El trotamundos argentino que pasó de hacer surf en Costa Rica a trabajar en un sector exclusivo del Estadio Lusail durante el Mundial Qatar 2022

Ramiro López Mesa es un reconocido bartender que lleva años recorriendo distintas partes del planeta y decidió hacer una experiencia en Doha. “Vivir viajando es mucha incertidumbre, aprender a sentirse cómodo y no frustrarse tanto”, resume

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Ramiro por los rincones del Souq Waqif en Qatar
Ramiro por los rincones del Souq Waqif en Qatar

* Enviado especial a Doha, Qatar

Se baja del metro de Corniche donde lo espera Infobae y automáticamente ofrece un abrazo para saludar. Así arrancará una caminata de más de dos horas que terminará en un pequeño restaurante al paso de origen turco en pleno Souq Waqif, el mercado típico más visitado por los turistas en Doha. Ramiro López Mesa es un verdadero trotamundos que sabe romper las distancias con los desconocidos para ofrecer cercanía. Saltar de país en país durante los últimos años le dio la gimnasia. Aquel muchacho que probó con ser mochilero por primera vez en el Sur argentino, hoy acumula más de una decena de países en su visa y transita un destino inesperado: trabaja durante el Mundial como bartender en el sector más privilegiado del Lusail Stadium, la cancha de los dos primeros partidos de la selección argentina.

“Vine a vivir desde adentro un Mundial por primera vez. Es otra experiencia más llena de incertidumbre, porque vivir de viaje es eso: mucha incertidumbre, aprender a sentirse cómodo y no frustrarse tanto. Bajar mucho la expectativa y dejarse sorprender”, resume sobre la decisión de pasar 40 días en Qatar para estar a cargo de la barra de este estadio con capacidad para 80 mil personas y que albergará diez encuentros del Mundial, incluyendo dos de Argentina en la fase de grupos (la derrota ante Arabia Saudita y el duelo vs. México, el próximo sábado).

La FIFA ofrece una experiencia hospitality durante este Mundial que garantiza ver los encuentros de un modo distinto con DJ, comida y una barra de tragos. Es decir, es el único lugar en el que hay alcohol de los estadios. Los cupos para los programas más bajos se ofrecían desde los 950 dólares y puede llegar a costar USD 34.000 un acceso para el salón cinco estrellas en la final o semifinal.

Este trotamundos de 32 años es uno de los cuatro argentinos que hay en este grupo de trabajo de más de dos mil personas que viven todos en un mismo complejo de edificios, en el que la mayoría de los trabajadores son del Líbano, según aclara. “Una amiga de Ibiza, donde estuve trabajando antes de venir acá, me pasó el contacto y me hicieron una serie de entrevistas online”, detalla sobre cómo obtuvo el puesto. Él es parte del conjunto de más de 400 argentinos que arribaron en los últimos meses a Qatar para aprovechar puestos disponibles de trabajo de cara al Mundial. “Donde estoy yo te reciben con un café del estilo Karak. Tenemos cafetería y barra, con tragos que son más bien sencillos. También hay servicio de comanda como si fuese un restaurante”, detalla sobre su rol en el mundo gastronómico, teniendo en cuenta que su currículum en Argentina cuenta con experiencias en el Four Seasons Hotel y en uno de los restó de la reconocida Narda Lepes.

El sector en el que se desempeña es uno de los sitios más exclusivos del estadio. Los compradores pueden arribar tres horas antes, disfrutar de estos beneficios que abonaron y luego observar el partido en unas plateas. “En el partido de Argentina queríamos verlo, no podíamos salir, pero intentamos igual. Había muchos árabes y algunos estaban adentro del salón durante el partido...”, señala sobre su primera experiencia en la dolorosa derrota ante Arabia Saudita.

Sin embargo, este es un paso más para Ramiro en su aventurero camino. Un viaje de dos semanas al Sur como mochilero fue el que le “voló la cabeza” para un año más tarde hacer su primera experiencia fuerte durante tres meses por Bolivia, Perú y Ecuador. Probó una sensación que nunca más quiso abandonar. Tras terminar sus estudios de hotelería, se puso de novio e inició otro periplo más extenso de nueve meses por Ecuador, Colombia y Costa Rica. “Estuvimos un mes en Ecuador mochileando, subimos por tierra a Colombia. Cali, Bogotá, Medellín... Ahí nos quedamos un mes porque nos recibieron muy bien”, revive.

