La selección argentina ofreció su mejor performance desde que arrancó la Copa del Mundo y los fanáticos deliraron con la clasificación a los octavos de final, donde esperará Australia (la cita será el próximo sábado 3 de diciembre en el estadio Ahmad Bin Ali, a partir de las 22 hora qatarí y 16 de Argentina). Pero mucho antes de planificar esa cita, hubo tiempo para el goce: de los jugadores y cuerpo técnico en el campo de juego y vestuario, y también de los simpatizantes albicelestes que hicieron vibrar Doha hasta altas horas de la madrugada.
Abrazos, cánticos y promesas. Un hincha de Argentina se paseó por el playón del estadio 974 donde se llevó a cabo la victoria nacional frente a Polonia con una camiseta alternativa que data del año 1997 y tenía un dorsal particular: la 18 con el apellido Scaloni. La misma perteneció al mismísimo entrenador de la Selección, que fue campeón Sub 20 en Malasia aquel año, compartiendo plantel con integrantes de su cuerpo técnico como Pablo Aimar y Walter Samuel.
Entrevistado por Infobae, el fan de Scaloni aclaró que se trataba de una pieza original de colección y fue terminante ante la propuesta de compra: “No, esta no la largo, es del museo personal”. La cuestión es que pese a ser manga larga y no cuajar con el pesado clima que reinó en Qatar tanto en la noche de la victoria ante México como ayer ante los polacos, allí nació una especie de cábala y el hombre transpirará más de la cuenta en los siguientes cotejos, pero no se pondrá otra camiseta.
Antes de perderse entre la muchedumbre, hizo una promesa frente a la cámara. En los sitios en los que se compran y venden remeras retro originales de este tipo, una prenda de este estilo puede llegar a cotizar alrededor de 50.000 pesos, pero él está dispuesto a cambiar dinero o su costado coleccionista por felicidad. “Si pasa lo que ya sabemos que tiene que pasar, le entrego la camiseta en mano al DT”.
Evidentemente supersticioso, hizo referencia a la conquista del Mundial pero evitó mencionar una frase deliberada para ahuyentar las malas vibras. Lo relevante es que ya dejó constancia de su promesa y buscó un canal para informarle a Lionel Sebastián Scaloni que, en caso de tocar el cielo con las manos, recuperará una reliquia que supo transpirar hace más de dos décadas en suelo asiático para uno de los capítulos dorados de la Albiceleste. Restarán cuatro pasos, cuatro finales, pero a los hinchas les llegó la hora de hacer promesas que lleven a la felicidad eterna.
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