“Un penal no es una tarea individual”, dice Geir Jordet, profesor de la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte, psicólogo e investigador del rendimiento mental en el fútbol de élite. Su área de estudio es el desempeño bajo presión, la toma de decisiones, el aprendizaje efectivo, los comportamientos dentro de una cancha de fútbol. Desde hace más de veinte años trabaja como consultor y asesor de clubes europeos. Esta vez desmenuzó las razones detrás del penal errado por Harry Kane que habría significado el 2 a 2 entre Inglaterra y Francia por los cuartos de final del Mundial de Qatar 2022.
Al minuto 54, el delantero inglés ya había convertido el gol del empate de penal. A falta de siete minutos para el final del tiempo regular, falló su ejecución: el remate se fue por encima del travesaño. Jordet entiende que en las entrañas de ese disparo desviado hay otros argumentos, más allá de la lectura simplista que resuelve que se trató de una mala ejecución.
El factor que destaca no es la imprecisión de Kane ni la presencia de Hugo Lloris, el arquero francés y compañero del atacante en el Tottenham de la Premier League. El golpe de efecto lo dio Jordan Henderson, capitán del Liverpool. Jordet lo describe como “un líder mundial en el apoyo a los lanzadores de penales de sus compañeros de equipo”.
“Henderson ha protegido con éxito a los lanzadores de penales del Liverpool durante años, asegurándose de que los oponentes no tengan acceso a juegos mentales en esos últimos segundos cruciales previos al tiro”, expresó en su cuenta de Twitter, donde agregó, a su vez, imágenes previas a lanzamientos de penales en el club inglés. En las fotos se ve cómo intercede entre Emiliano Martínez, arquero del Aston Villa, y Mohamed Salah, delantero del Liverpool; entre el arquero del Brighton, Roberto Sánchez, y el atacante egipcio; entre el arquero del Watford, Daniel Bachmann, y su compañero brasileño, Fabinho.
Henderson realizó lo mismo en el primer penal de Kane, una suerte de custodia preventiva al juego psicológico. “Hizo lo que mejor sabe hacer. Primero pidió y agarró la pelota. Luego se lo entregó a Kane mientras lo escoltaba al área, asegurándose de que ningún jugador francés pudiera tener acceso a él”, detalló el psicólogo. El 9 y capitán de la selección inglesa remató el penal fuerte y cruzado: Inglaterra igualaba 1 a 1 contra Francia en los cuartos de final.
Gareth Southgate -técnico de la selección británica- decidió, en el minuto 78 y después del gol de Oliver Giroud que ponía en ventaja de nuevo en el marcador al equipo galo, que Mason Mount ingresara por Jordan Henderson. Cinco minutos después, otra infracción en el área de Francia le daba la oportunidad del empate a Inglaterra y a Harry Kane. Pero Henderson ya no estaba en la cancha. No hubo quien tomara su lugar de sostén moral y psicológico. “Durante los primeros 30 segundos después de la decisión del VAR, Harry Kane estuvo solo, rodeado por jugadores de Francia. No es necesariamente un problema, pero lo deja vulnerable”, descubrió Geir Jordet.
Alrededor de Kane estaban Lloris, Varane, Upamecano, Tchouameni y Theo Hernández, cinco jugadores franceses. Los compañeros del delantero inglés advirtieron esta exposición e intervinieron. Llegaron a la cobertura Mount -el reemplazante de Henderson- Jude Bellingham y John Stones. “¿Fue demasiado reactivo y demasiado tarde? ¿Agregó ruido en lugar de eliminarlo?”, se preguntó el experto.
Lo que pasó después de que Kane fallara el penal también es material de análisis. “Es interesante que los primeros jugadores que surgieron alrededor de Harry Kane fueran todos franceses. Casi todo el equipo francés se juntó alrededor de Lloris (y Kane) con alegría y emoción, sin un solo jugador de Inglaterra a la vista”. En las imágenes que recoge de la secuencia posterior al remate desviado se distingue la aparición en escena de Bellingham, el único inglés en abrazar y consolar al capitán. Jordet vislumbra un alma de líder en este talentoso volante de 19 años.
Cuando el partido terminó, Henderson volvió a custodiar de cerca a Kane, mientras las cámaras, en tono acusatorio, documentaban la pena del futbolista que desperdició la chance de haber cambiado la historia del partido. “Ser un compañero de equipo se trata de estar ahí para los que más te necesitan”, expresó el psicólogo que ya había desplegado, cuadro por cuadro, un estudio exhaustivo de la tanda de penales entre Argentina y Países Bajos que contuvo burlas, provocaciones e insultos, y desparramó en los medios internacionales noticias, versiones y acusaciones sobre la reacción de futbolistas argentinos tras la victoria.
“Lidiar con la presión de un penal decisivo requiere habilidades del pateador, resiliencia individual y el apoyo de los que te rodean. Apoyar es una obligación”, asegura, antes de concluir que “los mejores equipos son los que juegan el juego psicológico mejor que otros”.
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