Cuando lo vi a correr a Julián Álvarez, me dio la sensación de que veía correr a Maradona en aquel famoso gol de Argentina contra Inglaterra en el Mundial de México 1986. Es cierto que él arrancó diez metros en campo propio, mientras que Diego ya había comenzado en campo de los ingleses, pero la corrida fue mágica. A Maradona le aparecieron los obstáculos en el comienzo y al delantero del Manchester City le surgieron en el final. Es un jugador fantástico, tierno, joven, pero que tiene una mezcla de muchos futbolistas en cuanto a su calidad técnica, su potencia y su energía. El final fue a lo Kempes, a lo Batistuta. Es muy inteligente y muy trabajador. Hay momentos que no se lo ve y él está trabajando sobre bandas o contra el volante central contrario y luchando mucho.
Sin embargo, la estrella de la noche fue Lionel Messi, sin ninguna duda. Lo sacó a bailar un tango al mejor jugador de Croacia, Josko Gvardiol, e hizo una jugada de Messi, no de Maradona. Es una acción propia de un jugador que ya ha hecho muchísimas de este tipo en el Barcelona y compararlo con él en un movimiento de este tipo es empequeñecerlo. Es el líder natural del equipo dentro y fuera de la cancha, se terminaron las peleas con aquellos entrenadores. Ahora, es el dueño absoluto del control del juego argentino. Hay un momento en el que dice algo en el oído a Rodrigo De Paul y eso fue una instrucción de un entrenador dentro de la cancha a un volante.
Sus números dicen que es el goleador del Mundial, tiene 0.83 de promedio y es el jugador que más asistencias hizo, con tres. Una particularidad pasa por los remates al arco. En el Mundial de Sudáfrica 2010, había tenido 22 remates al arco y no había anotado goles. En esta Copa del Mundo, lleva 5 tantos sobre 24 tiros. Esto habla de la fantástica tarea que ha tenido.
El equipo argentino trabajo bien el partido, pensó que tenía que frenar a los croatas en la mitad de la cancha. Modric los sorprendió a todos porque se fue a jugar bien arriba en lugar de desempeñarse bien atrás. Las estadísticas marcan que tocó mucho más la pelota en el último tercio de la cancha. Croacia planeó el encuentro ideando que Argentina iba a salir ahogarlo en la salida. Por eso, Lionel Scaloni puso a Enzo Fernández y Leandro Paredes en la mitad de la cancha y Modric se fue a jugar a las espaldas de ambos jugadores. Croacia terminó con un 60% de posesión de la pelota, pero nunca dio la sensación de poder meterse en la defensa argentina.
Uno se va detrás de los delanteros porque son los que más brillo tienen y los que terminan convirtiendo los goles, pero los defensores también hacen un trabajo muy bueno. Especialmente Nicolás Otamendi; parece otro jugador. Era un futbolista desalineado e impresentable, pero hoy es un jugador que sale a los costados con holgura, defiende, puede jugar de líbero y con una línea de 4 sin ningún problema.
Enzo Fernández jugó un gran partido. El exjugador de River Plate tiene un timing para sacar la pelota larga o meter una pared como la que hizo con Messi en un instante determinado. Son esos jugadores que, por momentos, desaparecen y son los oscuros laburantes que andan patrullando por toda la cancha.
Otro que jugó un buen encuentro fue Leandro Paredes. A pesar de que suele ser un jugador que se pierde por su nerviosismo y su vehemencia, hoy no se desbordó. Supo controlar la fuente generadora del equipo croata. El conjunto argentino quebró a su rival en la mitad de la cancha y mucho tuvieron que ver Fernández, Julián Álvarez, De Paul y Paredes.
Desde el punto de vista emocional, el equipo quedó muy arriba. Esta vez demostró mucho carácter, pero también mucha inteligencia para trabajar el partido en las zonas claves de un rival al que partió en tres partes. No dejó que los defensores rivales se afirmarán sobre los volantes, quienes tampoco elaboraron y fue cambiando lentamente a los delanteros porque se fueron perdiendo.
Es un triunfo extraordinario. Hace mucho tiempo que no veo una selección argentina jugar con la inteligencia y con la belleza de los tiempos de Maradona, cuando él también era el dueño del equipo por encima de Bilardo, y trabajaba de manera extraordinaria, estupenda, magnífica. Es una victoria que da esperanzas.
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