De la premonición del Dibu Martínez en 2018 al pedido que le cumplió a su hermano a minutos del partido contra Países Bajos

El arquero de la Selección, héroe en los penales contra los neerlandeses, y una particular historia con su hermano Alejandro

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Emiliano y Alejandro Martínez, una historia de la más pura hermandad
Emiliano y Alejandro Martínez, una historia de la más pura hermandad

Son inseparables. Aunque Emiliano viva en Inglaterra y Alejandro en Mar del Plata, se ven seguido y se disfrutan. Sufren por la distancia, pero ya se curtieron: desde que Dibu armó las valijas con 12 años para mudarse a la pensión de Independiente y proyectar su sueño de futbolista profesional, la familia Martínez lo acompañó y empujó de atrás. Y hoy disfruta en conjunto de los frutos que el arquero del seleccionado argentino cosecha por tanto esfuerzo y empeño. Detrás de otra heroica actuación en la tanda de penales ante Países Bajos, se esconde una historia.

Fue en 2018, cuando Emi Martínez todavía no había conseguido exposición en el Arsenal, que los hermanos viajaron a la Copa del Mundo en Rusia y disfrutaron/sufrieron por Argentina. Después de la eliminación de la Selección ante Francia en octavos de final, Dibu le juró algo a su hermano Ale (dos años mayor) que luego compartió al resto de su familia: “Voy a atajar y hacer que me vean para que me convoquen. Quédense tranquilos, el arquero de la Selección en el próximo Mundial voy a ser yo. No puede ser que no esté ahí”.

El tiempo puso las cosas en su lugar. Una lesión del alemán Bernd Leno le abrió la puerta a Emiliano para destacarse con los Gunners, que ya no pudieron retenerlo. El Aston Villa puso una montaña de dinero y lo convirtió en el arquero argentino más caro de la historia. Eso lo catapultó al seleccionado nacional, donde tampoco desaprovechó su chance. En la Copa América fue solvente e inmortalizó un instante en las semifinales frente a Colombia con el famoso “mirá que te como, hermano”.

Emi Martínez, nuevamente héroe argentino (REUTERS/Julian Finney)
Emi Martínez, nuevamente héroe argentino (REUTERS/Julian Finney)

“Él siempre me lo dijo: ‘Yo voy a jugar en la Selección y, el día que agarre el arco de la Selección, no me lo sacan más’”. La revelación es de Jorge Peta, uno de los primeros entrenadores que el Dibu Martínez tuvo en su Mar del Plata natal, más precisamente en el Club Atlético San Isidro. Su objetivo era uno: ser el 1 del seleccionado mayor, tal como había sido en la Sub 15 y Sub 17, cuando dos próceres de las vallas argentinas como Pepé Santoro (quien lo fichó para Independiente) y el Pato Fillol lo tutelaron para que progresara y pegara el salto al Arsenal.

Alejandro viajó a la final de la Copa América en el Maracaná y juntos se fundieron en un abrazo tras la consagración. Su papá, Alberto, se privó de esa excursión porque recientemente había sufrido una operación y Emiliano le pidió que por favor no viajara. Sí le dio vía libre para la Finalissima en Wembley, donde el trío deliró con el título frente a un conjunto europeo, ítem que tanto se le había exigido al cuadro de Lionel Scaloni. “Ahí tomó dimensión de que era el arquero de la selección argentina”, le contó Beto Martínez a Infobae, sobre su hijo menor.

Y lógicamente con mucha anticipación, los Martínez planificaron el viaje a Qatar para ver de cerca al 1 de la familia, que ya no se pintó el rostro con la bandera argentina como cuando alentó a la Selección en el Mundial pasado, sino que se tiñó el pelo para mostrar la insignia albiceleste desde adentro de la cancha. Padeció el traspié contra Arabia Saudita en el debut, pero se recompuso al igual que el grupo. Beto y Ale lo visitaron en las horas libres, al igual que su esposa y sus hijos. Contra Australia también fue clave al atajar una pelota sobre la hora que hubiera llevado la serie de octavos al tiempo extra.

El chat entre los hermanos Martínez antes de Argentina-Países Bajos
El chat entre los hermanos Martínez antes de Argentina-Países Bajos

Los Martínez mantienen una cábala: además de que el Dibu suele descargar tensiones y desenfocarse de los partidos las horas previas con un grupo de amigos con los que se divierte jugando al Call of Duty, el golero suele enviarles a los integrantes de su círculo íntimo la foto con la indumentaria que se pondrá. Emi llega al vestuario y, lo primero que hace, es tomar la instantánea con su celular y enviarla a todos.

A las 19.13 de Doha, como compartió en sus chats de WhatsApp, su hermano Ale le escribió: “Vamos gil. Metenos en semiisss. Yo sé que podés. Te amo. Espero la foto”. Lo que le pedía, claro está, era la imagen de su camiseta con el crucifijo que lleva puesto. Y además su hermano le envió un guiño informativo y motivacional: “Chau Brasil”. Justo antes de salir al calentamiento en el campo de juego, Dibu le mandó la foto y se concentró definitivamente en un partido en el que hizo historia. Otra vez.

Emiliano le cumplió a su hermano y a 45 millones de argentinos. Metió en semifinales a la Selección. Papá Beto no podría haber estado más orgulloso por el vínculo que tienen sus hijos: “Nunca se soltaron la mano. Siempre fueron agarraditos así y eso es lo que me va a quedar siempre”.

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