Fue un día histórico. Inolvidable. Una manifestación de amor masiva y popular con una única bandera: la celeste y blanca. Los campeones del mundo que lograron la hazaña en Qatar regresaron al país y recibieron el afecto de millones de argentinos en Buenos Aires. Desde la noche anterior, miles de fanáticos acamparon en las inmediaciones del predio que la AFA tiene en Ezeiza para ver la salida de los héroes de Medio Oriente. Esos que consiguieron la tercera Copa del Mundo en una final apasionante frente a Francia.
A medida que pasaban las horas, las expectativa por ver a los integrantes de la Scaloneta aumentaba. Y las calles AMBA se iban llenando con ilusión. Fueron cerca de cinco millones de personas las que salieron a las calles para buscar el rincón ideal para ver pasar al micro que trasladaba a los heroicos futbolistas.
La caravana fue extensa y no logró llegar al destino deseado. El objetivo de los organizadores era llegar al Obelisco, pero el paso lento que consistió poco más de 15 kilómetros en cuatro horas y media no lo hizo posible. El cambio de planes hizo mover a la masa albiceleste. Aquellos que aguardaban en Avenida Corrientes y 9 de Julio se trasladaron de inmediato hacia la Autopista 25 de Mayo cuando se enteraron que Lionel Messi y compañía iban a llegar a la zona de Constitución.
Mientras tanto, los protagonistas continuaban celebrando con fernet con cola, champagne y otras bebidas frescas para apaciguar las altas temperaturas y mantener la euforia de la conquista. La efervescencia del público fue tan grande como la de los propios deportistas. Imágenes improvisadas y llamativas causaron sensación en las redes sociales, como cuando el Papu Gómez tomó un fajo de billetes y generó una lluvia de euros que sobrevolaron el cielo bonaerense que cayó sobre los simpatizantes más cercanos.
Los hinchas no tardaron en responder. Entre tantas ofrendas, como banderas y camisetas de equipos locales, una mujer arrojó su corpiño hacia el bus descapotable que aterrizó en las manos de Nicolás Otamendi. Y el defensor no tardó en continuar con la celebración: sin pensarlo se acercó a Lionel Scaloni y le colocó la prenda íntima en la cabeza. Una escena de humor dentro de tanta pasión.
En la misma sintonía, Emiliano Martínez se dejó ver con un mini Mbappé, al que trató como si fuera su hijo deportivo. El astro del PSG que convirtió tres goles en la final fue uno de los centros de burlas, debido a las declaraciones previas que había realizado en la previa, cuando sostuvo que el fútbol sudamericano no estaba a la altura del europeo.
Como en toda historia romántica, también hubo tiempo para el drama. El caos y la desorganización generaron falsas expectativas en los hinchas que aguardaban por sus ídolos en las inmediaciones de la General Paz, ya que el cambio de recorrido constante privó a miles de fanáticos de estar cerca de los jugadores. Fue una situación que provocó el enojo del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, quien se manifestó a través de su cuenta oficial de Twitter. “No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena”, escribió el directivo.
Durante ese período, dos individuos que aguardaban en un puente el paso del micro perdieron la cordura y saltaron hacia el móvil que trasladaba a Lionel Messi y compañía. Uno logró acceder a los futbolistas, quienes lo recibieron con abrazos. El otro, en cambio, tuvo un error de cálculo y cayó contra el pavimento provocando preocupación en todos los presentes por su estado de salud.
La ceremonia terminó de forma abrupta. Por pedido de los organismos de seguridad, los integrantes de la Scaloneta abandonaron el micro en Parque Roca, donde se subieron a dos helicópteros con los que dieron dos vueltas olímpicas por el cielo porteño antes de regresar al predio de Ezeiza. Lionel Messi, Lionel Scaloni y Rodrigo De Paul compartieron uno de los vuelos de regreso al lugar donde se aloja la Selección.
En otra aeronave viajaron, entre otros, Guido Rodríguez y Enzo Fernández, quien compartió unas imágenes en la que se lo observa sonriente mientras aprecia la vista aérea de la Ciudad. El volante del Benfica más tarde publicó una foto en la que posó junto a un grupo de compañeros, todos con sus rostros rojizos tras haber estado varias horas bajo el sol. Algunos como Thiago Almada o Ángel Correa se divirtieron con cascos de piloto. Otro que registró el viaje fue Alejando Papu Gómez, que se fotografió sosteniendo la Copa del Mundo.
Luego de la extensa jornada, todos los campeones del mundo celebraron en la intimidad en las instalaciones donde se concentran para los compromisos y luego cada uno partió rumbo a su hogar. Inicialmente pasarán la Navidad con sus respectivas familias y amigos, gozarán de unos días de vacaciones y después se reencontrarán con sus equipos en Europa (a excepción de Franco Armani que es el único que debe sumarse a la pretemporada de River).
Rodrigo De Paul, uno de los referentes del plantel, resumió la histórica caravana con una frase que permanecerá en el recuerdo colectivo: “5 millones de personas, no traten de entendernos ¡Somos distintos!”. Ellos son conscientes de que escribieron una de las páginas más importantes del deporte argentino. Serán eternos.
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