* Desde Qatar
Julio Ricardo Villa es uno de los campeones del mundo de 1978 que fue invitado por la Conmebol al acto de homenaje a Diego Maradona al cumplirse dos años de su fallecimiento, y habló con Infobae un abanico de temas: el debate sobre la estética en el fútbol, el negocio, la política (en la que incurrió, pero no duró), la Premier League inglesa (donde jugó) y el rol de los directores técnicos.
-Este es el primer Mundial sin Maradona, que tenía un aura, algo especial. ¿Cómo se vive un Mundial sin Maradona?
-Distinto, totalmente distinto. Si no está Diego, el Mundial tiene otra sensación, pero hay que acostumbrarse. La vida es así y la verdad es que sería muy lindo que estuviera, pero no está y lo recordamos con alegría, porque creo que Diego le dio mucha alegría al fútbol y eso fue genial.
-Como campeón mundial de 1978, ¿qué les genera ahora pensar que Diego no pudo jugar esa Copa del Mundo estando muy cerca de jugarla?
-Hemos compartido entrenamientos y partidos y la verdad es que era un genio. Para mí, Diego fue único. No quiero entrar en comparaciones ni mucho menos. Estuvo muy cerca y son preguntas que no puedo contestar con autoridad porque me imagino que quien tomo la decisión debe haber sido el cuerpo técnico. Yo, particularmente, pienso que era joven, nada más.
-O sea que usted dice que quizá el cuerpo técnico pensó que la experiencia la podía hacer con el paso del tiempo...
-Yo creo que la idea fue cuidarlo a Diego. Cuando uno tiene 17 años como tenía Diego, lo ideal sería no quemarlo. Si Argentina no hubiera ganado el Mundial habría sido también una responsabilidad para él y tuvo su tiempo y tuvo su gloria. Creo que, en definitiva, fue una decisión que lo ayudó a crecer.
-¿Qué cree que hubiera dicho Diego de la FIFA en este Mundial, con lo crítico que fue siempre?
-Tendría que estar él... pero seguro que se hubiera adaptado. Los reconocimientos no tienen nada que ver con las ideologías. Son reconocimientos y hay que aceptarlos. Bueno, el fútbol hoy es una empresa y el fútbol es como que está al costadito y se nota en un Mundial como éste, pero bueno, el fútbol es así, va cambiando, y hay cosas que son positivas y otras que no, pero es una empresa y hay que aceptarlo como empresa.
-¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza cuando le dicen “Maradona”?
-La calidad que tenía para controlar la pelota, para dominarla. Yo creía al principio que él tenía algunas cualidades individuales pero cuando me comparaba con él... ¡no llegaba ni al diez por ciento!
-¿Cómo era Diego fuera de la cancha?
-Un gran tipo: humilde, sincero, inteligente. La verdad es que era bastante completo. Para jugar como jugaba, tenía que ser inteligente, seguro.
-Volviendo al Mundial 1978, la sensación es que ahora hay un poco más de reconocimiento hacia ustedes: los invitan a reuniones, les hacen más entrevistas, porque al principio, los medios hablaban más de los campeones de 1986...
-Lo que pasa es que la Argentina vive la actualidad. El último campeón fue en 1986, que está más cerca de hoy y por ahí eso incide, pero son dos títulos y hay que respetarlos a los dos, ¿no?
-¿Cómo es la vida de Villa hoy?
-La vida de Villa hoy es de pantalones largos (risa), dedicado al campo, que es lo que me gusta y a no estar rodeado de mucha gente.
-Usted estuvo vinculado a la política en su ciudad, Roque Pérez.
-Sí, fui concejal (n. de la r.: de la Unión Cívica Radical). Me metí en la política y salí rápido.
-¿No le gustó la política?
-No era lo que pensaba, nada más.
-Está mucho más cómodo en el campo.
-Sí, seguro. Uno quiere ayudar, quiere participar, pero no es fácil, no es fácil.
-¿Lo suelen llamar de medios ingleses para recordar aquellos tiempos gloriosos con el Tottenham?
