(Enviado especial a Doha, Qatar) Está claro que es difícil que una hinchada sorprenda a algún futbolero sudamericano. La pasión –bien entendida– de las tribunas de nuestras latitudes del mundo son de exportación, de imitación. Pero lo hecho por Marruecos en estos octavos de final contra España sin dudas que quedará marcado como uno de los espectáculos más impactantes –y desgastantes– de todo el Mundial.
Los fanáticos del seleccionado africano llegaron de a miles al territorio qatarí. Son de los más bulliciosos de todo el torneo junto con Argentina, México y Arabia Saudita, a juzgar por la lupa de este cronista. Pero contra los españoles jugaron un partido especial. Independientemente de que no pararon de cantar canciones ni un solo segundo de los más de 120 minutos que duró el juego, lo que más conmocionó a los presentes fue la disciplina para ensayar un ensordecedor silbido cada vez que los de Luis Enrique tenían la pelota en sus pies.
Algunos podrían pasar por alto esta situación, pero literalmente comenzaron en el pitazo inicial del partido y concluyeron cuando Sergio Busquets falló el último de los tres penales que desperdició su país. El Education City Stadium tiene capacidad para más de 44 mil personas y estuvo colmado, con un porcentaje absolutamente mayoritario de los marroquíes. En ese contexto, cada vez que la Furia Roja dominaba el balón era imposible hablar con una persona que estuviera a un metro. A ese nivel de bullicio. Las estadísticas de la posesión de la pelota indican que los españoles mantuvieron el control en el 63% del tiempo, mientras que un 20% fue de los marroquíes y el 17% restante estuvo en disputa. Saquen sus cuentas...
“El ambiente que hay aquí en Qatar de todos los marroquíes es increíble. Les doy las gracias a todos los marroquíes que han venido a vernos y apoyarnos. Esto también es parte de ellos, se lo merecen. Tenemos una gran conexión entre la afición y los jugadores, eso suma un punto más. Gracias a ello estamos donde estamos”, declaró en zona mixta ante los micrófonos de Infobae Ez Abde, uno de los deportistas de esa selección que domina el español ya que llegó a España de pequeño y actualmente defiende los colores del Osasuna. “Eso ya depende de cada uno, pero bueno, ayuda, sí que nos ayuda un montón”, explicó cuando se le consultó si los silbidos constantes podían afectar al rival.
La periodista marroquí Fatima Ezzahra Lahjaouji, del medio Sportimetv, también sumó algunos detalles de la pasión que movió a sus compatriotas en este Mundial: “Llegaron a Qatar muchos aficionados marroquíes de diferentes clases sociales para apoyar a la selección. Algunos de ellos pudieron comprar boletos para ingresar al estadio y han llegado a pagar el doble o el triple del precio. Los que quedaron afuera de la cancha vieron el juego fuera del campo. En Marruecos, los fanáticos reservaron asientos en cafés seis horas antes del partido. Los festejos continuarán aquí en Qatar en muchos lugares como Lusail o Souq Waqif”, detalló en su celular mientras utilizaba el traductor al español mientras escribía en árabe su mirada para Infobae. “¡Siempre es así! Esto es fútbol”, asegura otro cronista marroquí exaltado por lo sucedido y lanzó una especie de comparación cuando se enteró que somos argentinos: “¡La Bombonera!”.
Lo cierto es que seguramente la efusividad marroquí está en el top de las tribunas durante esta Copa del Mundo, pero no deja de sorprender el absoluto rigor para silbar cada vez que el rival recuperaba. No fueron una, dos o tres veces. Al comienzo, era de suponerse que iban a cansarse, que sería simplemente una expresión pasional del inicio. Pero no. Pasaron más de dos horas y ellos mantuvieron la estrategia hasta el último disparo que los clasificó a los cuartos. Sólo cada uno de los jugadores sabe si afectó o colaboró este clima en lo sucedido, pero lo cierto es que en algún momento podía transformarse en molesto para comunicarse, para dar indicaciones, para ordenarse. Y el análisis del efecto no hubiese mutado si la jugada del epílogo del tiro del palo de Pablo Sarabia hubiese entrado.
El periodista español del diario La Vanguardia, Damiá López, intenta minimizar el rol de este accionar de los fans ante la consulta de este medio. “No debería afectar, son jugadores súper profesionales. La base son ocho jugadores del Barcelona, están acostumbrados. Pedri, Gavi, Ansu Fati, Jordi Alba, Sergio Busquets han jugado en el campo del Inter y Bayern Múnich esta temporada. Hoy ha sido un ambiente muy cargado, pero creo que no debería afectarles. Es más, debe estimularles. Lo giraría al revés: a los marroquíes debería causarles estrés. Me ha parecido que ha sido un partido a nivel ambiente impresionante, de los que en clubes se ven pocos. A Alguien le puede parecer un mal partido, pero a mí me ha parecido increíble. Descartaría, creo que fue una cuestión de nivel, que a la selección española no le da más”.
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