Argentina y Australia se verán las caras por el boleto hacia los cuartos de final del Mundial Qatar 2022 en el estadio Ahmad Bin Ali, con el recuerdo del caldeado repechaje correspondiente a la edición de la Copa del Mundo que organizó Estados Unidos en 1994. Aquel enfrentamiento se disputó en 1993 y marcó el regreso de Diego Maradona al equipo que por ese entonces era dirigido por Alfio Basile, que logró empatar 1 a 1 en la ida jugada en Sídney (goles de Abel Balbo y de Aurelio Vidmar) y se impuso por 1 a 0 gracias al tanto de Gabriel Batistuta en la revancha disputada en el estadio Monumental de Núñez.
La memoria nostálgica en los fanáticos albicelestes se remonta al ciclo del Coco. Tras haber conquistado en dos oportunidades la Copa América (1991 y 1993), el representativo nacional tuvo una producción inestable en las Eliminatorias y debió participar de la repesca para acceder al torneo más importante del planeta.
Durante esos años la clasificatoria de la Conmebol hacia el Mundial tenía un formato distinto a la actual, en el que los 10 aspirantes se enfrentaban entre sí de local y visitante. Con Chile sancionada por las trampas que había protagonizado su arquero Roberto Rojas en el Maracaná ante Brasil con la intención de sacar ventajas para el certamen de Italia 1990, la competición se dividió en 2 zonas: el Grupo A con Argentina, Colombia, Paraguay y Perú (el primero accedía directamente y el segundo iba al repechaje) y el Grupo B con Brasil, Bolivia, Venezuela, Uruguay y Ecuador (la Canarinha y el elenco del altiplano clasificaron al quedar entre los dos mejores).
El combinado del Coco superó al seleccionado incaico en dos oportunidades (1-0 en Lima y 2-1 en Buenos Aires), venció a Paraguay en Asunción (3-1) y empató como local (0-0) y sufrió dos derrotas históricas contra los cafeteros (2-1 en Barranquilla y 5-0 en el estadio de River).
Aquella trágica goleada adversa frente a Colombia marcó un quiebre entre el público y el equipo. Las cargadas con el tradicional ole, cuando Valderrama, Asprilla, Valenciano y Valencia desarticulaban a la vulnerable defensa criolla fueron acompañadas de un pedido milagroso: el regreso de la leyenda.
Argentina no se podía permitir poner en riesgo su participación en el Mundial de Estados Unidos y las reuniones entre Julio Grondona (era el presidente de la AFA), Joao Havelange (titular de la FIFA), el cuerpo técnico encabezado por Basile y el propio Maradona llevaron a la citación del Pibe de Oro para los compromisos frente a los Socceros con una llamativa disposición: en los partidos no se iban a realizar controles antidoping.
“¿Por qué no hubo antidoping en el partido con Australia si habíamos tenido en todos los partidos? Lo que pasa es que para jugar con Australia te daban un café veloz. Al café le ponían algo y por ahí corríamos más”, reflexionó el astro internacional en 2011 cuando le brindó una entrevista telefónica al programa televisivo El Show del Fútbol (América TV).
A la magia del Diez había que sacarle el polvo. Fue una época en la que el ex Napoli se encontraba sin equipo, arrastraba las sanciones de dopaje y el dolor con el que había renunciado a la Selección después de la final perdida en Italia. Otro encuentro con Oscar Ruggeri, quien había heredado la cinta de capitán, para limar asperezas del pasado también fue clave para iniciar la operación retorno. “En 10 minutos se solucionó todo”, recordó tiempo después en ESPN el ex defensor central.
Con la misma velocidad, Pelusa se puso a punto. Firmó contrato con Newell’s, porque la FIFA no permitía que participaran del certamen jugadores en libertad de acción por situaciones relacionadas a los seguros de los futbolistas en caso de lesiones, y se instaló en un campo junto a su preparador físico personal, Fernando Signorini, para bajar los 15 kilos que tenía de más.
En octubre de 1993, la delegación albiceleste se trasladó a Australia para afrontar el primer duelo bajo un clima de tensión. Había hermetismo total en el combinado nacional. Incluso Maradona golpeó a un camarógrafo que quiso tomar imágenes de él en la concentración. El choque friccionado arrojó un empate, que luego se transformó en felicidad, cuando la victoria quedó en el Monumental dos semanas más tarde.
Sin embargo, la efedrina apareció en el país del Norte y el crack argentino fue expulsado del campeonato luego de dos brillantes actuaciones frente a Grecia (4-0) y Nigeria (2-1). El golpe anímico en la Argentina fue tan notorio, que el conjunto nacional nunca pudo volver a ser el mismo y las derrotas con Bulgaria (2-0) y Rumania (3-2 en los octavos de final) marcaron el cierre definitivo del astro con la camiseta que más amaba.
SEGUIR LEYENDO