Desde Colombia eligió seguir su camino rumbo al pueblo de Santa Teresa, donde se topó con el surf. “No se me había pasado por la cabeza hasta ahí. Empecé a surfear por primera vez”, asegura. Una temporada en Costa Rica lo empujó a continuar su camino por Guatemala durante una semana y luego, México: “Fuimos al Caribe y, viniendo de Costa Rica, fue medio una decepción porque había mucho cemento, mucha construcción, la playa demasiado comida...”.

Un norteamericano le abrió la puerta a otra experiencia, aunque le costaría concretarla: trabajar durante una temporada en la cosecha de marihuana en California. Algunos contratiempos personales lo empujaron a retornar a Argentina. Permaneció dos años en el país, donde se separó y conoció a la sommelier Agostina, su pareja actual. “Estuvimos un tiempo de relación, nos fuimos a Cariló a trabajar en el verano y cuando volvimos nos separamos. Pero en pandemia nos volvimos a encontrar”, resume.

Estuvo trabajando una temporada en la costa argentina (Foto: Instagram personal)
Estuvo trabajando una temporada en la costa argentina (Foto: Instagram personal)

Luego del primer año de pandemia, decidió moverse cuando vio que las primeras restricciones comenzaban a aflojar. “Estaba pensando en viajar de nuevo y le recordé que tenía un contacto de un cocinero en Costa Rica, al que le había mandado un mensaje para ir la próxima temporada. Pensaba quedarme unos meses más en Argentina. Me dijo: ‘¿Qué temporada que viene? ¡Vamos ahora!’ Sacamos pasajes el 4 de enero y el 14 viajamos. En diez días, pum, nos fuimos”.

Un llamado inesperado a mediados del 2021 lo obligó a retornar al país, a pocos meses de haber arribado a Costa Rica. La muerte de su madre lo dejó en shock y de un día para el otro estaba de vuelta en Argentina: “Ese mismo día mi novia resolvió todo, yo estaba paralizado. Estuve un mes y medio, haciendo un poco el duelo”. Decidió moverse nuevamente, seguir la esencia que había alimentado su espíritu durante los últimos diez años. Tuvo que viajar hasta Asunción para poder llegar a Los Ángeles, donde trabajó en una granja familiar en la zona montañosa durante una temporada en la cosecha de weed, mientras su novia se instalaba en México.

Pasaron por Costa Rica otra vez, hasta que unos meses atrás consiguieron trabajo en Ibiza y abrieron la puerta de la aventura europea. Andalucía, el País Vasco y Asturias fueron algunos de los pasajes para visitar los pueblos de sus antepasados, antes de saltar a Italia (Roma, Nápoles y la Costa Amalfitana) donde se encontró con el llamado para el Mundial.

Qatar será un stop & go en su andar itinerante. Cuando se baje la persiana de la Copa del Mundo viajará con su pareja a Australia. “Vamos a experimentarlo porque entendemos que se tiene un estilo de vida bastante bueno y se puede ahorrar. También se puede surfear, que en este momento es lo que más me apasiona. La idea es estar un año ahí, que es lo que dura la visa, y aplicar a la visa de Nueva Zelanda”, marca los caminos de su mapa.

En plena recorrida por el Souq Waqif con Infobae, el punto del relato está en la puerta de un pequeño local de comidas de origen turco en el que se asume el riesgo de probar una especie de omelette enrrollado, aunque inicialmente no entendemos exactamente qué comida nos estaban ofreciendo. Este uno de los sectores más pintorescos del entorno turístico de Doha, donde se puede elegir entre exclusivos restaurantes cinco estrellas o minúsculas ventanas gastronómicas. Nuestra apuesta salió bien. Y mientras tanto, Ramón piensa en voz alta sobre su próxima vivencia: “Nos venimos moviendo de temporada en temporada, vamos a ver si podemos estar un año quietos...”.

"El surf es lo que más me apasiona en este momento", dice (Foto: Instagram personal)
"El surf es lo que más me apasiona en este momento", dice (Foto: Instagram personal)

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