El termómetro de las ovaciones en la gran victoria de Argentina: la banca inquebrantable para Messi y el nuevo mimado de los hinchas

El público aplaudió cada una de las intervenciones del capitán y sacó a relucir todo el apoyo después que falló el penal. La gente también sorprendió con la ovación que le regaló a Enzo Fernández cuando fue reemplazado

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La gente le regaló una noche llena de elogios al capitán (Foto: Reuters)
La gente le regaló una noche llena de elogios al capitán (Foto: Reuters)

* Enviado especial a Doha, Qatar

Fue el primer partido en el que Argentina fue verdaderamente local. El Estadio 974 se tiñó de celeste y blanco. Apenas unas pocas butacas estaban salpicadas de rojo y blanco, con unos hinchas que parecían más disfrutar de un espectáculo un tanto abstracto. Los hinchas de la Selección habían convivido con dos batalla consecutivas de cánticos en el gigantesco Lusail Stadium, que duplica en capacidad al de los contenedores, ante dos de los países que más hinchas convocaron a Qatar.

En el debut, ante Arabia Saudita, el show albiceleste quedó en un segundo plano. Incluso hubo fuertes debates en los grupos de Whatsapp que armaron los compatriotas que arribaron a este país. Algunas críticas porque los Hijos del Desierto coparon las tribunas. Y cranearon una estrategia para poder reunirse atrás de un arco contra México. Lo consiguieron, el aliento se sintió más. Dominaron el cancionero. Pero el estadio seguía compartido. Un 50-50 con el Tri. Pero en Ras Abu Aboud todo cambió. Fue una caldera argentina. Desde el primer minuto. Y Lionel Messi fue el gran ganador de las tribunas. Una obviedad, desde ya, pero con algunos detalles a destacar.

Ovacionado cuando entró a calentar y en el momento que su cara apareció en las pantallas para confirmar los once titulares, el primer gran grito de guerra con su apellido llegó cuando el reloj rozaba los 40 minutos del primer tiempo. Después de un profundo silencio entre las caras incrédulas que masticaban la bronca por el penal malogrado, el “Meeeesi, Meeeesi” y “que de la mano, de Leo Messi” hizo temblar a los contenedores. La gente enloqueció. Le levantó la moral al capitán, que ya empezaba a sentir la carga de un penal que no erró: se lo atajó con una volada espectacular el gigante Wojciech Szczesny.

Se volvió una costumbre. Leo hizo varias jugadas que hicieron delirar a la gente. Sean intentos al arco o exquisitos pases. En ambos casos se ganó una ovación. Pero lo más notorio se dio cuando el capitán falló un tanto de esos que no suele errar con un pase al corazón del área. La gente explotó. En las malas, mucho más. Tal vez una de las grandes transformaciones de la relación de la gente con el ídolo.

“La verdad que sentí mucha bronca al errar el penal, porque sé que un gol te cambia todo el partido y que te hace jugar de otra manera. Pero creo que a raíz del penal que erré el equipo salió fortalecido de eso. Al igual que la gente: me bancó, me acompañó y creo que hicimos un gran partido. Después del primer gol era todo nuestro, volvimos a ser lo que fuimos durante mucho tiempo y estábamos buscando desde el inicio del Mundial. Contento con el partido de hoy, por cómo lo vivió la gente, por el disfrute”, identificó este apoyo el propio Messi en la zona mixta ante los micrófonos de Infobae.

La otra perlita fue en los minutos finales, cuando Robert Lewandowski encabezó una marca pegajosa en la mitad de la cancha que incomodó al capitán. Seguramente allí florecieron los viejos cortocircuitos por algunas palabras de más del polaco cuando se entregaron los premios a los mejores de la temporada durante los últimos años. El juez Danny Makkelie pitó la falta, el actual delantero del Barcelona se acercó intentando pedirle disculpas a Messi y él se destendió. La gente, cuando comprendió lo sucedido, explotó para bancar a su capitán. “No, de eso no...”, alcanzó a decir Messi cuando los periodistas presentes intentaron consultarle sobre este tema en el sector de prensa. Unos segundos antes, con los canales de TV, había esquivado el tema con elegancia: “Me enseñaron que todo lo que pasa adentro de la cancha queda adentro de la cancha y todo lo que pasa en un vestuario queda adentro del vestuario. De mí no va a salir algo de la intimidad”.

Independientemente de las ovaciones ya habituales para Dibu Martínez y Ángel Di María, también volvió a tener su ida y vuelta con la gente Rodrigo De Paul, que en un momento miró al público, sabiendo del respeto que se ganó, y agitó sus brazos para que las más de 40 mil personas que coparon el 974 lo hagan temblar una vez más.

Enzo Fernández se ganó una explosiva ovación (Foto: Reuters)
Enzo Fernández se ganó una explosiva ovación (Foto: Reuters)

Sin embargo, el segundo escalafón del podio en la noche qatarí quedó para el nuevo mimado de la gente. Las palmas de los argentinos estallaron cuando Enzo Fernández le dejó su lugar en la cancha a Germán Pezzella a 10 minutos del final. El mediocampista del Benfica tal vez tuvo su noche consagratoria o quizás fue el primer empujón. Pero de lo que no quedaron dudas es que el público decidió darle su respaldo en distintos pasajes del juego elogiando con palmas cuando limpiaba alguna jugada o sumaba algún quite más a sus estadísticas. Y cuando dejó la cancha se llevó la frutilla del postre con esa ovación estruendosa para un pibe que tiene 21 años, pero ya es dueño del mediocampo del Benfica y está siendo seguido de cerca por poderosos de Europa.

Los hinchas que llegaron hasta el estadio ubicado en la costa de Doha, a metros de una de las playas que aglutina más argentinos en estos días, también tuvieron un gesto especial con Lautaro Martínez. El “Toroo, Toroo” recorrió los cuatro costados después que el hombre del Inter –que en este partido perdió el puesto con Julián Álvarez, otro de los aplaudidos– fallara un mano a mano a pocos segundos del cierre.

Mientras Messi caminaba rumbo a una de las cabeceras repleta de argentinos para agradecerles el aliento, y miraba con desazón el penal que había fallado mientras se repetía en la pantalla gigante de la cancha, llegó la frutilla del postre. “Se viene el fin de semana, todo’ a la cancha vamos a ir...”. La Cumbia de los Trapos se adueñó de los parlantes del estadio apenas sonó el último pitazo. La gente enloqueció porque las casualidades no existen: el próximo sábado todos a la cancha vamos a ir para apoyar en los octavos de final contra Australia en el Ahmad Bin Ali Stadium.

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