A lo largo de 2022, Juan Román Riquelme había anunciado que en épocas de Fiestas iba a realizarse su partido homenaje en la cancha de Boca Juniors, el patio de su casa, tal como lo considera. “Si Dios quiere, a fin de año vamos a hacer mi despedida en La Bombonera. Me da un poco de vergüenza, hace ocho años no juego al fútbol”, mencionó el ídolo que por cuestiones coyunturales debió desistir de esa idea que tiene en la cabeza hace ya varios años. Oficialmente es la cuarta vez que se posterga.
Román había llegado a un acuerdo con Daniel Angelici para utilizar la Bombonera a fines de 2019, justo cuando se llevaron a cabo las elecciones en Brandsen 805. A pesar de las diferencias que arrastraban desde su época como futbolista, había quedado estipulado que a fines de ese año iba a volver a patear la pelota en el césped del escenario que lo vio brillar. Pero cuando se decidió a participar activamente en los sufragios con la lista de Jorge Amor Ameal, el partido homenaje se postergó casi por obviedad cuando ya estaban en proceso de impresión las entradas para el evento.
Una de las figuras que más le insistió para que llevara a cabo ese anhelo fue Carlos Bianchi, que iba a ser uno de los invitados de lujo para la gala en La Boca y seguramente dirigiría uno de los dos equipos que se enfrentarían entre campeones del 2000/2001 y los de 2007, que contarían con refuerzos internacionales que supieron tirar paredes con Riquelme en Barcelona y Villarreal, además de la selección argentina.
Extraoficialmente Román había fijado la mitad del año 2020 para sacarse las ganas de patear en la Bombonera otra vez, pero la pandemia del coronavirus impidió la actividad en todos los rincones del planeta. Incluso el vicepresidente xeneize había barajado aguardar por la culminación de la Copa América para que sea posible la invitación a Lionel Messi, que por ese entonces estaría en receso con el Barcelona en Europa. El destino volvió a patear el sueño por el que también tuvo que desistir en 2021, puesto que recién para fines de ese año el público comenzó a volver paulatinamente a las canchas.
Para 2022, Riquelme estaba completamente decidido a llevar a cabo su homenaje: “Ya tengo ganas de volver a jugar a la pelota. Ahora volvió la gente, cuando canta... A veces tengo muchas ganas de hacerlo y otros días digo que no, que voy a esperar un poquito más porque será la última vez que entraré a la Bombonera vestido de futbolista. Ese es mi lugar en el mundo”. Campeón del mundo como futbolista, ahora Román tiene grandes aspiraciones deportivas como directivo. Pero hay una imagen que quisiera llevarse a la tumba: ver a su hijo Agustín jugando al lado de Messi en la Bombonera.
En un principio, el Mundo Boca iba a movilizarse y organizar su logística para realizar el partido despedida de su máximo ídolo en diciembre. Pero el campeonato mundial obtenido por Argentina atentó contra el plan inicial. La imposibilidad de que el invitado de lujo Lionel Messi acudiera a la cita (permanece en Rosario y en breve retornará a Francia para reintegrarse al PSG) le restó entusiasmo al propio Riquelme, aunque ese no fue el único motivo por el que lo postergó.
Con los hinchas en Modo Selección por la tercera estrella bordada en Qatar, consideraron que hubiera sido un tanto desacertado llevar a cabo un evento de estas características ahora. Y además, desde hacía meses el círculo íntimo de Román se había puesto manos a la obra para darle forma a la agrupación que acaba de ser lanzada: “Soy Bostero”. Así fue que Riquelme reemplazó un evento por otro, aunque tiene claro que su homenaje es una cuenta pendiente que puede llegar a saldarse en 2023. Es más, hasta baraja la chance de hacer más de un partido despedida si es que cuenta con el apoyo masivo de sus fanáticos.
En diciembre del próximo año serán las elecciones en Boca y, si bien Riquelme todavía no definió qué lugar ocupará en su lista, pretende continuar liderando el fútbol xeneize por al menos un período más. Si los resultados en las urnas lo acompañan, es posible entonces que finalmente disfrute del acto de veneración que merece y tanto se ha postergado.
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