-Viajo todos los años porque se siguen acordando de nuestra llegada allí.
-Usted hizo uno de los goles más importantes de la historia del Tottenham Hotspur.
-No sé, no sé si es tan así.
-¿No? Parece que sí...
-La FA Cup en aquel entonces era muy importante y la final era el único partido televisado en directo y entonces ese gol tuvo una trascendencia distinta.
-Usted jugó en otro tiempo del fútbol inglés. ¿Qué piensa del actual glamour de la Premier League?
-Como te decía, el fútbol de hoy es una empresa. Todo pasa por la economía y el nivel futbolístico no es que haya crecido. Me parece que bajó. No me gusta porque me parece que al fútbol hay que darle libertad, creatividad. El fútbol es lindo. Diego jugaba lindo, entusiasmaba a la gente. Y eso se está perdiendo y preocupa, más allá de que pareciera que la economía fuera lo más importante. Para mí lo más importante es el futbolista.
-¿Y algún jugador que le guste hoy en su puesto, como diez?
-Las comparaciones nunca me gustaron. Hay jugadores de calidad aunque cada vez menos.
-¿Lamenta que se vaya extinguiendo el diez clásico para pasar a un cinco adelantado y ese tipo de movimientos tácticos?
-Los que vivimos en la Argentina vivimos especulando y los técnicos especulan todo el tiempo y entonces lo que menos les preocupa es generar fútbol y goles. Son todos defensivos y a mí no me gusta ese fútbol. Para ganar hay que hacer goles y hay que ir a buscarlos.
-¿La Premier League le gusta un poco más, al menos?
-La Premier League tiene dinámica. Van todos para adelante. Te podés ir al descenso y no les importa. Yo creo que es la mejor liga del mundo. No la mejor futbolísticamente, pero sí la mejor del mundo, seguro.
-¿Y el fútbol argentino le gusta? ¿Lo suele ver?
-El fútbol local está empobrecido. De alguna manera todos quieren irse y eso es muy malo porque no hay futuro. Parece que los clubes no pueden sostener futbolistas y generar un buen equipo en pocos años. El futbolista se va y eso destruye. Pero no se puede volver al fútbol de antes porque no hay más potreros. Todo está cambiado y son todas academias. Si vos te criás en la academia, no te criás con esa picardía que tenía nuestro fútbol. Es todo un partido de ajedrez.
-Con todo el negocio que usted dice que es el fútbol hoy, ¿ustedes los campeones de 1978 sienten que llegaron tarde a ese gran negocio?
-Me pasó a mí: los que jugaron antes que yo sentían que en comparación ganaban poco, y hoy nosotros sentimos que ganamos poco. Es parte de esa carrera económica. No me quejo. El fútbol me dio muchas satisfacciones, alegrías y eso es impagable, más allá de que hoy uno pueda tener comodidad o no, y que la gente a uno lo recuerde, es lo mejor.
-En general, los campeones del mundo de 1978 suelen tener un discurso que defiende la estética del juego.
-Bueno, creo que a (César Luis) Menotti le gustaba como jugaba yo y creo que así habrá elegido jugadores de estas características para el Mundial y estoy muy agradecido porque para mí el fútbol es belleza, alegría, gambeta, goles, y es lo que a mí me gustaba hacer en una cancha.
-¿Es cierto que antes de la final contra Holanda Menotti no habló mucho?
-Hemos estado seis meses juntos. No necesitaba confirmar lo que ya veníamos haciendo. Me parece que las charlas largas no sirven. Sirven las cosas concretas y el Flaco era muy bueno en eso. Con pocas palabras decía mucho.
-Cuando un técnico gesticula y se mueve mucho por su carril, ¿qué le genera?
-A mí me parece que cuando empieza el partido, termina de alguna manera la función de los técnicos. Por más que griten o digan algo, no se escucha nada. Me parece que es un poco show, a mí no me gusta. A mí me parece que uno puede cambiar la historia en el entretiempo replanteando el partido, pero desde afuera, un DT no puede hacer nada
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