Es el momento que se espera por ese espacio de cuatro años que a los futboleros se nos hace eterno. Primero es algo impreciso y lejano, cuando se establece en que fecha va a comenzar el Mundial. Al momento del sorteo le ponemos los nombres a esos casilleros vacíos y ya sabemos cual será el partido inaugural, que miraremos con pasión, aunque nuestra selección no diga presente, como una manera de calmar la ansiedad ante el debut de Argentina. Ese cotejo que levanta el telón de la Copa del Mundo ha tenido muchas historias en su derredor a lo largo de estos casi 100 años de leyenda.
El estadio Centenario de Montevideo es un monumento del fútbol a nivel universal y símbolo del campeonato del Mundo de 1930, para cuya disputa fue construido. Sin embargo, allí no se jugó el primer partido de la historia del máximo torneo, porque aún no estaba terminado, sino que tuvo lugar en el Parque Central, la cancha del Club Nacional de Fútbol, distante a menos de dos kilómetros de aquel. En la tarde del 13 de julio, Estados Unidos venció a Bélgica por 3-0 y una placa lo evoca en el ingreso a ese predio, con los datos del enfrentamiento y los escudos de FIFA, la Asociación Uruguaya de Fútbol y el de Nacional.
Una Italia comandada por Benito Mussolini fue la sede de la segunda edición, con la particularidad del primer cambio de formato, ya que no hubo zonas como en su antecesor, sino que los 16 países fueron agrupados en llaves de eliminación directa. El dato curioso es que no hubo partido inaugural, porque los 8 encuentros se disputaron en forma simultánea el 27 de mayo, con una enorme cantidad de goles, ya que se marcaron 43 con un promedio superior a los 5 tantos por match.
Francia organizó por primera vez una Copa del Mundo en 1938, la última antes del paréntesis de 12 años por la Segunda Guerra. Se mantuvo el formato anterior de 16 países en llaves desde octavos de final. Pero en realidad fueron 15, porque Austria, que estaba clasificado, dejó su plaza libre, ya que no concurrió por haber sido invadida por Alemania. Justamente esta nación fue una de las protagonistas del partido inaugural, jugado en el Parque de los Príncipes ante Suiza el 4 de junio. El detalle es que igualaron 1-1 en los 90 minutos y no se marcaron en los 30 de suplementario. ¿Penales? No, eso no estaba en el reglamento. Se volvieron a cruzar 5 días más tarde para el desempate y allí los suizos se impusieron por 4-2.
La tristeza y el dolor por la guerra iban quedando lentamente atrás y por ello, en 1950, se resolvió el regreso de la Copa del Mundo, cuyo trofeo tendría, desde allí, el nombre de quien cumplía 25 años como presidente de FIFA: Jules Rimet. Hubo muchas deserciones y apenas 13 países tomaron parte del certamen. El majestuoso estadio Maracaná fue construido para semejante ocasión y el primer partido oficial que albergó fue el inaugural de aquella competencia. El 24 de junio, ante una multitud estimada en 170.000 espectadores, Brasil superó a México con la claridad que muestra el 4-0. El primer gol sobre ese mítico césped fue marcado por Ademir, quien sería el máximo artillero del torneo. Todo era fiesta y nadie podía pensar que 22 días más tarde, allí se presenciaría la mayor hazaña en la historia de los Mundiales, con el Maracanazo de Uruguay.
Suiza ‘54 tuvo la precisión y el orden de su país organizador. Concurrieron 16 selecciones, divididas en 4 zonas, donde los dos primeros avanzaron a los cuartos de final, dándole ya un formato normal y que perduraría hasta México ‘70. No hubo partido inaugural, ya que el 16 de junio se llevaron a cabo 4 cotejos al mismo tiempo: Austria 1 – Escocia 0 en Zúrich, Uruguay 2 – Checoslovaquia 0 en Berna, Brasil 5 – México 0 en Ginebra, y Yugoslavia 1 – Francia 0 en Lausana. Éste último quedó en el bronce, porque tuvo el privilegio de ser el primero en la historia de los Mundiales en ser televisado en forma directa. Fueron 9 países los que compraron los derechos generados por la señal Eurovisión, siendo el punto de partida de un avance que no se detuvo jamás.
El 8 de junio de 1958 comenzó el Mundial de Suecia y ese día se jugaron 8 partidos, pero el del elenco local, fue el inaugural, ya que comenzó unas horas antes que el resto. Los escandinavos, como antesala del gran torneo que irían a disputar en su tierra, superaron con facilidad a México por 3-0 en el Estadio Rasunda de Estocolmo. El detalle curioso es que para la selección centroamericana aquella caída significó la novena derrota consecutiva en la misma cantidad de presentaciones en Copas del Mundo. La racha se iba a cortar tres días más tarde, al empatar con Gales en un tanto.
