Julián Alvarez es un descuidista. Un ladrón que se especializa en birlar objetos sin violencia, en espacios públicos, esperando el momento en que la víctima se relaja. Su paciencia es admirable. Su cabeza se transformó en una roca. En términos futbolísticos, trabaja hasta que en algún instante se queda con lo que quiere. Hace un año y medio era suplente en River. Siempre sumaba minutos, de hecho Gallardo lo hizo entrar un rato en la final eterna de Madrid con apenas 18 años. Pero arrancaba los partidos al lado del entrenador. Detrás de Borré, de Matías Suárez, tenía que ser segunda punta y hasta cuarto volante. Con el tiempo pudo jugar de centrodelantero como pedía desde afuera el Pipita Higuaín, el primero que lo bancó en ese rol. Chico educado, con los valores de su casa y con la filosofía del club, jamás se quejó. El siguió corriendo a todos cada vez que le tocó. Su despegue no fue hace una vida. Se dio en septiembre del 2021, en el 4 a 1 a Newell’s en el que hizo dos goles y dio dos asistencias. Desde ese día, Julián conceptualmente pasó a jugar en otra liga. En la primera semana de julio de este año lo presentaron en el City y arrancó la catarata de elogios de Guardiola. En la Selección hasta llegó a estar en duda en la lista hace un tiempo. Aterrizó en Qatar como suplente de Lautaro Martínez y se pensaba que el 9 suplente podía ser Tucu Correa. Y otra vez Julián les robó el puesto: le metió dos goles a Croacia y pareció Kempes...
Después del mejor partido de su vida -el consagratorio hasta el domingo por lo menos- rápidamente se volvió a replicar la imagen de un Julián de chiquito pidiéndole una foto a Messi. La generación más grande de edad pensó en el Matador de Argentina 78. Fue instantáneo cuando lo vio llevarse la pelota con potencia y rebotes en su cuerpo dentro del área después de una corrida emocionante. Puede ser oportuno cotejar el juego y el rebote en internet en este Mundial. Las redes sociales tienen cada vez más influencia. Miguel Simón, el excelente relator de ESPN, en sus transmisiones patentó la muletilla “soltá el celular” cuando llega un ataque importante. Puede imaginar, como casi todos, que los nuevos hinchas siguen los partidos a dos pantallas. A los jugadores se los ve con el teléfono en la mano hasta en el reconocimiento del campo en el Mundial. Comen caramelos y chatean. Postean desde el vestuario. Hay muchísima información, que bien manejada es un caudal excitante. El peligro es cuando se transforma un tsunami de agresión o distorsiona la realidad. Una mentira con miles de retuits puede transformarse en verdad. Y así otra vez se llega a Julián. Nico González, uno de los dos jugadores que se quedaron afuera en el último suspiro, ahora lo bancó con una idea tuitera: “¿Este le hace goles sólo a Patronato? Mmm, claramente no”. No sorprende que Julián y Patronato sean siempre tendencia, aunque quizá no todos recuerden por qué.
La historia arrancó con un sincero Papu Gómez, en febrero de este año. O sea, habría que ver la secuencia completa y escuchar la frase textual. “Juli nos sorprendió mucho cuando estuvo con nosotros. Le vimos muchas capacidades. Pero ponele: el otro día vi que le metió tres goles a Patronato y para los periodistas parecía que era Batistuta. Deben tener cuidado con esas cosas. Juega espectacular, hace goles todos los partidos, pero debe crecer todavía. Tiene que venir a Europa y enfrentarse a los mejores, viste. Ahora lo compró el Manchester City. Ojalá que vaya, juegue todos los partidos y haga 70 mil goles. Va a ser mejor para todos. El tema es que ahí no juega Gabriel Jesús... Tranquilos con Julián. Es un pibe extraordinario. Se nota la humildad, es un chico de pueblo. Y tiene unas condiciones espectaculares. Pero déjenlo tranquilo, que siga haciendo goles. No lo carguemos de responsabilidades, de presiones. Yo escucho cosas que son peligrosas para él más que nada”, dijo el Papu con sensatez en una charla futbolera con F90, en ESPN. El puede bromear con un supuesto parecido a Beckham en el famoso stream con el Kun Agüero y Messi; y también puede hablar en serio. De todos modos, con el tiempo dejó de asociarse al consejo del compañero y se apuntó a algún supuesto detractor. Se impuso tanto la idea, que el famoso “arquero de Patronato” también publicó una story de Instagram hace unos días. “Yo te estuve preparando para lo de hoy”, escribió Matías Ibáñez con un emoji de sonrisa. Como si fuera cierta esa frase que dice que la realidad no mate una buena historia.
Papu es un jugador de 34 años, con largo recorrido, que intentó que se llevara despacio a un compañero de 22. Se sabe de muchas exageraciones cuando aparece un chico con talento en el mundo del fútbol. Allí apuntó, no a menospreciar su evolución. Después, el que aceleró los tiempos fue Julián. En River rompió un paradigma del equipo. En el exitoso ciclo de Gallardo, nunca en los ocho años un jugador había sido tan importante individualmente. Después, cuando quedó eliminado contra Vélez en la Copa Libertadores, pasó en cámara rápida su viaje a Europa. Se llegó a rumorear un posible préstamo, tal vez porque el mundo no sabía que Guardiola estaba encantado con él. Julián es un optimista incansable, tal silencioso como letal. Esa fue la cualidad que más rápido sedujo a Pep cuando pensó en sumarlo en la pretemporada, el tiempo clave para bajarle línea a los jugadores que confía. “Todos hablan de Haaland, pero Julián es un jugador excepcional”, elogió el entrenador al cordobés, que también puede esperar detrás del gigante noruego y sacarle tajada a los minutos que entra en el City en dupla o en su posición. Aunque por qué no pensar que después de este Mundial, el descuidista se robe otro lugar cuando nadie lo imagina...