco que está, todas las cosas que dice terminan siendo así y estoy orgulloso por lo que logró”, sentenció.
Mientras que Paredes se sumó a los halagos: “Esa atajada nos dio el Mundial, porque si nos hacían ese gol, se terminaba no había ninguna posibilidad de que tengamos otra chance”.
Con respecto a Lionel Scaloni, Fideo recordó las críticas que recibió el entrenador en el inicio de su ciclo, pero contó que gran parte de su éxito se debe a la sensibilidad que tiene con el grupo: “Fueron muy duros con él porque no tenía experiencia en equipos de clubes y aún no habíamos jugado un partido con él. ¿El discurso antes de la final? Lloró mucho, estaba sensible, emocionado. Hablaba poco y entonces fue de Ayala y Samuel la charla. Él es muy sensible. Ese es otro aspecto positivo de la ‘Scaloneta’: tenemos gente de mucho temperamento pero también sabemos ser sensibles”.
En el Mundial de Qatar hubo un partido bisagra para la selección argentina: el cruce por cuartos de final ante Países Bajos. Allí se puso a prueba el carácter del plantel en un compromiso muy peleado y sobre todo hablado, que se definió en los penales. Paredes fue suplente ese día y le tocó entrar cuando el clima ya estaba caldeado. En una acción, se desquitó la bronca lanzando un pelotazo hacia el banco naranja. “Fue instintivo. Después de agarrar la pelota, veo que todos los miembros del banquillo de Países Bajos se levantan. Cuando paso por el banco por segunda vez y cometo una falta, los veo levantarse de nuevo. Pateé la pelota allí y la tiré”, contó.
Además, se mostró asombrado por lo que fue la reacción de Lionel Messi en ese partido, sobre todo después del final cuando tildó de “bobo” al delantero Wout Weghorst, autor de dos tantos en ese encuentro: “Fue particular, porque conociendo a Leo es difícil que él reaccione así, era una forma de mostrar lo enojado que estaba por lo que había pasado y lo que se había dicho de él antes del partido”.
La Argentina hacía 36 años que no ganaba un Mundial, el último había sido en 1986, y por eso en el país se vivió una verdadera locura tras la vuelta olímpica. Una multitud salió a las calles a celebrar después del penal definitorio de Gonzalo Montiel y dos días más tarde una marea de más de 5 millones de de personas invadió el centro de la Ciudad de Buenos Aires y las autopistas, a la espera del recorrido de los jugadores campeones.
Finalmente, el trayecto planeado tuvo que abortarse y los futbolistas, después de recorrer apenas un par de kilómetros a bordo de un bus descapotable, sobrevolaron el helicóptero el centro porteño hasta regresar a al predio de la AFA en Ezeiza. En esas jornadas se vivieron momentos increíbles de alegría del pueblo que dejó sorprendidos a los propios futbolistas: “Lo más loco que vi en Buenos Aires fue gente saltando de un puente para estar con nosotros. Los fanáticos fueron el hombre extra, siempre nos apoyaron”, sostuvieron Paredes y Di María.
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