Niño récord: Joaquín Fiorito, el ajedrecista más joven que disputará una final del campeonato argentino

Con 15 años y cinco meses jugará junto a once de los mejores maestros del país la principal competencia de ajedrez que arranca en Bariloche. Batirá por 60 días la marca en poder del actual campeón, Federico Pérez Ponsa

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Joaquín Fiorito se convertirá en
Joaquín Fiorito se convertirá en el más joven ajedrecista que disputará el Campeonato Argentino Superior de Ajedrez

Con la puesta en marcha de la serie final del 97° Campeonato Argentino Superior de Ajedrez que comenzará este jueves en la ciudad de Bariloche, con la participación de doce maestros y entre ellos, uno de 15 años y cinco meses, un nuevo hito se sumará al copioso historial y anecdotario doméstico de esta actividad; Joaquín Fiorito, representante del Círculo Torre Blanca, se convertirá en el más joven ajedrecista que disputará la tradicional competencia y más importante del calendario local. El nuevo registro del niño Fiorito batirá en 60 días la anterior marca que, desde 2009, estaba en poder del zarateño Federico Pérez Ponsa (con 15 años y 7 meses), el actual campeón argentino de ajedrez.

“No sabía nada que lo conseguido era un récord. Por un lado me pone contento porque esto es fruto del esfuerzo personal y también de los que me apoyaron, especialmente mi familia, para llegar a una final en el campeonato mayor”, le contó a Infobae Joaquín (Joaco como lo llaman sus amigos y familiares) reflexivo y con voz serena sin necesidad de ademanes. Y completó: “No sé si a este logro corresponde darle tanta trascendencia, los tiempos ahora son vertiginosos y cada vez son más chicos los que se atreven a batir marcas en el ajedrez. Mi récord no creo que dure demasiado, afortunadamente, en Argentina hay muchas jóvenes promesas que se perfilan para superar esta nueva marca”

La 97ª edición del campeonato argentino que organiza la Federación Argentina de Ajedrez (FADA) en el año de su centenario, junto al gobierno de la Provincia de Río Negro, se llevará a cabo entre el 1 y 10 de diciembre, en el hotel Monte Claro, en Bariloche; se trata de una competencia por sistema round robin (todos contra todos) y con una tentadora recompensa: $1.000.000, en premios.

Entre los maestros participantes estará el defensor del título de campeón argentino, Federico Pérez Ponsa (N°7 del ranking local y con 2538 puntos de Elo), al que se agregarán: Alan Pichot (N°1 y 2637), Sandro Mareco (N°2 y 2619), Fernando Peralta (N°3 y 2587), Diego Flores (N°5 y 2547), Leandro Krysa (N°9 y 2524), Mario Villanueva (N°11 y 2470), Pablo Acosta (N°13 y 2461), Diego Valerga (N°15 y 2438), Kevin Paveto (N°18 y 2431), Juan Manuel Gaitán (N°41 y 2347), y el último preclasificado, Joaquín Fiorito (N°44 y 2344).

“Sé que soy el último en la preclasificación aunque espero no salir último en la tabla final. Soy consciente de lo difícil que será el torneo, pero mis expectativas es estar enfocado y disfrutarlo. Generalmente me ponen más nervioso esas competencias en las que estoy obligado a ganar para no bajar puntos en el ranking”, contó el joven y soñador maestro, hincha del club Boca Juniors y vecino del barrio de Caballito. Luego, sin pragmatismo, resumió su expectativa para la gran cita del ajedrez local: “Mi objetivo, obviamente, será muy diferente al de muchos de lo que irán en busca del título. Mi expectativa es otra: la de sumar puntos, porque sería muy importante para mí tener una actuación que me permita alcanzar otra norma de maestro internacional”, dijo el maestro FIDE, Joaquín Fiorito, poseedor de una norma de maestro internacional pero que necesita sumar otras dos para que le sea homologado el título.

En el ascenso de categorías (Maestro Candidato, Maestro FIDE, Maestro Internacional y Gran Maestro), el ajedrecista actúa en cada competencia con una expectativa de puntaje que, superada o no esa marca, le dará más o menos puntos en el Ranking (ELO), además, el promedio de la suma de los rankings de los participantes permitirá determinar la fuerza de cada torneo, y qué cantidad de puntos deberán sumarse como requisito para la obtención de una norma de MI o de GM. De esta manera, y para esta competencia en particular, el árbitro principal del torneo, Leandro Plotinsky, confirmó que Joaquín Fiorito necesitaría sumar: 5 puntos entre las once ruedas que tendrá el certamen o 4,5 puntos sobre 10, para obtener una norma de maestro internacional. Si con la actuación cosechara 7 puntos, el premio sería la conquista de una norma de gran maestro. Por cierto, ambas marcas parecen una exigencia difícil de cumplir.

