(Desde Qatar) Después de muchas idas y vueltas, después de las polémicas que se generaron en las últimas horas, alguien me dijo en la concentración argentina: “Pasó lo que debía pasar”. Ya no habrá más novedades. Por lo menos de aquellas que tienen que ver con los trastornos que generaron los cambios de último momento en la lista de buena fe de la selección argentina.
Me gusta más la segunda modificación con el ingreso de Thiago Almada. Entendiendo que la segunda es forzada y la primera fue elegida llamaría un poco la atención lo que les digo, pero me parece que el equipo tiene más opciones, más variantes con un jugador que va hacía adelante y es gambeteador como (Ángel) Correa. Y lo propio con Almada, quien puede asociarse perfectamente en la mitad de la cancha con otros jugadores. Pero vayamos a la génesis de los cambios, a los motivos por los cuales se originaron estas dificultades. Tienen que ver con un técnico creyendo en sus jugadores. Scaloni confió en lo que le decían.
Recordemos que este Mundial es atípico. La actividad terminó solamente una semana antes del inicio de la Copa del Mundo. Por ejemplo, eso pasó con la selección argentina y los jugadores que juegan en Francia como Messi. Entonces, aquí más que nunca tenía que confiar plenamente en lo que le devolvían los jugadores.
Nicolás González hacía mucho tiempo que no jugaba en la Fiorentina. Joaquín Correa arrastraba una dificultad en el tendón de Aquiles desde el Inter de Milán. Aquí, Scaloni veía reducidas sus posibilidades a la hora de consultar a los jugadores y confiar en la devolución que ellos le daban. Normalmente, las Copas del Mundo, al jugarse cuando los futbolistas estaban de vacaciones, le dejan a los técnicos un mínimo de 20 a 30 días para prepararse, juntarse, evaluar, analizar y, en todo caso, decidir la renovación o la modificación de la lista de buena fe. No es el caso.
Entonces, el técnico debía confiar más que nunca en la devolución que le daban los jugadores. Ahora, yo creo que hay una falla de Scaloni por confiar mucho en los futbolistas y por terminar eligiendo a aquellos en lo que más confianza tenía, con los que ha recorrido estos cuatro años de proyecto. Creo que le terminó jugando una pasada emocional, un mal trago, dándole la posibilidad a aquellos que venían mal pisados como Nico González, Joaquín Correa, el propio Paulo Dybala y Marcos Acuña, pero que son jugadores de su riñón, que él confía plenamente.
Esto no significa que no lo haga en Ángel Correa, pero en un momento hay que hacer el corte y elegir los 26. Ahí falló Scaloni, en no haber ido a Italia a juntarse con Correa en Milán, con Dybala en Roma, con Nico González en Florencia y verlos cara a cara para preguntarles: “¿Estás bien?”.
Me cuentan que el técnico no veía del todo bien a los jugadores en las prácticas, y tampoco en el amistoso de Abu Dhabi. Por eso, manifestó lo que dijo en plena conferencia de prensa una vez que terminó el partido frente a los Emiratos Árabes Unidos, donde invoca y recurre a la fibra íntima del futbolista invitándole a que le diga la verdad.
Somos grandecitos y el Mundial hay que encararlo al 100% de las posibilidades dijo Scaloni. Allí, todos nos sorprendimos porque es el técnico el que nos permite introducirnos en un juego donde la puerta estaba cerrada y, de repente, nos deja una hendija para que empecemos a indagar. Al otro día, algunos de estos jugadores que finalmente fue removido de la lista se acercó al entrenador con mucho tino y coraje y le dijo: “Lionel, no estoy. Gringo, no estoy como tengo que estar”. Esto generó me parece que otro futbolista también se acerque y reconozca que no estaba al 100% de sus facultades físicas.
Poniéndonos del lado del jugador, es realmente muy difícil reconocer que uno no está apto, que no está bien, que no está al 100% cuando está a tres días de jugar lo máximo que soñó desde que era un chiquilín y pateaba las calles de su barrio, pueblo o ciudad: jugar una Copa del Mundo.
Por suerte para la Argentina, estarán 26 jugadores sanos. El Cuti Romero y Acuña arrastran una dificultad y Lautaro Martínez tenía una sobrecarga muscular, pero están convencidos en el cuerpo técnico que el caso de estos tres futbolistas es absolutamente subsanable y que van a estar en buenas condiciones para el Mundial.
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