En una de las conferencias de prensa más ricas y emocionantes de este Mundial, el director técnico de Ecuador, Gustavo Alfaro hizo gala de todo su poder dialéctico a horas de enfrentar a Qatar en el partido inaugural, salió en auxilio del jugador Moisés Caicedo cuando a éste le hicieron una complicada pregunta sobre los Derechos Humanos en el país anfitrión, recordó a su futbolista Byron Castillo, ausente del torneo por un largo conflicto con la Asociación Nacional chilena (ANFP), y dio a conocer una perlita sobre la historias de los debuts mundialistas de los entrenadores argentinos a lo largo de la historia.
“No sean malos y no le hagan esa clase de preguntas”, bromeó el argentino Alfaro cuando en la conferencia de prensa consultaron al joven volante de 21 años, Caicedo, acerca de las restricciones a los Derechos Humanos en Qatar. El entrenador le hizo un gesto al jugador sentado a su lado, y que le dijo “¡qué difìcil!” -lo que generó una carcajada-, y tomó el micrófono aunque la pregunta no iba dirigida a él para responder con el pedido de que “no lo metan en problemas. Estamos a favor de todos los derechos humanos en todo el mundo, y de la igualdad. Bregamos por eso. Ellos son jugadores de fútbol. Tienen su talento, sus sueños, sus ilusiones, y merecen ser respetados por eso”, lo que fue recibido con aplausos en la sala del Centro de Prensa del Convention Center.
“¿Ya está lo de Moisés? -le preguntó Alfaro al officer de la FIFA que estaba a cargo de la conferencia de prensa- porque pobrecito, lo pelotearon de todos lados”, y al obtener autorización, permitió que el jugador abandonara la sala en la mitad de la reunión para seguir contestando preguntas en soledad. Consultado sobre los directores técnicos argentinos en este Mundial, Alfaro afirmó que “es un orgullo porque nosotros, los entrenadores, en la Argentina nos sacrificamos mucho para hacernos un espacio. Más que nada, los que venimos desde abajo, del ascenso. He tenido la oportunidad y el privilegio de recorrer todas las categorías y de llegar a Primera División y de dirigir a una selección y en un Mundial. Y cuando uno mira para atrás y mira a entrenadores llenos de prestigio y gloria que marcaron un antes y un después, que fueron un faro para nosotros en su lucha por dignificar el fútbol, es un poco asumir ese legado, y hoy nos toca a Scaloni, al Tata (Gerardo Martino) y a mí, y encima, son muy pocos los que pudieron dirigir un partido inaugural, porque le pasó sólo a César Menotti, a Carlos Bilardo y a (Juan Antonio) Pizzi, y lamentablemente todos lo perdieron. Ojalá me tocara ser campeón del mundo como Menotti y Bilardo. En ese caso tampoco me importaría perder el partido inaugural si después levantara la Copa del Mundo como ellos para poner a Argentina en el lugar que hoy tiene”.
“Fueron treinta años en esta profesión con y siempre con dos premisas -siguió Alfaro-. Mi prioridad no fue ganar un campeonato o un partido, aunque obviamente todos jugamos para ganar. Mis luchas primarias fueron las de dignificar al futbolista y al entrenador. Por eso mi triunfo no es llegar a la Copa del Mundo, aunque esto seduce y nada lo supera, pero mi triunfo más determinante es cuando un ex jugador que dirigí se acerca a mi banco de suplentes y me da un abrazo. Y hoy me siento, orgullosamente, un producto genuino de Rafaela, mi ciudad, del interior del interior del país, del fútbol del ascenso argentino y del fútbol de Primera argentino, al que llegué luego de sortear varias trampas disfrazadas de “no te da la capacidad, no podrás, no sabés” pero cuando los sueños son auténticos, resisten”.
“Es muy difícil cuantificar una ilusión”, respondió cuando le preguntaron qué sería un buen Mundial para ecuador. “Estos chicos están muy ilusionados y el mayor éxito es haber llegado a jugarlo”. En este sentido, Alfaro sostuvo que pese a “muchas crisis que hemos vivido desde el principio, desde mi llegada para jugar la clasificación, con un problema institucional (se refiere a la salida de su antecesor, Jordi Cruyff, sin haber dirigido un solo partido y a problemas en la dirigencia de la Federación), nunca quisimos victimizarnos. Preferimos no pensar en esas dificultades y enfrentarlas y superarlas una a una”.
Cuando le comentaron que el entrenador de Qatar, su rival de mañana, Félix Sánchez Bas, acerca de que Ecuador era el favorito para el partido debut, Alfaro respondió que “para mí son ellos”, ante la risa general, y sostuvo que “hoy cualquier equipo ordenado al que uno le pueda sumar capacidad de gol, ya está para cosas importantes y no es un dato menor que Qatar ha sido campeón de Asia, así que alguna conquista tiene. Entonces no es el mero equipo organizador del certamen sino que hace doce años que viene trabajando como academia y escuela, si se quiere como política de Estado, entre comillas. Nuestro favoritismo parte de haber demostrado entereza ganando, empatando o perdiendo y que, si se quiere, tiene una identidad que ya la va definiendo pero no nos alcanza con lo que hicimos en las eliminatorias. Tenemos que ser mejores”.
Alfaro también tuvo tiempo para recordar a Byron Castillo, jugador que desató un largo conflicto con la ANFP chilena, que protestó su inclusión durante la clasificación al considerar que no era cierta su nacionalidad y por lo que finalmente el TAS castigó a la Federación Ecuatoriana con una multa y la pérdida de tres puntos en la próxima eliminatoria para el Mundial 2026 y entonces la Federación Ecuatoriana decidió relevarlo en este Mundial. El entrenador argentino no disimuló su molestia y afirmó: “Byron debería estar acá. Yo soy entrenador de fútbol, no soy abogado pero hay razones que no están claras y esperamos que el TAS las pueda aclarar, pero para nosotros el Mundial no empieza mañana sino cuando jugamos con Argentina en las Eliminatorias, y si Byron era elegible allí y entonces era elegible aquí también, no tengo ninguna duda. Ecuador siempre estuvo a derecho. Byron no tuvo un juicio, sino que tuvo dos: un juicio, una apelación, una sentencia, una confirmación de sentencia. En ese período de juicio abierto no lo citamos. Lo podía haber citado en junio para la Copa América pero lo cité en septiembre, para no correr riesgos, y con dos sentencias sobre la validez de su documento, ahí se terminó la discusión. Si ustedes hubiesen visto el dolor de Byron, del plantel, y del plantel por Byron, hoy Byron es una bandera y un motivo más, porque mañana Byron va a salir a la cancha con nosotros”.
Finalmente, Alfaro recordó “a aquel pibe de seis años, Lechuga, que en Rafaela dormía abrazado a una pelota” y dijo que “ese pibe, estará también mañana en el partido”.
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