“Llevo casi un mes de preparación desde que logré la clasificación en septiembre pasado. A mis rivales los conozco a todos y vi sus partidas cuando juegan con blancas o negras. Mi papá (el maestro internacional Fabián Fiorito) y mi hermano (Francisco, de 12 años) me ayudaron en la preparación casera para el torneo, y con mi entrenador, el maestro Marcelo Tempone revisamos y ajustamos algunos detalles”, detalló con satisfacción, Joaquín Fiorito, uno de los príncipes herederos del ajedrez vernáculo.

-La fuerza de juego de tus rivales será una gran dificultad. ¿Te preparaste para asumir tus derrotas e incluso si salieras último?

-Estoy convencido de que no saldré último (se le escapó una media sonrisa), no sé por qué pero siento que no pasará. ¿Las derrotas?, bueno eso es un tema que estoy manejando porque no soy buen perdedor, me pasaba antes cuando jugaba al fútbol y eso se trasladó al ajedrez. Porque una cosa es perder jugando mal y otra cuando tenés todo para ganar y se te escapa la partida. No me aferro a la frase “se aprende de los errores”, particularmente aprendo de todo, de las victorias y de las derrotas. Siempre hay que revisar las decisiones que uno toma y ser responsable de eso.

"Le dedico más o menos
"Le dedico más o menos seis horas por día al entrenamiento", dice Fiorito

Cómo lo ven sus rivales

Federico Pérez Ponsa: Le veo un gran futuro en el ajedrez; el campeonato argentino será una gran experiencia pero también una competencia muy dura. Yo intentaré hacer lo mejor, pero hay varios candidatos entre los que sobresalen, Alan (Pichot) y Sandro (Mareco).

Diego Valerga: Se trata de un chico estudioso, y que mostró un gran progreso en el último año. En lo personal espero jugar lo mejor posible, y será muy importante tener un buen comienzo.

Diego Flores: En los dos últimos años vimos sus progresos y hoy está capacitado puede ganarle a cualquiera. Sin dudas viene haciendo un gran trabajo. En cuanto a mí, en los Argentinos me predispongo muy bien y en esta ocasión el lugar y las condiciones acompañan. Lucharé por mi 8ª conquista (igualaría el récord de Najdorf, el que más torneos ganó) pero soy consciente que hay otros jugadores como Pichot, Mareco o Peralta que son fuertes candidatos.

Fernando Peralta: Joaquín al igual que otros chicos de su generación tiene asegurado un lugar entre los mejores del país, y podemos ilusionarnos incluso con metas más grandes para él en el futuro. Yo espero, en principio, jugar bien porque sólo así voy a poder pelear por los puestos de arriba.

El perfil de una familia ajedrecista

Los Fiorito son vecinos del barrio de Caballito; Joaquín, nacido el 27 de junio de 2007, y Francisco, el 14 de agosto de 2010, son frutos del amor de mamá Roxana y papá Fabián. Ella, profesora de psicología y ciencias de la educación e investigadora educativa, trabaja en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González. Él, posee el título de maestro internacional de ajedrez, fue subcampeón argentino e integró el equipo nacional que ganó el Mundial Sub26 (en Brasil, en 1993). Trabaja como profesor y director de la escuela de talentos del Círculo de Ajedrez Torre Blanca.

“Yo no les inculqué el ajedrez a mis hijos; sólo les enseñé los movimientos y después el tablero se cerró y las piezas volvieron a su caja. Cuando empezaron ir al colegio, Joaquín optó por el fútbol y Francisco comenzó a destacarse en los torneos escolares de ajedrez. El hermano abandonó el fútbol y se enganchó fuertemente con el ajedrez. La verdad es que los tres estamos todo el día, hablando, jugando y estudiando ajedrez” dijo con felicidad, papá Fabián que acompañó a Pablo Zarnicki en la conquista del Mundial Juvenil sucedida hace 30 años en Buenos Aires.

