No se conocen. Caminan por las calles de Doha y ni siquiera se imaginan de sus historias cruzadas. El japonés fanático de Diego Armando Maradona y Argentina, de un lado. El argentino enamorado de la cultura japonesa, del otro. En menos de 24 horas, Infobae los cruzó andando por Qatar y compartieron un flash de sus pasiones.
En una de las estaciones de la línea verde del metro de la capital qatarí, un hombre llama la atención por su look: sombrero, gafas tornasoladas color naranja y musculosa gris que descubre un impactante tatuaje en su brazo derecho. La imagen es de Maradona y las letras y números reflejan el término “D10S”. Probablemente muchísimos argentinos fanáticos de Diego tengan un idéntico o similar tatoo, pero cuando coloca sus lentes en la cabeza, este individuo deja entrever que es asiático.
El maradoniano en cuestión es oriundo de Japón y define al Pelusa como su “héroe”. Cuando busca palabras para describir por qué la figura que tiene marcada con tinta en su hombro derecho es tan importante para él, se complica con el inglés e hilvana algunas palabras sueltas que bastan para comprender su idolatría por el Diez: “Es el héroe futbolístico de toda mi vida”, resulta la mejor traducción para la oración con la que se anima a argumentar el motivo de su tatuaje.
Así como las nuevas generaciones admiran a Lionel Messi, todavía muchos que vivieron la época de Maradona lo mantienen en el pedestal.
En plena tribuna del estadio Al Janoub, donde Japón y Croacia se enfrentan por los octavos de final de la Copa del Mundo, un hombre con la camiseta de Argentina agita un palo que sostiene la bandera albiceleste y otra pequeña japonesa. Cada vez que erra un gol el conjunto asiático, se agarra la cabeza. Y salta de la butaca para celebrar cuando los nipones se ponen 1-0 arriba en el tanteador.
Mariano es argentino, oriundo de Chacabuco (provicina de Buenos Aires), y se marchó en abril de este año a Australia en busca de oportunidades. Y con la idea a cuestas de presenciar la cita mundialista, en la que estuvo decidido de entrada en apoyar a los selecionados argentino y japonés, en ese orden. ¿Qué lo cautivó de un equipo sin demasiada historia futbolística? Más bien las acciones de sus fanáticos fuera del campo de juego.
“Me encanta la cultura japonesa, sobre todo la limpieza que hacen después del estadio. Después de los partidos, me quedo limpiando con ellos”, cuenta Mariano, que llegó antes del encuentro entre el elenco dirigido por Lionel Scaloni ante Polonia por la fase de grupos y también vio en vivo a Japón en la victoria ante España (NdeR: la entrevista se realizó el día de la eliminación por penales ante Croacia). “Esto es algo que sinceramente me atrapó, lo compartó y me encanta venir, simplemente por la gente”, agrega el argentino que no duda en afirmar que “Japón es mi segunda selección”.
Así fue que a pesar de haberse despedido tristemente de la Copa del Mundo por el azar de los penales contra los croatas, la primera hinchada sustentable del planeta sumó un activista más a su cruzada: el argentino que vive en Australia y se enamoró de Japón.
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