Nadie podía augurar que Lionel Scaloni iba a ser el DT de la Selección Argentina en la Copa Mundial de la FIFA de Qatar 2022 cuando fue designado como entrenador interino en el ocaso de un año olvidable para la Albiceleste. El Mundial de Rusia 2018 fue traumático. La eliminación en octavos de final ante Francia (posteriormente campeón), tras una participación poco convincente en la fase de grupos, expuso las miserias de un cuerpo técnico que fracasó en su intento de desarrollar un modelo de juego efectivo y explotar el potencial de un grupo lleno de estrellas encabezado por Lionel Messi. Al término del torneo, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) rompió su vínculo contractual con Jorge Sampaoli y fue el propio Scaloni –quien se había unido a ese grupo de trabajo en 2016 para colaborar con ellos en el Sevilla FC– quien terminó como su reemplazante interino tras ganar el torneo de L’Alcudia con la Sub-20. En ese campeonato juvenil se vieron los primeros bocetos de su estilo de juego. Fue su primera experiencia como DT principal pero también su trampolín hacia su mayor anhelo: ser el director técnico de la selección argentina en la Copa del Mundo.
Lionel Scaloni puso fin a una carrera de futbolista que inició en Newell’s Old Boys en 1995 dos décadas después, en 2015, siendo jugador del Atalanta. Gran parte de su trayectoria deportiva se desarrolló en Europa, ya que emigró desde Estudiantes de La Plata al Deportivo La Coruña en 1997 y pasó posteriormente por equipos de Inglaterra, España e Italia. Tuvo muchos entrenadores de diferentes nacionalidades y filosofías futbolísticas, fue partícipe de una innumerable cantidad de entrenamientos en clubes de torneos de élite como La Liga, la Serie A y la Premier League, aunque el gran mentor de su etapa de jugador fue José Pekerman, a quien tuvo como entrenador cuando fue campeón del Mundial Sub-20 de Malasia 1997 y quien lo convocó para el Mundial de Alemania 2006. “Para mí es Dios”, dijo Scaloni al ser preguntado por Perkeman en septiembre de 2018, después de un amistoso que terminó 0-0 contra Colombia en New Jersey.
En ese torneo de L’Alcudia que derivó en la propuesta del Chiqui Tapia para dirigir a la Albiceleste, Lionel Scaloni tuvo como ayudante a Pablo Aimar, también discípulo de Perkeman desde la Sub-20 hasta la Selección mayor. “Fue un gran futbolista y como tal entiende el juego. Lo vive con pasión que es lo que yo más rescato. Esta etapa de los juveniles la está viviendo de una manera sorprendente porque trabajar con chicos de 14, 15 años no es fácil. Pero él está muy metido y busca mejorar cada día. Eso lo hace aún mejor. Yo creo que su aporte es buenísimo y estoy muy contento que de esté acá conmigo”, comentó Scaloni en una entrevista con Infobae durante ese certamen disputado en la provincia de Valencia (España), en un diálogo con Matías Palacios donde también expuso algunos de sus lineamientos futbolísticos: “Creo que lo más importante es saber que siempre hay un arco que defender, que es lo primero, y uno que atacar. Cuando uno recupera la pelota, hay que atacar (...) Pienso que lo importante es que el jugador sepa entender que cuando recupera la pelota, la recupera para atacar y no por la posesión en sí.”
Ya por esos años, Scaloni también se despegaba de los esquemas y sistemas tácticos para poner mayor énfasis en los roles. “Yo creo que las posiciones no son tan importantes sino ocupar ciertas zonas de la cancha. Yo siempre escucho 4-3-3, 4-5-1, 4-1-4-1 y si alguien me sabe identificar cuál es la diferencia entre uno y otro le daría un premio. Los sistemas son todos los mismos. La diferencia son los intérpretes”, explicó a Infobae en 2018. Con ese notable convencimiento de que necesitaba jugadores de perfiles específicos para construir un equipo dinámico y vertical, fue que hizo su desembarco en una selección argentina que inició su transformación.