Tras dos certámenes consecutivos en Europa, el Mundial regresó a nuestro continente en 1962, más precisamente a Chile. El 30 de mayo fue la fecha en la cual se levantó el telón y, como había ocurrido en ocasiones anteriores, fueron cuatro partidos en forma simultánea los que se jugaron, con un dato llamativo: salieron a la cancha los cinco representantes de Sudamérica. Uruguay venció a Colombia en Arica (2-1), Chile hizo lo propio con Suiza en Santiago (3-1), Brasil superó a México en Viña del Mar (2-0) y Argentina se impuso a Bulgaria en Rancagua (1-0).
La puntualidad inglesa no fue tal, justo el día del partido que abría la Copa del Mundo ‘66, con ellos como organizadores. Al llegar a los vestuarios del estadio de Wembley, siete jugadores locales se dieron cuenta que habían olvidado sus documentos de identidad en el hotel. El entrenador Alf Ramsey se preocupó y comenzó a delinear una formación con suplentes para esos puestos. Sin embargo, pudo poner en cancha a su equipo ideal frente a Uruguay, porque un policía en motocicleta salió en busca de los carnets. Sin embargo, el pitazo inicial fue con varios minutos de retraso ante la impaciencia de los 150.000 espectadores, entre los que se encontraba Pickles, el simpático perro que había encontrado envuelta en papel de diario, la Copa del Mundo que había sido robada en el mes de marzo.
El 31 de mayo de 1970, el fantástico estadio Azteca tenía menos de 10 años y fue el escenario del encuentro inaugural de una Copa del Mundo inolvidable. Esa tarde, México igualó 0-0 con la Unión Soviética en un partido sin demasiados matices en el juego, pero con dos hechos que quedaron grabados para todos los tiempos, ambos protagonizados por jugadores de la ex URSS: Evgeni Lovchev fue el primer futbolista en ser amonestado en un Mundial, ya que a partir de allí se implantaron las tarjetas amarillas y rojas, mientras que en el entretiempo se inauguró la otra innovación reglamentaria, al producirse un cambio. Anatoli Pusatch ingresó por Viktor Serebrjanilov.
Alemania ‘74 fue el torneo que trajo la aparición del actual trofeo, ya que la copa Jules Rimet quedó en manos, tal como estipulaba el reglamento, del primer país en obtenerla tres veces y fue Brasil. Precisamente, esta selección disputó el match inaugural ante Yugoslavia, en un aburrido 0-0, que Pelé contempló desde las tribunas, en su primera Copa del Mundo como espectador, tras haber ganado tres de las cuatro que disputó. No fue por capricho ni sorteo este cotejo, sino porque se dispuso que, desde este Mundial, el partido de apertura fuese disputado por el campeón vigente, hecho que se mantuvo hasta Corea-Japón 2002 inclusive.
El 1 de junio de 1978 el público de Argentina vio como se hacía un viejo sueño, acunado durante décadas, cuando salieron al césped del estadio Monumental Alemania y Polonia para abrir el Mundial donde, por fin, era el anfitrión. La cancha de River, completamente remodelada, daba un marco extraordinario, con mucho colorido, para un partido que pasó completamente intrascendente y casi sin situaciones de gol, sumando un eslabón más a la increíble cadena, al ser el cuatro partido inaugural consecutivo que concluyó 0-0. El árbitro fue el argentino Ángel Coerezza, uno de los mejores de todos los tiempos en su país, con el detalle curioso que ese fue su último partido oficial, ya que decidió retirarse.
El magnífico estadio Camp Nou de Barcelona mostró sus mejores galas para ser el escenario del match apertura de un Mundial que los españoles aguardaron por muchos años. Fue un cotejo que quedó en el recuerdo, no tanto por el juego, sino porque marcó el debut en Copas del Mundo de Diego Armando Maradona, que se sumó a la base del equipo campeón de 1978. Sin embargo, como aviso de lo que le iba a suceder a Argentina en ese torneo, se convirtió en el primer campeón derrotado en un debut luego de 32 años, ya que el último había sido Italia frente a Suecia en 1950. La albiceleste cayó por 1-0 ante Bélgica.
El 19 de septiembre de 1985 uno de los más devastadores terremotos que se recuerden asoló la capital de México. Con una fuerza increíble, la población se puso de pie y tal como estaba pautado, el sábado 31 de mayo de 1986, comenzó el Mundial. Un torneo que originalmente iba a ser organizado por Colombia, que declinó su sede y en 1983, pese a competir contra la candidatura de Estados Unidos, el país de centro américa fue el elegido. El campeón defensor era Italia, quien continuó con la insólita racha adversa de no poder ganar en el partido inaugural. En este caso fue deslucido empate en un gol con Bulgaria, como preludio de una floja tarea de la Azurra, que se despediría muy pronto, en octavos de final, ante Francia.
