La Copa del Mundo arrancó de una manera inimaginable para la Argentina. Casi nadie auguraba, solo pocos aventuraban, un resultado como el que se dio. Fue llamativo el andar del equipo argentino, todavía no salimos del asombro de lo que fue la victoria de Arabia Saudita.
El partido se puede comenzar a enmarcar con la apertura del marcador y con la polémica de un penal que para mí no fue. Porque así como nos quejamos de las intervenciones del VAR que imposibilitaron la ampliación del marcador, también hay que decir que es un penal un poco agarrado de los pelos. Es verdad que hay un contacto, hay una sujeción; pero también es cierto que Leandro Paredes aprovecha la situación para dejarse caer.
Argentina llegaba como favorito al partido y rápidamente sacó esa ventaja que le permitió estar tranquilo y empezar a manejar los tiempos del encuentro. Pero lo que sucedió después fue que comenzó a caer permanentemente en la trampa que proponía el rival, con un método histórico del fútbol que tiene que ver con el achique hacia adelante, marcar en línea y provocar la posición adelantada.
Es raro que el equipo argentino haya caído recurrentemente en la telaraña propuesta por el rival saudí. Y no hay de qué quejarse. Los futbolistas argentinos, como Ángel Di María o Papu Gómez, decían después del partido: “Debimos haber ganado el primer tiempo por 4 ó 5 goles”. Eso es una información falsa. Porque, lógicamente, si parto de una posición ilícita y me quedo cara a cara con el arquero es probable que haga goles, pero son situaciones absolutamente antinaturales; las jugadas ya estaban anuladas. Nos guste o no, el VAR hizo su trabajo y las jugadas estuvieron bien invalidadas.
Me sorprende que Argentina haya caído en la trampa porque cuando un rival juega como lo hizo Arabia Saudita, hay que hacer o la personal o romper por los costados, con la sorpresa de los laterales; no buscar a los delanteros que caían en posiciones de fuera de juego.
Argentina, que no logró ampliar la cuenta en el primer tiempo, se fue al descanso ganando. Aquí quiero señalar un error del cuerpo técnico que fue pasar por alto cómo estaba la condición física de algunos jugadores y, tal vez, inconscientemente -quiero creer- subestimar la capacidad del rival. Porque Cuti Romero arrastraba dificultades, porque Paredes hacía mucho que no jugaba, porque Papu Gómez en la semana no se entrenó. Y finalmente el técnico decide jugar con ellos. Aunque es paradójico porque unos días antes resolvió que Nicolás González y Joaquín Correa se volvieran por no estar del todo bien físicamente.
Lionel Scaloni termina exponiendo su yerro cuando resuelve cambiar y poner rápidamente a Lisandro Martínez por Cuti Romero, a Enzo Fernández por Paredes y a Julián Álvarez por Papu Gómez. Pero no aparecieron las soluciones. El equipo nunca se pudo asociar, el juego no fluyó, no hubo conexiones, no hubo pases cortos. Lo que sí hubo fue desesperación después de los dos goles magníficos que marcó el conjunto árabe.
El primero es porque Cuti Romero no está apto físicamente. De lo contrario un jugador de su talla llegaba al cierre. Dibu Martínez poco pudo hacer abajo sobre su mano izquierda. Y el segundo es una obra maestra, un gol que si lo hubiera convertido Lionel Messi sería tapa de todos los medios del mundo. A partir de ahí, la desesperación le ganó al equipo argentino. Nunca encontró idea, nunca las tuvo.
Me sorprendió que Scaloni sacara a Nicolás Tagliafico. La búsqueda fue que Marcos Acuña pasara al ataque, pero cuando llegaba al fondo tiraba un centro para un nueve que argentina no tiene. Lautaro Martínez es un gran jugador, que aguanta bien de espaldas pero mide menos de 1,80 mts. Entonces, toda Argentina entró en la desesperación en el día más triste de la era Scaloni.
Qué increíble que es el destino, porque la última derrota del equipo argentino había sido en las semifinales de la Copa América 2019. Pasaron tres años y medio y le tocó a Scaloni perder después de este invicto impresionante en el partido más importante de su vida. Es cierto que la Copa América fue notable, que el partido en el Maracaná fue brillante y es una huella indeleble en la historia del fútbol argentino, pero dirigir en el Mundial es totalmente diferente. Y el primer partido en la Copa del Mundo es el más flaco de toda su faena. Sin ningún lugar a dudas.
Es ese partido que te hace dudar, que te hace sentir que ya no sos el mejor, que no podés con todo lo que te proponés. A mí lo que me asusta es lo que viene y no por la derrota: Argentina podía perder, pero si le gana a México y Polonia se va a clasificar, y seguramente en el primer puesto. El tema es ver cómo reacciona este equipo que no está acostumbrado a perder, cómo logra rearmarse desde lo anímico.
¿Qué estará pasando en este momento en la concentración? Mate va, mate viene, empiezan las dudas porque físicamente los árabes fueron más fuertes, ganaron todos los duelos. Argentina careció de ideas y no debe haber una buena sensación puertas adentro. Creo que ningún jugador pasó de los 6 puntos, tal vez Tagliafico llegó a ese puntaje. Estos chicos nunca tuvieron que jugar con la presión de la clasificación, que no es lo mismo que la presión de ganar para pasar a una final o para ser campeones, que sí la conocen. Esto es ganar para seguir con vida.
¿El equipo argentino está a la altura? Claro que sí, pero no lo estuvo hoy. No dio la talla, no jugó como puede hacerlo. El tema es que esa flaqueza se dio contra el rival más débil. Por eso hablo de un mazazo mundial, de una situación inimaginable. El propio Scaloni ha dicho que es el día más triste de su ciclo.
Yo imaginaba hoy no solo una victoria argentina, sino también la posibilidad de mostrarle al mundo para qué está hecho el equipo albiceleste. Habrá que ver cómo siguen los siguientes días.
Lo único que le pido a Scaloni es que ponga a jugadores sanos. El partido contra México invita a poner a los once que mejor estén, incluso prevaleciendo el aspecto físico por sobre el aspecto anímico, emocional y de historia en la selección argentina. Si tiene que sacrificar a una vaca sagrada porque no está del todo bien, lo tiene que hacer. Seguramente el entrenador tomará nota de las cosas que se equivocó.
Scaloni es un técnico que ha tenido un gran recorrido con el seleccionado nacional, pero hoy tomó malas decisiones. La principal fue arrancar el partido con jugadores que no estaban para el mano a mano. Y esa ventaja en la Copa del Mundo no se puede dar.
¿Hay vida? Claro que sí. Pero para eso muchas cosas deben cambiar, porque el equipo hoy dio un paso en falso.
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