Una actuación soberbia que afirma el futuro

Sin una noche brillante del capitán, la selección argentina desplegó nuevas variantes con los ingresos de Enzo Fernández y Julián Álvarez, sumadas a una estrategia inteligente de Lionel Scaloni. ¿Encontró al equipo?

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El entrenador de Argentina, Lionel Scaloni, habla con Lionel Messi durante el partido de fútbol del Grupo C de la Copa Mundial entre Polonia y Argentina en el Estadio 974 en Doha, Qatar (Foto AP/Natacha Pisarenko)
El entrenador de Argentina, Lionel Scaloni, habla con Lionel Messi durante el partido de fútbol del Grupo C de la Copa Mundial entre Polonia y Argentina en el Estadio 974 en Doha, Qatar (Foto AP/Natacha Pisarenko)

Es importante aclarar: no se ganó porque enfrente tuvimos un rival cauto, timorato, especulador, perdiendo 2 a 0 hasta el último segundo. Se ganó porque la Argentina tuvo una actuación soberbia, contundente, disciplinada, que no perdió el control del partido ni en el momento clave en el que Messi erra el penal (o la gran atajada del arquero polaco).

Scaloni se serenó, eligió bien y pensó una estrategia inteligente para enfrentar a los fuertes, altos y rígidos defensores polacos, quienes no fueron cinco como se acostumbra, sino todos, salvo Lewandowski.

El entrenador entendió que el partido no era para jugar por el aire, sino intentando acorralar con prudencia a los polacos y buscar por los costados sin un nueve fijo que cayera en la maraña de cabezas de los gigantes europeos.

Julián Álvarez fue un acierto. No fue el 9 clásico. Entrando y saliendo de posiciones fijas, distrajo y abrió caminos. Di María, de lo mejor del equipo nacional, y Molina atacaron con criterio por la zona derecha. Acuña con más fervor por la izquierda. De Paul fue el nervio del equipo, el que establece la cuota de coraje, picardía y pelea que se necesita en paradas bravas. Mac Allister, la fuente de generación cerca o lejos de Messi que el equipo necesitó. El ex jugador de Boca y Argentinos tiene el tino para el toque fino y el sacrificio. En la Premier League lo aprendió, y él mismo lo reconoce, para volver, trancar y salir rápido a campo descubierto con la cabeza levantada y un toque fino. Convirtió el gol que rompió la angustia, lo compartió con un sereno Molina que sabía que no debía tirarse la pelota, y a ras de piso lo encontró y Mac Allister la acompañó a la misma altura para vencer a un equipo de gigantes defensores.

Enzo Fernández es sereno, mucho más que Paredes. En un partido en el que te regalan metros, tenés más capacidad para mirar el horizonte. Él le suma simplicidad para encontrar el espacio, astucia para ubicar al compañero y un pase gol exquisito.

Pocas veces, ante rivales tan duros y lejos de la ambición, un equipo muestra tanta serenidad y holgura para saber dónde está la cerradura.

Quizás no fue la noche de Messi, empeñoso y caprichoso después del malogrado penal en querer marcar, pero su influencia hace que lo busquen y pone sosiego, pausa y experiencia para guiar a una generación que lo reemplazará en poco tiempo.

Da la sensación que Scaloni encontró el equipo, con todo lo relativo que suena la afirmación, Paredes, El Papu Gómez y Lautaro Martínez se quedarán afuera, sabiendo que Australia tiene los mismos tics que Polonia: altos, fuertes y muchos atrás. Se impone dejar el mismo equipo.

Otra enseñanza que queda es que de nada valen las histerias y los enojos, las angustias y los cambios intempestivos.

Scaloni se serenó y le dio formar a un grupo de jóvenes, otros no tanto, que pueden ser una fuerza poderosa si se administran las presiones. No de la gente, están acostumbrados, juegan en equipos que llenan las canchas todos los domingos en Europa, sino de quienes los rodean, los que los deben conducir.

Fue una actuación ejemplar, desde la conducción, pasando por las urgencias del partido y su resolución.

El grito de alerta “Messi, tenemos un problema” de días pasados fue solucionado ante Polonia con temple, sabiduría, clase, talento y firmeza, por otros, muchas veces relegados, que llegan con bríos y finura. Es el momento de respaldarlos. Son el futuro. Aunque habrá otros obstáculos más serios en el camino y siempre para ese instante se necesitará de Messi.

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