“Tengo asumido que el ajedrez es el hobby de mi familia. Forma parte de nuestros viajes y vacaciones; nunca falta un tablero y un reloj en una valija. Al principio me resistí un poco pero luego vi cómo mis hijos encontraron un terreno donde profundizar la inteligencia emocional y lógica; les despierta la curiosidad. Aprendieron a transpolar sus conflictos y a resolverlos como un problema de ajedrez. Se plantan y saben dar sus razones” contó Roxana.

El más chico, Francisco (Panchito como lo llaman con afecto) se consagró campeón argentino Sub12, en 2021, y campeón Panamericano de esa categoría en Uruguay, en julio último. Antes, en mayo, en el Open de Cipolletti le arrancó un empate a Alan Pichot (N°1 de Argentina). Hace algunas horas, en la Fiesta Anual de la Federación Argentina de Ajedrez (FADA) realizada en el Centro Universitario de Vicente López fue reconocido como el ajedrecista argentino que mayor cantidad de puntos subió en el ranking de la FIDE. Francisco es el 54° mejor ajedrecista argentino con 2320 puntos de Elo.

Una familia ajedrecística: papá Fabián,
Una familia ajedrecística: papá Fabián, mamá Roxana, Panchito y su hermano, Joaquín

“A mí me gustaba el fútbol, jugaba en el Club Oeste y también en la liga de futsal. A los 10 años más o menos me puse celoso porque mi hermano (Francisco) llegó a casa con un gran trofeo que había ganado en la escuela. A partir de ahí empecé a jugar ajedrez en la escuela y no paré hasta hoy” recordó Joaquín, el nuevo niño récord del ajedrez argentino. Y agregó, “además de los torneos escolares, también jugaba en los clubes. Al principio sólo hacia un punto sobre once, pero en 2019, a los 12 años gané mi primer torneo en el Club Argentino entre varios ajedrecistas experimentados. La pandemia me impidió seguir compitiendo pero gané horas de estudio; se puede decir que después del aislamiento salió mi mejor ajedrez: le gané por primera vez a un gran maestro (el uruguayo Andrés Rodríguez) y empaté con uno de los mejores de argentina (Sandro Mareco)”.

-¿Y con la escuela, las materias, tus profesores y compañeros cómo te llevas?

-Nunca fui un fanático del colegio; hasta 6° grado creo que fui un buen alumno, después cuando empecé con el ajedrez sólo me esforzaba por cumplir. Soy muy sociable y habló tanto con chicos como adultos; mis compañeros nunca me miraron como un “bicho raro” porque me gustara el ajedrez. ¿si el juego me ayudó con los estudios?, la verdad que no lo sé, en mi vida personal suelo ser bastante desordenado, la rutina de entrenamiento, la concentración y planificación los aplicó mejor con el ajedrez.

Los éxitos deportivos de Joaquín le permitieron contar con una Beca de la Secretaría de Deportes para completar el ciclo Secundario bajo el Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (SEADEA).

-¿Y cómo te preparas para el campeonato argentino?

-Le dedico más o menos seis horas por día; a la mañana a veces, incluso, antes de desayunar, suelo entrenar una hora de problemas y táctica. Después hago algunos descansos, el Mundial de Fútbol en Catar me permite distraerme un rato y luego vuelvo al estudio. Algunas cosas las practico con papá y otras con los otros profesores. ¿La escuela?, poco, sólo me preparo para dar los exámenes libres a fin de año.

-¿Tenés algunos sueños con el ajedrez?

-Obvio, mi meta sería llegar a ser un Top Ten mundial. Eso sería fabuloso, pero hay que empeñarse mucho. Me gustaría por comenzar con una gira por España, jugar el Circuito Catalán, con dos o tres torneos por mes. Así es cómo se preparan los chicos de India y de otras potencias del ajedrez. Eso sería fabuloso y mucho más, si pudiéramos viajar los cuatro, porque mamá es muy necesaria para contenernos a todos.

-¿Y a Bariloche van los cuatro?

Y sí porque es lo mejor; nos acostumbramos a estar en familia, aunque a mamá ya no le quedan más días de vacaciones.

Joaquín Fiorito, un niño con edad de no mentir cariño y un prodigio al que sólo le llevó cinco años explorar su mayor talento: el dominio de los secretos del ajedrez. Una estrella en ciernes con luz propia; habrá que acompañarlo para que no se apague.

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