* Enviado especial a Doha, Qatar
“Si no fuera porque vos estás, yo no estaría acá”. La frase de la bandera es clara. Rodrigo De Paul está cumpliendo su gran sueño de jugar un Mundial con la selección argentina como muchas veces repitió en la previa del torneo. Pero en su espalda están las ilusiones de millones de fanáticos de la Albiceleste, pero principalmente las de sus amigos de toda la vida. Aquellos que conocieron a Rodrigo, el pibe carismático y bromista de Avellaneda. Ese que logró ganarse el corazón de Lionel Messi desde el primer minuto, como si fuese uno más de su grupo del barrio.
Maxi Toledo, Lucas, Coca, Bocha y Nicolás llegaron a Doha el 18 de noviembre para acompañar a su amigo y estar cerca del sueño de él; del de ellos. “Es la primera vez que vamos a un Mundial, es el primero, no fuimos a Brasil. Venir acá es venir a ver un amigo. Ahora te contagiás de la Selección, somos fanáticos de la Selección, pero para nosotros es Rodrigo, ir a acompañar a Rodrigo. Ni siquiera De Paul, es acompañar a Rodrigo. Eso nos los vamos a llevar a la tumba. Se lo dijimos, es lo más cercano que tenemos a cumplir nuestro sueño que es ser futbolistas. En él están representado nuestros sueños”, dice a Infobae Maxi, la voz cantante de “Los Pibes”, como se definen en el trapo.
La imagen de esa bandera, que ya apareció en los dos partidos ante Arabia Saudita y México que la Scaloneta afrontó en el Lusail Stadium, está acompañada por una imagen icónica: Messi abraza a De Paul en uno de los goles que festejaron juntos. Ellos están haciendo tiempo en el Souq Waqif luego del banderazo. Mientras este medio los fotografía con el trapo, los turistas se paran, también piden sumarse a la imagen. Pero están nerviosos, miran el reloj para marcharse. Su amigo los invitó al búnker en Qatar University para verlos durante el horario de visita que tuvieron en los días previos al debut de la Copa del Mundo. “Lo vamos a ver en la concentración en un ratito, a saludarlo, que nos invitó. Súper entusiasmados, en una de esas se nos da y conocemos al diez...”, sueñan.
“Lo conocemos desde chicos, de Sarandí. Lo acompañamos toda la vida. Inferiores en Racing, se dio todo muy rápido. Él en dos años despegó para Europa. Me acuerdo ahora que fue a tomar el avión a Ezeiza y lo fuimos a despedir cuando se iba a Europa, al primer equipo. No lo podíamos creer. Fuimos a Ezeiza para despedirlo y ahora volvimos a Ezeiza para acompañarlo en un Mundial”, reflexionan.
El mediocampista de 28 años, que viene de atravesar una especie de liberación tras ser objeto de críticas en el estreno contra Arabia, invitó a todos aquellos que apuntaron contra el rendimiento del equipo a que “se suban de nuevo al barco, no los vamos a dejar tirados”. Pero su banda siempre estuvo. En las buenas y en las malas. Y él jamás se olvida del apoyo: “Cuando salimos campeones de América nos hizo una videollamada apenas terminó el partido con Messi, en el medio de la cancha. La foto que están Rodrigo con Messi mirando el celular, están haciendo una videollamada con nosotros. Increíble que se acuerde de nosotros todavía estando tan alto, para nosotros es un orgullo”.
Puertas adentro de la selección argentina, el hombre del Atlético de Madrid es apuntado como uno de los más bromistas del plantel junto con el Papu Gómez. Eso es parte de su esencia: “Sí, es insoportable... Es el peor del grupo. Tenemos un grupo de Whatsapp, la relación sigue siendo la misma. Ahora está mucho más fortalecida porque con la manija esta del Mundial escribe todo el día. Nos pasa videos. Hacemos videollamadas. El chabón en la concentración, el otro día nos hizo una videollamada y estaba acostado con todos los jugadores. Y nosotros ahí... Estaba Di María, entró Messi. Una locura”.
El amor constante que su amigo les transmite se convierte en esfuerzo. Ellos juntaron cada centavo para poder estar en Doha con la Selección y, especialmente, con Rodri. “Él se re portó y nos habilitó entradas hasta donde llegue Argentina. Esperemos llegar a la final. Nosotros tenemos pasaje para el 21 de diciembre. Nos jugamos un all-in. Dejamos absolutamente todo: vendí el auto, renuncié al laburo, rompimos las tarjetas de toda la familia, nos peleamos con las novias. ¡Todo! Volvemos y a tirar currículums, pero esto es impagable. Se lo voy a contar a mis nietos. Es increíble”
La emoción de los pibes del barrio traspasa. El que está ahí, en las portadas de los diarios, arengando a las 80 mil personas que llenaron el Lusail, el que corre toda la cancha para intentar ganar, es el amigo de toda la vida. Con el que compartieron alegrías y decepciones. Y como dice el tema Más Allá de Callejeros que eligieron para su bandera esto es eterno para ellos: “Ni un momento ni la eternidad, esto va más allá”.
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