En sus días como ayudante de Sampaoli en el proceso para el Mundial 2018, Scaloni aprovechó para obtener el carnet UEFA Pro –máximo título posible para un DT en el mundo–, disfrutar al máximo de ese reencuentro con el predio de la AFA en Ezeiza y recuperar ese sentido de pertenencia que le había inculcado José Pekerman. Su llegada a ese cuerpo técnico se gestó a través de la amistad que su padre Ángel tenía con el DT oriundo de Casilda, localidad que queda a 10 kilómetros de Pujato. Scaloni solamente había dirigido a chicos de entre 10 y 11 años en Mallorca pero su experiencia futbolística le permitió desarrollarse como analista y un colaborador muy cercano a los jugadores tanto en el Sevilla FC como posteriormente en la Selección. El despido de Sampaoli puso en jaque a su vínculo con la Albiceleste pero logró quedarse en la AFA en el área de juveniles y se ganó la oportunidad de encabezar el inicio de un nuevo proceso secundado por tres figuras reconocibles como Pablo Aimar, Roberto Ayala y Walter Samuel, otro alumno de Pekerman.
“No tengo predilección por un sistema (...) No creo que sea importante eso y sí ocupar todo el ancho de la cancha. Como cuerpo técnico nos damos cuenta de que el fútbol va camino a ser vertical; nos gusta eso, robar para llegar lo mas rápido posible al arco de enfrente, porque es cuando el rival está desacomodado. Hay muchísima calidad, hay que jugar al fútbol, pero como objetivo final tenemos que hacer gol y daño lo más rápido posible. Yo siempre me he fijado en el fútbol más directo, más vertical. Yo como defensor me di cuenta de que cuando estaba más desacomodado era cuando más daño me hacían, y creo que es el momento de hacerlo ahora como entrenador”, dijo Scaloni en agosto de 2018, durante la primera conferencia de prensa de un interinato que no fue tal porque se adueñó del puesto de DT como si su mandato no tuviera límites.
Hizo debutar a 24 jugadores en los 15 partidos que tuvo su ciclo entre los primeros amistosos y los compromisos de la Copa América 2019, donde solamente estuvieron 10 de los 23 jugadores que habían sido parte de la debacle en el Mundial de Rusia 2018: Armani, Tagliafico, Acuña, Kun Agüero, Messi, Di María, Otamendi, Lo Celso, Lautaro y Paulo Dybala. Excepto la Joya, todos estuvieron también en el renovado plantel de la Copa América del 2021, donde el grupo se amplió a 28 integrantes y sumó caras nuevas como Nahuel Molina, Cuti Romero y Dibu Martínez, jugadores que integraban la delegación por primera vez.
Sus convocatorias siempre tuvieron una gran variedad de perfiles pero principalmente jugadores con roce en la élite y poseedores de buena técnica individual. Incluso, más allá de sus cualidades bajo los tres palos, Dibu Martínez tiene un gran manejo de pelota con ambos pies y eso encaja a la perfección con la idea de comprometerse con la pelota. A lo largo de los partidos amistosos y los compromisos oficiales, Scaloni encontró a los intérpretes indicados para su modelo de juego pero también a los jugadores que más funcionales eran a Lionel Messi, capitán y emblema de la selección argentina.
“Hay que entender que un jugador no puede ganar solo todos los partidos. En eso hizo hincapié e insistió. Eso es lo que te permite ganar. El fútbol moderno se trata de esto y Scaloni lo supo entender muy bien (...) Supo elegir muy bien que jugadores tenía que tener Messi a su lado para ser el ‘Messi de Europa’. Ha puesto jugadores que estuvieron dispuestos a trabajar para él. No sé si es el que más jugo le sacó a Messi, es un jugador que a cualquier entrenador le hubiera gustado tener. Lo importante es que ha elegido gente que fuese a su estilo de juego”, analizó Javier Irureta, el DT que Scaloni tuvo cuando ganó varios títulos como jugador del Deportivo La Coruña de España, en una entrevista realizada con el programa Super Deportivo Radio de la emisora radio Villa Trinidad (Santa Fe) en julio de 2021, tras la consagración en la Copa América.