Italia ‘90 se presentaba, en la previa, como un gran torneo. Un país fanático del fútbol y que contaba, en es momento, con los mejores futbolistas del planeta en su liga, eran argumentos que avalaban esa afirmación. Sin embargo, fue un certamen pobre en el juego, con muchas figuras lejos de su nivel y varias sorpresas. La primera ocurrió en el cotejo de apertura, donde Argentina volvió a perder al estrenar el título, como en el ‘82, en este caso ante la revelación que fue Camerún, por 1-0. Dos futbolistas que ingresaron ese día desde el banco, dejaron su marca. Uno fue Claudio Caniggia, quien debutó esa tarde en Copas del Mundo y el otro fue Roger Milla, quien con 38 fue una las estrellas de la competición, marcando cuatro tantos y quien había quedado fuera de la lista, pero ingresó por un decreto del presidente de su país.
Y un día se quebró el maleficio. El viernes 17 de junio de 1994 en el estadio Soldier Field de la ciudad de Chicago, Alemania venció 1-0 a Bolivia con gol de Jurgen Klinsman y de ese modo se convirtió en el primer campeón defensor que ganó en su debut desde que se instituyó que debía disputar el parido inaugural del torneo siguiente. Pero también fue un match especial para el elenco sudamericano, que no jugaba en Copas del Mundo desde Brasil ‘50. Unos minutos antes, en la fiesta de apertura, la célebre cantante Diana Ross, había protagonizado un blooper, al ejecutar en forma desviada un tiro desde el punto del penal, pero igualmente el arco se desarmó, como estaba pautado.
En la ciudad de Saint Denis tuvo lugar el partido inaugural del torneo organizado por Francia en 1998. Brasil superó a Escocia por 2-1 y allí debutaron en Copas del Mundo tres de los futbolistas más importantes de la selección sudamericana en su era contemporánea: Roberto Carlos, Rivaldo y Ronaldo Nazario, que, si bien ya había estado en 1994, no disputó ni un minuto. Por el lado de los escoses, no tuvieron mucha fortuna con el sorteo, porque en cuatro de sus últimas seis participaciones (1974, 1982, 1990, 1998), les tocó Brasil en el grupo, a quien nunca le pudo ganar.
El estruendo de la sorpresa del match que abrió el torneo de 2002 duró por varios días y se recuerda 20 años más tarde. Un debutante absoluto en la historia de los Mundiales venció al campeón vigente y con total justicia. Fue Senegal, que con gol de Bouba Diop, superó por 1-0 a Francia, que contaba en su plantel con figuras como Zinedine Zidane, Thierry Henry, David Trezeguet, Emmanuel Petit, Patrick Vieira, Lilian Thuram y el arquero Fabien Barthez.
En la edición 2006 se dejó de lado la modalidad que el campeón defensor abriese el torneo siguiente, dando paso a que en el estreno esté el país organizador. El 9 de junio de ese año, Alemania venció a Costa Rica por 4-2, siendo éste el partido inaugural con mayor cantidad de goles en la historia de los Mundiales.
El viernes 11 de junio de 2010 se levantó el telón de la primera Copa del Mundo disputada en suelo africano. En el primer cotejo, México igualó en un tanto con el local, Sudáfrica. El dato curioso es que el entrenador de esta selección era el brasileño Carlos Alberto Parreira, que allí se convirtió en el técnico que más Mundiales dirigió, con un total de seis. Los antecedentes eran: España ‘82 (Kuwait), Italia ‘90 (Emirato Árabes Unidos), USA ‘94 (Brasil), Francia ‘98 (Arabia Saudita) y Alemania ‘06 (nuevamente Brasil).
Durante décadas, Brasil esperó la oportunidad de volver a organizar una Copa del Mundo, para tomarse desquite de lo ocurrido en 1950. La oportunidad de ser anfitrión le llegó en 2014, donde protagonizó el partido inaugural ante Croacia. La sorpresa ganó a todos, cuando a los 11 minutos, Marcelo marcó un gol en contra. Pero finalmente fue triunfo por 3-1, con los tantos de Oscar y Neymar, en dos ocasiones, que esa tarde hizo su debut en el máximo torneo de selecciones.
En 2018 fue el momento de Rusia, para ser el anfitrión de la Copa del Mundo y, en la previa, tenía por delante un debut accesible. A la hora de la verdad, aquel jueves 14 de junio, fue mucho más que eso, porque Arabia Saudita no le presentó el menor inconveniente y el elenco local se impuso por 5-0, en lo que constituyó la mayor diferencia de goles entre dos países en un partido inaugural en la casi centenaria historia de los Mundiales.
Seguir leyendo: