Desde el inicio de la Copa del Mundo, los jugadores de la selección argentina recibieron visitas constantes de sus familiares a la concentración ubicada en Qatar University, una mini ciudad dentro de Doha. Con mucha frecuencia, el contingente albiceleste disfrutó de la compañía del círculo íntimo para elevar la moral después de la derrota en el debut contra Arabia Saudita y para ir en busca del pase a octavos frente a los polacos. Pero eso sí: en los ratos libres, las familias y amigos aprovechan el tiempo para conocer todos los rincones del inmenso Medio Oriente. Los Messi no fueron la excepción.
Tras la recuperación del equipo de Lionel Scaloni ante México, Antonela Roccuzzo se tomó la tarde para recorrer el desierto de Doha junto a sus hijos Thiago, Mateo y Ciro. ¿De qué se trata esta excursión al límite fronterizo con Arabia Saudita?
El recorrido en 4x4 desde el lugar de hospedaje puede tardar entre 40 y 45 minutos si se parte desde la zona céntrica de la capital qatarí. El pavimento de las carreteras prácticamente nuevas hechas para el Mundial contrastan con el color marrón claro de la arena que rodea la ruta y crece a medida que uno se acerca a la costa. La primera parada es en una granja de camellos y consta de un paseo guiado por los receptores lugareños y ofrece la chance de observar la inmensidad del desierto desde el tope de alguna duna sobre el lomo del animal autóctono. El paseo en grupo dura unos 15 minutos.
Mientras los guías locales dirigen el recorrido de los dromedarios, los choferes de las 4x4 desinflan las ruedas de los vehículos para dejarlos óptimos de cara al viaje por las dunas. Y es que los montículos de arena llegan a tener 60 metros de alto y, según el conductor, la aventura puede llegar a ser extrema ya que las camionetas están preparadas para derrapar y bajar a toda velocidad. Frente a tantas subidas, bajadas y movimiento, es un dato para aportar que hay que comer liviano y con varias horas de anticipación.
Después del trajín de las dunas y la adrenalina, llega el momento del relax. Qatar y Arabia Saudita están separados en el punto norte saudita por el Mar Interior (Inland Sea), por lo que uno puede vislumbrar la tierra del país aledaño desde el lado qatarí. La caída del sol es sencillamente asombrosa: los fotográficos paisajes invitan a la tranquilidad en el corazón del desierto. Aunque advierten sobre la presencia de medusas en el agua del Golfo Pérsico, quien quiera puede bañarse y refrescarse en una zona en la que varios pescadores se animan a tirar la caña también.
Concluida la sesión de fotos en el ocaso de Doha, tal como hicieron Antonela y sus hijos, es momento del retorno. La vuelta en las camionetas es por territorio casi siempre llano, por eso recién allí es buena idea optar por un refrigerio hasta el arribo al hospedaje. Seguramente la familia Messi recargó energías y se descontracturó ante las tensiones que representan los partidos de Argentina.
Otro de los puntos positivos es que uno puede acomodar la excursión a su agenda: hay salidas por la mañana para observar el amanecer, por la tarde para ver el ocaso y hasta en turno nocturno ya que las 4x4 están preparadas para cumplir con iluminación para este tipo de salidas.
Los precios oscilan entre los USD 120 y USD 500 según la agencia de turismo, la cantidad de horas elegida, la exclusividad y los servicios y comodidades incluidas en el paquete (como alimentos y bebidas). Una salida tipo de 4 horas con paseo en camello, viaje en 4x4 y atardecer en la frontera con Arabia Saudita (con traslados ida y vuelta incluidos) puede costar unos USD 150.
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