Con tanta presión, estímulo y desahogo dando vueltas, hay cuestiones que pasan por alto y merecen ser contadas después de un triunfo tan importante como el de Argentina sobre Polonia para clasificarse a los octavos de final de la Copa del Mundo Qatar 2022. El sonido envolvente del estadio 974 sirvió para que los fanáticos albicelestes, siendo mayoría por primera vez (no había sucedido lo mismo contra Arabia Saudita y México), desataran una locura al nivel de las canchas de los clubes argentinos. Y la enorme actuación del equipo dirigido por Lionel Scaloni motivó a que fuera de principio a fin.
Primeramente vale detenerse en el arquero polaco Wojciech Szczesny, quien fue uno de los grandes protagonistas de la calurosa noche en Doha. Se empezó a convertir en figura con varias intervenciones y la frutilla del postre de su primer tiempo fue el penal atajado a Lionel Messi. Hubo camaradería entre ambos pese a la acción. Y vale destacar que hoy quien se tomó una pequeña revancha personal fue el Dibu Martínez, quien prácticamente no tuvo trabajo por la escasa labor ofensiva de Polonia y esta vez le ganó la pulseada a su ex compañero en el Arsenal, quien postergó su sueño de consagrarse y, por caso, jugar con la selección argentina.
Pero eso no fue todo, porque Szczesny demostró ser un referente para el elenco europeo. Sobre el final, cuando Argentina estaba 2-0 y México también vencía por dos goles a Arabia Saudita, fue el guardameta de la Juventus el que llamó al defensor Jakub Kiwior para advertirlo del resultado en Lusail, luego de ser anoticiado por un auxiliar que recorrió todo el límite del campo de juego en busca de transmitirle la información. Polonia se replegó y rezó porque los aztecas no hicieran más goles, algo que se concretó (de hecho los saudíes descontaron sobre la hora). Y los de Scaloni los hicieron sufrir con dos chances claras de Nicolás Tagliafico y Lautaro Martínez.
Las estadísticas marcan que desde que Tini Stoessel arribó a Qatar, Argentina ganó dos de dos y Rodrigo De Paul comenzó a levantar su nivel. El mediocampista del Atlético Madrid hoy mostró su mejor cara en lo que va de la Copa del Mundo y se pareció mucho más al de las Eliminatorias pasadas y la Copa América que en los primeros dos compromisos. La cantante y pareja del 7 albiceleste salió de la tribuna en el entretiempo y, justo antes de que Alexis Mac Allister rompiera el cero, apareció en la tribuna. ¿Nace una nueva cábala para la Selección con la presencia de Tini?
El golazo de Julián Álvarez emocionó a todos sus familiares presentes. Lo mismo había ocurrido antes con Mac Allister, que convirtió en el arco donde estaban viendo el match su padre Carlos y sus hermanos Francis y Alexis. Tras el encuentro, el Colo analizó para Infobae: “Muchísima emoción, se cruzan muchas cosas de muchos años. Es una película que se cruza en 20 segundos y es la vida. Esto es el sumun de cualquier padre. Tener cuatro hijos, tres varones que juegan al fútbol y uno que está acá adentro. No hay nada mejor”.
Al término del partido, hubo selfies por doquier y mucho aliento. Además, un guiño para los jugadores y el público: por los altoparlantes sonó “La cumbia de los trapos” (Yerba Brava), canción que suelen poner en el vestuario los futbolistas argentinos. “Dale Selección, Selección; dale Selección, Selección”, acompañó a la melodía característica en el estribillo del tema y, apenas unos instantes antes del revoleo de camiseta final, la gente vitoreó que Lionel Messi no le diera la mano a Robert Lewandowski tras una infracción sobre el final del cotejo e hizo vibrar Doha con el clásico “que de la mano, de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar”.
Así como Ángel Di María había regalado su camiseta a la afición en el duelo con México, hoy fue el turno de Leandro Paredes, que hizo que decenas de enajenados lucharan por la violeta número 5.
Ya a la salida de la cancha, muchos divisaron a Gabriel Omar Batistuta, ídolo nacional y todavía máximo artillero argentino en Copas Mundiales (ostenta 10 contra los 8 de Messi, que con el penal errado se privó de sumar el noveno). “¡Vamos gente, eh. A no aflojar!”, fue el grito de guerra del Batigol, que caminó durante casi un kilómetro con entre 50 y 100 personas alrededor que filmaron videos y le pidieron selfies a cada paso. El precio de haber dejado una huella imborrable con la 9 nacional.
El metro de Doha fue una locura luego de la clasificación argentina. En realidad, los enfervorizados hinchas albicelestes montaron una fiesta a la salida de la cancha y cientos de ellos permanecieron en las “populares” dentro del estadio, tal como había ocurrido luego del 2-0 ante México.
Como los accesos de la cancha 974 no son tan amplios como los de Lusail, la muchedumbre se agolpó camino al subte y eso invitó a todos a los cánticos, saltos y celebración. El eco en las entrañas del transporte más utilizado en Qatar se hizo sentir. Los fanáticos entraron a los convoyes desencajados y recibieron la advertencia -en vano- de los guardias de seguridad apostados en cada una de las puertas. No hubo temor al descarrilamiento: entonaron el tema del momento “Muchaaachos” (con ritmo de La Mosca), “el que no salta es un inglés” y “se mueve para acá, se mueve para allá”.
Los vagones literalmente se movieron de un lado a otro. En medio, pasajeros de otros países grabaron imágenes con gestos de asombro e incredulidad por lo que estaban viendo. Así y todo, se sumaron a la fiesta interminable de Argentina en Doha y se fundieron con la banda celeste y blanca.
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