Cierta falta de transparencia, descontento con el nuevo formato de la Copa Davis, año electoral en ITF, pérdidas millonarias de dinero y de prestigio del torneo más importante por equipos del tenis mundial, asoman por detrás de la forma de ruptura del contrato que realizó la Federación Internacional de Tenis con la empresa encabezada por el ex futbolista Gerard Piqué.
Y, tal vez, el más feliz de todos con esta disolución sea uno que ya no juega más. Roger Federer, gran opositor del acuerdo con la compañía Kosmos, debe haber estirado su sonrisa una vez que conoció la noticia.
En una abrupta e inesperada decisión, la ITF mandó a Piqué el acuerdo con la empresa japonesa y volverá a hacerse cargo de la centenaria competencia. De acuerdo a los primeros trascendidos, ya que ni los integrantes del Comité de Copa Davis decían conocer aún la información, la rescisión con Kosmos se dio a causa de conversaciones que mantenía la empresa con ITF para reducir la cuota de 40 millones que anualmente debía recibir el órgano rector del tenis mundial. Al no llegar a un acuerdo, Dave Haggerty (presidente de ITF) golpeó la mesa y dijo hasta acá llegamos para ponerle punto final a la relación. Pero pensar que un contrato del que se decía exitoso para ambas partes pudiera caerse por una reducción menor al 10% del canon anual, resulta cuanto menos sorprendente.
“Todavía no sabemos la razón exacta de la separación”, comentó un dirigente del tenis para sumarse al desconcierto al que aludiera el presidente de la Federación Francesa, Gilles Moretton, en declaraciones a L’Equipe: “No sabemos si es porque Kosmos no pagó. Pero fue así desde el principio, nunca mostraron el contrato con Kosmos, nunca tuvimos transparencia. Nadie sabe de los contratos, excepto Haggerty”.
La lucha por la Ensaladera de Plata vuelve a manos de la institución madre del tenis mundial. ¿Pero cuáles fueron los motivos que llevaron a esta determinación? ¿Cuál será el futuro de la Copa Davis y cómo se verá afectado el mundo del tenis?
La decisión cayó de repente, desde la Federación Internacional se convocó a una breve reunión de algunos dirigentes y se transmitió que Piqué no sólo había dejado de ser futbolista y marido de Shakira, sino que, además, no tendría nada más que ver con la Copa Davis. Luego salió la comunicación a los medios y en las redes sociales. Para muchos trajo alivio, a otros alegría pero, para todos, lo que trajo fue incertidumbre acerca del futuro cercano. Lo que poco más de 4 años atrás había sido votado, en Orlando, Estados Unidos, por el 71% del tenis mundial (las asociaciones más vulnerables), hoy no sabían cómo quitárselos de encima. Lo único que mantenía el acuerdo en pie eran los 10 millones de euros que se repartían los jugadores y los 5 millones que se distribuían las federaciones.
Sin llegar al caos, la Copa Davis perdió el Kosmos que había encontrado en 2018, el acuerdo con la empresa encabezada por Piqué serviría para fortalecer el tenis, incrementar la participación de los mejores jugadores, como así también aumentar el dinero en premios y el interés que se estaba perdiendo por la Copa Davis a causa de las deserciones de varias estrellas del tenis mundial. La compañía japonesa se encargaría de ordenar la competición y darle un formato más atractivo a la lucha por la Ensaladera. Todo en base a los 3 mil millones de euros que aportaría durante 25 años (unos 120 millones anuales).
Lo cierto es que 2019 fue a pérdida para Kosmos, pero una pérdida calculada, por las novedades que traía aparejadas. Algunos jugadores se sintieron a gusto, la mayoría miró para el costado, pero otros se mostraron abiertamente en oposición. Al año siguiente, la pandemia y la posterior tendencia de inversión de los sponsors, como de los derechos televisivos, complicaron aún más la situación para hacerle frente a esta estructura de negocio. Es por eso que, ante la crisis, aparecieron nuevas ideas.
Contemplando el marco mundial, en 2021 la Federación Internacional aceptó renegociar el “fee” anual de 40 millones. Después de haber aceptado que fueran sólo 10 millones los que recibiría en el duro 2020 y, atendiendo el pedido de la empresa, en 2021 sumaron otros 19,7 millones, para llegar a 32 millones en la temporada 2022. En ese acuerdo se avanzó a que a partir de 2023 se recuperaría la cifra inicial de 40 millones, en dos veces, con un pago de 36 millones, primero, que serían completados en 2024 por otros 44 millones más. Los números no le cerraban a los japoneses, como tampoco el formato de competencia a los tenistas.
Para recuperar o estabilizar el nivel de inversión, surgió la idea de salir del formato de sede única y pasar a disputar una fase de Grupos en 4 ciudades diferentes, con otra fase final en una quinta sede. De esa manera, cada una de las ciudades que recibía la competencia le permitía a Piqué reducir los números en rojo. A modo de ejemplo, la sede de Málaga le aportaba a Kosmos 6 millones de euros provenientes de la Junta de Andalucía, otros 2,5 millones de la Generalitat valenciana, la misma cifra por las dos temporadas de la Diputación de Málaga y 1,5 millones del Ayuntamiento de la capital.
