Su barba blanca y robusta, sus ojos azules que imponen una mirada penetrante, la sonrisa constante y el traje rojo no dejan margen de duda: Papá Noel existe. Y vive en Córdoba. No se trata del protagonista de la película Milagro en la calle 34. Tampoco de un largometraje de Disney o de un cuento de Navidad. Él es real y regala felicidad a los niños de Mina Clavero.
Se llama Daniel Antonio Casañas, pero todo el mundo lo conoce como El Gaucho Noel de Traslasierra. Durante su juventud representó al país en competencias internacionales de atletismo y aguas abiertas que le permitieron participar de campeonatos mundiales en Canadá y Juegos Sudamericanos en Brasil, Chile y Uruguay. Y hoy, a los 77 años disfruta de la vida con una iniciativa solidaria.
En 1998 dejó su casa de San Miguel, en el conurbano bonaerense, para instalarse en las sierras cordobesas, donde realiza excursiones con avistaje de cóndores y paisajes paradisíacos de la zona. Y hace 18 años decidió encarnar el papel del personaje más amado del planeta, luego de escuchar a los chicos de su pueblo confundirlo con Santa Claus.
Durante sus caminatas por las calles de Mina Clavero observaba a los niños codearse entre ellos y deslizar una frase en común: “¡Mirá! ¡Ahí va Papá Noel!”, mientras lo señalaban con admiración. Él les devolvía la mirada con una sonrisa y seguía su marcha. Pero entendió que un saludo no era suficiente…
“Un día le pregunté a mi mujer si me acompañaba a alquilar un trajecito rojo. Le pedí que me ayudara a hacer un censo para saber cuántos chicos había en el pueblo y esa Navidad de 2004 empezamos”, recordó en diálogo con Infobae.
Fue el punto de partida de una actividad hermosa y emotiva. Aquella Nochebuena recorrió puerta por puerta los hogares de su pueblo para entregarles un juguete a cada niño y niña que se sorprendía con su presencia. “Lo hicimos durante 5 años, pero terminaba muy tarde. A veces eran las 4 o 5 de la madrugada y seguíamos en la calle”, deslizó con nostalgia.
El rumor sobre la veracidad de Papá Noel trascendió por los barrios aledaños y a medida que pasaba el tiempo, se fueron acercando jóvenes de otros pueblos para conocerlo. “Un día decidimos hacerlo en la plaza principal, para que ellos hicieran una fila y se llevaran su regalito”, explicó ante tanta demanda.
Ni siquiera la pandemia lo detuvo. Aquel diciembre de 2020 “la única diferencia fue que vieron a Papá Noel con barbijo, pero con el mismo sentimiento”. “Ver los rostros de esos chicos me marca para toda la vida. Una vez, una nena de 7 años me dejó una cartita en mi casa; y cuando la leí delante de ella me puse a llorar. Esa chiquita no pretendía un juguete, me pedía por la salud de su padre y que lo ayudara a conseguir trabajo. Fue terrible”, reveló.
Cada año que pasa recibe miles de cartas, y durante la Navidad pasada llegó a entregar más de 2.500 regalos. “Fue algo hermoso. En esa ocasión empezó a venir gente con juguetes rotos para que los pudiera reparar; y así fue como mi casa se transformó en un taller de los niños”.
El sacrificio y el esfuerzo no es sólo de él. Si bien no cuenta con la colaboración de duendes mágicos, sabe que tiene una decena de ayudantes que se unieron a su causa sin otra meta que contribuir para la felicidad de los niños. “Las Fiestas se las dedico a los chicos. Mi señora es incondicional. No existiría Papá Noel, si no existiera ella. Es mi mano derecha y hace 48 años que estamos juntos. Si pudiera volver a elegirla, la elegiría de nuevo”, remarcó.
Hoy El Gaucho Noel de Traslasierra volverá a salir a escena. Tras recibir miles de cartas en su casa, el personaje más amado de Mina Clavero distribuirá juguetes para que nadie se quede sin una feliz Navidad. “No tengo los cuatro renos, pero tengo un Renault 4, con el que reparto los regalos”, sostuvo con la sonrisa que lo caracteriza.
Daniel Antonio Casañas es un ejemplo de vida. Su noble gesto ilumina el rostro de miles de chicos que sueñan con un mundo mejor. Pero sabe que su granito de arena no alcanza para cambiar los aspectos negativos que atraviesa el planeta. “Mi cuenta pendiente es hacer una caminata de Mina Clavero a Luján para trasladar un mensaje de paz en el mundo. Mi familia se puso en contra porque ya soy grande, pero la realidad es que sufro cuando observo que en pleno Siglo XXI siga habiendo guerras, conflictos y problemas que lo exceden a uno. Lamentablemente, la solución no es individual”, analizó.
Como si se tratara de un personaje de ficción, El Gaucho Noel es uno de los protagonistas estelares de cada 24 de diciembre. Mientras algunos aguardan por mirar en la pantalla chica los largometrajes de Mi Pobre Angelito, El Grinch o El Regalo Prometido, en Córdoba esperan por él. Que es verdadero y no tiene nada de ficción. “Hoy estamos acá, pero no sabemos qué puede pasar mañana. Ya tengo 77 años y no sé cuánto tiempo me queda para seguir haciendo estas cosas. Pero lo poco que sea, será suficiente porque me hace inmensamente feliz”, concluyó.
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