Se siguen conociendo datos del supuesto abuso sexual cometido por el futbolista brasileño Dani Alves a una mujer de 23 años el pasado 30 de diciembre en un baño de una discoteca de Barcelona. En este caso, precisaron la cantidad de tiempo que habrían compartido el defensor de 39 años y la joven que lo acusó de de violación y acaba de rechazar una indemnización económica pese al deseo de continuar con el proceso judicial.
Hasta ahora las versiones sobre las supuestas grabaciones indicaban que Alves y la mujer habrían estado 47 segundos en el baño, es decir, que entraron y salieron. Sin embargo, este domingo el panorama se complicó para el ex jugador de Pumas de UNAM, la entidad mexicana que le rescindió el contrato por esta situación.
El medio español El Periódico, afirma que ambos estuvieron dentro de ese baño alrededor de 15 minutos. El dato se desprendería de las grabaciones de las cámaras de seguridad del establecimiento nocturno, que están siendo analizadas en la investigación de la Policía de Cataluña, conocida como Mozos de Escuadra (o Mossos d’Esquadra en catalán). Este intervalo de tiempo es incompatible con lo declarado por Alves, que ha cambiado su versión frente a la jueza.
Según la versión de la denunciante, también informada por El Periódico, en el baño de la discoteca, “Alves la obligó a sentarse encima de él, la tiró al suelo, la obligó a hacerle una felación a la que ella se resistió activamente, la abofeteó, la levantó del suelo y la penetró hasta eyacular”. La causa está a cargo del juzgado de instrucción número 15 de Barcelona.
La mujer fue trasladada al Hospital Clínic de Barcelona, donde se le practicó un examen en busca de restos biológicos. Su declaración efectuada en Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) (UCAS) de la policía local, fue la que llevó a prisión a Alves quien se encontraba en España para acompañar a su mujer por el grave estado de salud de su madre, que luego falleció.
En España, Alves brindó su declaración en la en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Les Corts de Barcelona y salió arrestado en un coche poco después de las 10 de la mañana de España. La patrulla lo trasladó hasta la Ciutat de la Justicia de Barcelona, donde la jueza fijó la prisión al considerar que hay suficientes indicios de delito y/o que existe riesgo de fuga.
Luego de disputar el Mundial Qatar 2022 con su selección, que fue eliminada en los cuartos de final por Croacia, Alves se dirigió a España y en su primer testimonio confirmó su presencia en la discoteca Sutton de Barcelona, afirmó que estuvo “poco tiempo” y que no “ocurrió nada”. “Me gustaría desmentir todo, primero. Yo estuve ahí, en ese sitio, con más gente, disfrutando. Todo el mundo sabe que me encanta bailar. Disfrutando, pero sin invadir el espacio de los demás y cuando eliges ir al baño no preguntas quién está en el baño para ir al baño. Lo siento mucho, pero no sé quién es esa señorita, no la he visto nunca en mi vida. Todos estos años nunca he invadido el espacio de alguien, menos sin autorización. ¿Cómo lo voy a hacer con una mujer o una chica? Por Dios, no. Ya basta porque hacen daño, sobre todo a mi gente, a los míos, porque saben quién soy”, declaró en un primer momento mediante un video que envió al programa Y ahora sonsoles.
Pero el nuevo testimonio con las grabaciones acorralaron a Alves junto a las declaraciones de los testigos, entre ellos las amigas de la víctima que se encontraban con ella esa noche o el camarero al que Alves envió para que se acercaran a su mesa. Esta versión coincide con la de la mujer denunciante, quien afirmó que Alves, a través de un camarero, la había invitado a ella y a las dos amigas con las que se encontraba esa noche a sentarse en su mesa de el sector VIP. El futbolista habría hecho dos intentos de invitarlas mediante el camarero y la última instancias ellas aceptaron juntarse con Alves. Se sentaron con él y con un amigo suyo.
El brasileño ya pasó dos noches tras las rejas y según el periódico catalán La Vanguardia, llegó al centro penitenciario con la misma ropa con la que fue detenido a primera hora de la mañana del viernes, aceptó la vestimenta que le ofrecieron y lucía “desubicado y anímicamente muy tocado” por la situación.
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