Luego de cinco años de cárcel, el argentino Luciano Cabral volvió a jugar profesionalmente al fútbol. El mediocampista ofensivo de 27 años ingresó unos minutos en el amistoso en el que Coquimbo derrotó 2-0 a la Universidad de Chile en el estadio Francisco Sánchez Rumoroso.
El asesinato por el que fue a prisión Cabral ocurrió en la madrugada de año nuevo de 2017 y el por entonces jugador de Atlético Paranaense de Brasil se entregó a la Justicia tres días después (el 4 enero). El club de Curitiba, que estudiaba comprar su pase en un millón y medio de dólares, terminó rescindiéndole el contrato tras el pedido de captura. “Yo no soy ningún asesino, no maté a nadie, solo quiero jugar al fútbol. Y si me dan la libertad no me voy a fugar”, les dijo Cabral a las autoridades judiciales en las semanas que estuvo detenido en una comisaría.
José Cabral, padre del jugador surgido en Argentinos Juniors, recibió una pena de 16 años de prisión, luego de confesar que había sido autor del asesinato de Joan Villegas, quien fuera hallado sin vida con una fractura de cráneo tras una pelea callejera originada en la localidad de General Alvear (Mendoza). Luciano reconoció que tuvo una pelea con Villegas antes de que lo mataran a golpes, pero negó haber cometido el crimen. La Cámara Primera del Crimen de San Rafael lo consideró “coautor del homicidio simple” y lo condenó a 9 años y medio de cárcel en junio de 2018.
Cabral surgió de la Comisión de Actividades Infantiles, pero trascendió en el Bicho, donde debutó en 2014, año en que consiguió el ascenso a Primera División jugando al lado de Juan Román Riquelme. En su momento de mayor esplendor, fue nombrado como posible incorporación del River de Marcelo Gallardo (principios de 2016), aunque finalmente armó las valijas para militar en el fútbol brasileño. Cabral sumó 55 partidos, 4 goles y una asistencia en Argentinos Juniors y es el equipo en el que mayor continuidad tuvo.
Luciano se nacionalizó chileno para jugar el Sudamericano Sub 20 de 2015 disputado en Uruguay y que ganó Argentina. El seleccionado trasandino, que era dirigido por Hugo Tocalli, quedó eliminado en la primera ronda. Pero su promisoria carrera le permitió ser considerado para poder continuar en el equipo mayor de La Roja que en ese momento estaba a cargo de Jorge Sampaoli.
Su flamante entrenador, Fernando Díaz, le brindó todo su respaldo antes de su estreno: “A todos nos sorprendió. Está muy bien, ahora tenemos que mantenerlo en ese nivel durante todo el año. Probablemente jugará algunos minutos y lo llevaremos de a poco para que pueda mostrar su potencial totalmente, no se vaya a lesionar y sea un jugador que rompa los paradigmas. Y creo que él puede hacerlo”.
Además, argumentó por qué puede ser considerado en un plantel profesional de alta competencia después de haber estado cuatro años sin practicar adecuadamente: “Tiene una oportunidad. Cuando un jugador está tres o cuatro años sin entrenar, no tiene ninguna posibilidad de jugar en el fútbol profesional. Pero, y hago el pero, hay jugadores tan buenos técnicamente como él, que puede que logren volver a ser ese proyecto de gran jugador. En los entrenamientos se ha mostrado como un jugador buenísimo, veremos si nosotros somos capaces de sacar su mejor nivel”.
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