Sin embargo, estos números, más los de las otras cuatro sedes, no le permitían obtener una ganancia mínima y complicaban la visión del negocio para el futuro.
Dos puntos interesantes a tener en cuenta son las próximas elecciones en ITF, donde Haggerty buscará mantener su liderazgo demostrando firmeza y tratando de recuperar el prestigio perdido de la Copa Davis, y la cláusula de rescisión de contrato que le permitía a Kosmos retirarse del negocio. Una diferencia menor al 10% del convenio serviría para velar el fracaso de un proyecto y de un negocio que no funcionó. Entre las especulaciones, esta ruptura aparece como una puerta de escape conveniente para ambos, en el que Kosmos deja de invertir a pérdida, al parecer, sin una penalidad monetaria significativa.
“Siempre luché contra este nuevo formato de la Copa Davis. Es una gran victoria para el tenis”, escribió Gilles Moretton, mientras que para el español Tomás Carbonell no hay secretos: “Hay que volver a la vieja estructura”. Las voces de algunos argentinos se alzan para reconocer que “hay que volver a jugar como le gustaba a la gente: local y visitante”.
La pregunta es qué pasará ahora. “No sabemos bien qué pasó, pero ahora hay que mirar al futuro”, comentan. “Lo importante será saber cómo se cubrirán los ingresos que estaban previstos para federaciones (5 millones) y jugadores (10 millones)”, surge como principal preocupación porque sea cual fuere el formato “se va a jugar igual”.
Lo cierto es que las federaciones que no disponen de recursos para el desarrollo de su tenis o de sus jugadores votaron masivamente en favor del acuerdo por la “Copa Piqué”, atraídos por el dinero que recibirían al participar. Bajo la actual ruptura de contrato, la incertidumbre que provoca el conseguir o no poder contar nuevamente con esos recursos genera pérdida de sueño en algunos. Para la Asociación Argentina de Tenis, puntualmente, ese aporte resulta de gran ayuda, pero no es tan indispensable en la actualidad. Como ya lo anunciaron a fines de diciembre pasado, “por primera vez la AAT no es Copa Davis dependiente”. De todas maneras, ese dinero sirve para invertir en torneos y generar nuevos proyectos.
Lo que es seguro, tal como lo anunció la ITF, es que “la competencia en 2023 no corre ningún riesgo económico y se va a jugar tal cual ya estaba previsto”, con los Playoffs de clasificación, fase de Grupos (a designar) y la Final en Málaga.
Mientras tanto, esta temporada se verá plagada de reuniones de trabajo y de consultas entre dirigentes y deportistas para llevar a que en 2024 ya sea otro el formato de competencia que conquiste los corazones de los jugadores y les permita a los fans volver a llenar los estadios que hoy lucen semi vacíos si no juega el equipo local. Y, a veces, eso tampoco alcanza.
Los jugadores han aceptado que jugar a tres sets les resulta más atractivo por el menor desgaste físico que conlleva y la menor duración de los partidos, algo que también gusta a la gente. Otros dos puntos que pueden llegar a discutirse es la cantidad de partidos a disputarse por serie y la cantidad de días en que se desarrolle el match. En la actualidad, los Playoffs son cinco partidos que se juegan en dos días, mientras que desde la fase de Grupo son 3 encuentros en una jornada. Tradicionalmente se utilizaban tres días, con el dobles en el día del medio. Hay quienes sugieren que los jugadores ya le tomaron el gustito a que el match sea al mejor de 3 puntos. En lo que sí no hay discusión es en el regreso a las localías: “Es lo que le gusta a la gente, tener la posibilidad de alentarlo siendo local o sufrirlo de visitante”.
Por eso, una de las propuestas que se impulsará será volver al formato de Main Draw, jugando de local y visitante, con 5 partidos a 3 sets cada uno, posiblemente en dos días de competencia. Desde Europa cuentan que no ven con malos ojos que la disputa sea con clasificaciones cada dos años o bien que se juegue como en los Mundiales de fútbol, con eliminatorias y un certamen concertado cada dos o tres años. Otra idea que circula es que la Copa Davis no se dispute en los años olímpicos.
Lo que se desconoce en este momento es qué ocurrirá con los contratos multianuales que ya habían sido firmados por Kosmos, ya sea con las sedes de Copa Davis y con los sponsors. Desde adentro de ITF dicen que no peligra el acuerdo con Rakuten, el patrocinador principal del certamen.
En su comunicado, el presidente de ITF deslizó que no hay motivos de preocupación y que desde la institución se están enfocando “en realizar otra espectacular edición de la competencia de tenis más importante por equipos masculinos a nivel mundial y en el futuro crecimiento de la competencia más antigua del deporte internacional”.
La conmoción y el desconcierto aún perdura y, a casi 24 horas de romper el contrato con Kosmos, las federaciones nacionales aún no han emitido ningún comunicado al respecto.
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