Fue durante la disputa de las ediciones 2019 y 2021 de este torneo continental que se concretó la construcción de La Scaloneta, un equipo con la capacidad de mutar de sistema según en qué fase se encuentre el juego. Lo más habitual es ver a los jugadores colocarse 4-3-3 en posesión y pasar a un 4-4-2 tras la pérdida, aunque la estructura ha ganado fluidez con el correr de los partidos y los automatismos colectivos comenzaron a ser ejecutados cada vez con mayor naturalidad. A Scaloni siempre le ha gustado el protagonismo e imponer condiciones, dominar la posesión y las transiciones rápidas. Aunque el tiempo le demostró que iba a conseguir un funcionamiento más efectivo si construía sus ataques con paciencia. “Cuando asumimos, el perfil de jugador que convocábamos era un perfil bastante vertical. Más allá de que teníamos jugadores de buen pie, intentábamos ser verticales y con el correr de los partidos, y en vista de los jugadores que destacaban, nos dimos cuenta de que tal vez había que dar un cambio y poner jugadores de buen pie, que jueguen todos bien y que eso iba a llevar a que todos jueguen mejor. Eso fue lo que fuimos mutando. En algún momento también hemos cambiado el sistema táctico, aunque no es realmente importante, en algún momento puede que tengas que cambiar. Nunca tuvimos problema en hacerlo y creo que es una obligación cuando el rival te está sometiendo o cuando tenés que ir a buscarlo”, reconoció el DT en su diálogo con el podcast La Selecta de Spotify.
La salida desde atrás se ha convertido en uno de los sellos distintivos. El posicionamiento de sus zagueros, la profundidad de los laterales y la astucia de sus mediocentros le dan versatilidad a la hora de construir el juego, independientemente del nivel de presión que pueda ejercer el rival. Una vez que se instala en campo rival, mediocampistas y atacantes se agrupan en los carriles internos y los laterales dan apoyo con su amplitud por las bandas. Por talento individual y capacidad creativa, sus jugadores siempre han sido una amenaza, aunque la consecución de partidos ha colaborado para incorporar cada vez más recursos para generar peligro.
Defensivamente, Scaloni elige ser proactivo para recuperar la pelota y encontrar a su oponente descompensado. Lo más habitual es que sus pupilos orienten la salida del rival hacia afuera para luego saltar con más agresividad para robar la pelota. La recuperación tras la pérdida es una de las herramientas más importantes dentro de su plan estratégico porque le permite seguir atacando y evitar las réplicas. Si la dinámica del partido lo lleva a retrasar su bloque defensivo, los futbolistas siempre intentan mantener la intensidad de las persecuciones individuales para hacerse del balón lo más rápido posible.
Scaloni siempre fue un elemento positivo para cualquier grupo, uno de esos jugadores que motivaba a sus compañeros con las palabras correctas en los momentos justos, y ha logrado convertir esa virtud en uno de los pilares de su modelo de gestión como líder de grupo. “Es una persona muy cercana. Habla muchísimo con el jugador, intenta estar siempre para lo que sea. Una persona que lo vive muchísimo, se nota que trabaja por y para el fútbol, le encanta lo que hace. Sufre muchísimo los partidos. Se merece todo lo que vivió él también, porque no fue fácil el proceso que le tocó agarrar. Y él fue el que armó todo esto”, dijo Lionel Messi en su entrevista En Primera Persona para Star +.
El propio Lionel Scaloni ha insistido recientemente en que uno de los aspectos más vitales para el desarrollo de un modelo de juego es la cohesión grupal y el convencimiento del plantel. “Que el jugador te crea, es más importante que el sistema táctico y la estrategia. Es importante que el jugador salga a la cancha convencido de lo que le dice el entrenador. Se hace más fácil cuando todos reman para el mismo lado y tienen una idea clara”, valoró en su entrevista con La Selecta en agosto de este año. Nadie podía augurar que bajo su mandato, que inició con un contrato como interino pero ahora todo indica que se extenderá hasta 2026, la selección argentina iba a romper con una sequía de 28 años sin trofeos –conquistó la Copa América y la Finalissima ante Italia– e iba a llegar a la cita mundialista en Qatar con un invicto de 36 partidos. Una racha que se ha conseguido al tiempo que la Albiceleste recuperó su identidad. La Scaloneta es el fiel reflejo del cerebro de un DT con conceptos e ideas modernas que ponen al equipo a la altura de cualquier rival de cara al próximo Mundial.
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