“Quiero a Boca, a sus colores y a su gente”. Así se rendía Pelé ante el club argentino en una entrevista con El Gráfico en 1981, año en el que Diego Armando Maradona salió campeón en la Ribera. Con una camiseta número 10 puesta y el pulgar arriba, O Rei sacaba a relucir su cariño por la azul y oro, que había germinado en aquellas finales de Copa Libertadores con su histórico Santos, en la edición de 1963. A casi 60 años de esa gesta paulista, una reliquia del astro brasileño que acaba de fallecer sigue siendo atesorada por una vieja gloria xeneize.
El Xeneize dirigido por Aristóbulo Deambrossi padeció el primer tiempo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, donde ante la presencia de 55 mil espectadores se disputó la ida de la final de la Libertadores. Los brasileños se adelantaron con un doblete de Coutinho más el tanto de Lima antes de que el reloj señalara los 30 minutos. José Sanfilippo descontó en dos oportunidades para dejar abierta la serie (3-2) que se definiría el 11 de septiembre de 1963 en la Bombonera, frente a casi 70 mil hinchas.
Quien había mostrado algunas pinceladas del enorme fútbol que desplegaría a lo largo de toda su trayectoria fue Ángel Clemente Rojas, un pibe que recién asomaba de la cantera azul y oro y ostentaba 15 partidos oficiales antes de las finales de aquella inolvidable Libertadores. Rojitas se dejó llevar por el clima hostil que se había montado contra Pelé y cometió lo que él mismo consideró entre los peores errores de su vida: escupió a O Rei después de cruzarse en una jugada. “Él estaba como loco y mis compañeros me querían matar. ‘Animal, escupiste al mejor jugador del mundo’, me decían”, reveló hace años años en una entrevista, sin olvidarse de remarcar la caballerosidad con la que el mineiro aceptó sus inmediatas disculpas.
“Me trataron mal y me hicieron muchos foules... Si yo me dejara llevar por eso, no admiraría como admiro a su hinchada”, aclaró el tricampeón mundial con la selección brasileña en una de las notas que dio luego de su retiro como futbolista profesional. Y en otra referencia a aquella final, expresó: “Algunas de mis mayores emociones, como jugador y como hombre, las viví en la Argentina, en la Bombonera y en La Boca”.
A pesar del cortocircuito y que fue justamente O Rei quien definió el título en La Boca mediante una asistencia a Coutinho y su gol en los minutos finales que le dieron el 2-1 al Santos, hubo camaradería sobre el final, intercambió unas palabras con la promesa xeneize y hasta le regaló la camiseta que, hasta hoy, guarda como reliquia en su hogar.
Cuenta la leyenda que en medio del partido, ubicado en el círculo central, Pelé se tiró al suelo y pidió un cambio de short porque estaba roto. Según contaron futbolistas xeneizes testigos del hecho, fue para enfriar el empuje de Boca. “Jugué en todos los estadios del mundo, pero jamás sentí un terremoto cuando un equipo sale al campo como en La Bombonera”, dijo años más tarde, casi dando por sentado que su picardía ayudó a su equipo a bajar revoluciones antes de ganar la Copa. Tan bueno era aquel elenco conducido por Luís Alonso Pérez (alias Lula) que más tarde le ganaría la Intercontinental al Milan del argentino Luis Carniglia.
En una entrevista exclusiva con Infobae, la histórica gloria boquense contó que hasta hoy tiene inmortalizada en su comedor una imagen junto a Pelé, quien firmó la foto. “Era extraordinario. Hablé con él, aunque la verdad le entendía poquito y me daba vergüenza. Hasta me dio su camiseta”, revela. El crack brasileño quedó impresionado por la habilidad de Rojitas, al punto tal que hasta lo apuntó para que fuera compañero de equipo en suelo paulista, algo que no prosperó.
“Yo llevaba el potrero encima. Hacía lo mismo que de chico pero con otra responsabilidad. Nunca abandoné el potrero, ni al barrio ni a mis amigos de la infancia”, fue otra de las sentencias de Rojas. Esas características con las que probablemente Edson Arantes do Nascimento se haya identificado, no fueron inadvertidas por el astro del Santos. Según sus íntimos, también admiraba a figuras de Boca como Rattín, Marzolini, Grillo y Menéndez, al mismo tiempo que reconocía que era su equipo favorito en Argentina, aunque también supo ponderar a River y a Racing en otras entrevistas.
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