Lionel Messi desbordando por derecha en un partido decisivo de una Copa del Mundo. Eso ya se ha visto. Lo que no es igual es el corolario, el desenlace. Por eso, en un ejercicio de arqueología virtual, la FIFA tuvo que hurgar en los documentos fílmicos de su tupido archivo para hallar una réplica de la primera parte del segundo gol de Julián Álvarez, el tercero de Argentina en la semifinal contra Croacia en el Mundial de Qatar. Solo la primera parte, si la jugada se dividiera entre gestación y definición. Porque la segunda parte es lo que diferencia a aquella de 2014 y a ésta de 2022.
Las jugadas son similares porque, incluso, el protagonista es el mismo hombre. En la primera secuencia tiene 27 años, es futbolista del Barcelona de España y está jugando la primera final de un Mundial de su vida. En la segunda ya anda por los 35 años, ahora juega en el Paris Saint Germain de Francia y está a la vera de jugar la segunda final de un Mundial en su vida. En los ocho años que pasaron perdió y ganó otras finales, se despidió y regresó a la selección argentina, tuvo otros dos hijos y se reconvirtió en un futbolista con menos explosión y más cerebro.
Van ocho minutos del primer tiempo. Es el domingo 13 de junio de 2014. En el estadio Maracaná, en el corazón de Río de Janeiro, juegan Alemania y Argentina la final de la Copa del Mundo. Lionel Messi, el hombre en cuestión y vestido con una camiseta azul, arranca la jugada detrás de la mitad de cancha. Lo marca Mats Hummels, que viste de blanco y es por entonces uno de los mejores defensores del mundo y que para la FIFA será el mejor central derecho del certamen.
En la jugada Messi la toca siete veces, seis con su botín izquierda, uno con el derecho. No necesita tanta manipulación: la diferencia la asume su agilidad. Desborda por derecha. Primero huye de su marcador, que lo persigue y lo alcanza. Cuando reduce la velocidad, Hummels también lo hace: es una trampa. Porque cuando el central alemán iguala su línea y deja de correr, Messi vuelve a presumir de su aceleración. Ya Hummels se arrastra y queda fuera de plano. El 10 argentino está dentro del área, cuando ya el reloj marca que el primer tiempo ingresó en el minuto nueve, donde los otros vestidos de azul se mezclan entre adversarios de blanco. Por ahí está Gonzalo Higuaín, por ahí anda Enzo Pérez. El pase con derecha de Messi no los encuentra a ellos sino al 7 de Alemania, Bastian Schweinsteiger. Y la jugada se diluye del área y de la memoria.
El mismo Schweinsteiger es el que tuiteó, ocho años después y desde algún rincón de Doha, “acabo de ver otro show de Messi esta noche”. Tal vez no lo recuerde pero el tercer gol argentino contra Croacia en la semifinal del Mundial de Qatar 2022 es parecido al que él mismo impidió en el amanecer de la final en Brasil. El tercer gol argentino contra Croacia lo empezó Messi, también por la derecha del ataque, también ante uno de los mejores defensores de la actualidad. Pero hay diferencias.
Van 23 minutos del segundo tiempo. Es el martes 13 de noviembre de 2022. En el estadio Lusail, en el corazón de Doha, juegan Croacia y Argentina la primera semifinal de la Copa del Mundo. Lionel Messi, el hombre en cuestión y vestido con una camiseta blanca y celeste, recibe la pelota tras cesión de Julián Álvarez dos metros por delante de la mitad de cancha. Le da catorce toques a la pelota, doce veces con la zurda y dos con la derecha. Debe acomodar más veces la pelota porque con la velocidad ya no le alcanza para superar la marca de los rivales. Pero la dinámica es la misma: se escapa en un pique veloz, frena y espera la llegada del rezagado para volver a desbordar.
Lo que cambia es el final. No hay un Schweinsteiger en Croacia que anule la genialidad del diez argentino y hay un Julián Álvarez entre sus compañeros que espera atento el pase atrás. El delantero de 22 años coronó una jugada magistral de Messi. Con su gol le devolvió la gratitud y convirtió al surgido en las inferiores de Newell’s en el máximo asistidor en la historia de los mundiales equiparando la marca de ocho pasesgol que hasta el momento ostentaba en soledad Diego Armando Maradona. Gracias a la contribución oportuna y letal de Álvarez, el desborde y la asistencia del astro rosarino se alzarán en el olimpo de las mejores jugadas en la historia de los Mundiales. El descubrimiento fue de la FIFA, que tituló “La jugada de Messi que no salió en Brasil 2014, pero sí en Qatar 2022″.
Seguir leyendo: